El pasado 14 de agosto tuvo lugar el evento titulado: “Diálogo en torno a la educación y la filosofía” en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (FFyL), como parte del seminario de Metafísica que se imparte en esta facultad.
La mesa coordinadora del diálogo, estuvo compuesta por tres académicos de la facultad y un miembro del Observatorio Filosófico de México. Al inicio, Guillermo Hurtado explicó que el evento estaba motivado por la discusión que se está dando en las cámaras del Congreso de la Unión sobre una probable modificación del artículo tercero constitucional.
Esta modificación contemplaría un agregado que estipularía el derecho a la enseñanza de las humanidades, en particular de la filosofía, en todos los niveles de educación de México.
También explicó que la iniciativa impulsada por el Observatorio surgió como una respuesta a los ataques que por años vienen enfrentando las humanidades en las reformas educativas del país. Como fue el caso de la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) en enero del 2008, la cual fue impulsada por el gobierno de Felipe Calderón que, entre otros fines, buscaba eliminar la instrucción humanista de los bachilleratos del país.
La actual aprobación del agregado al artículo tercero implicaría, según las palabras de los expositores, “una oportunidad, a la par de una responsabilidad, para los colegios de filosofía, en particular el de la Facultad de Filosofía y Letras.”
A lo largo del diálogo hubo participaciones de la mesa coordinadora, pero también hubo gran participación del público asistente. Ente otras cuestiones, se plantearon las siguientes consideraciones:
Se explicó que los intentos por parte de los gobiernos y los sectores dominantes para acabar con la filosofía es una cuestión que se ha buscado de manera histórica, debido a su importancia crítica. Estos intentos no sólo se traducirían en un sesgo académico, sino también representaría un intento de sesgar una forma de vida, pues el quehacer filosófico también supone una forma de vivir y actuar en el mundo.
El logro conquistado por el Observatorio, de detener la exclusión de la filosofía y de su incorporación a la constitución, representará una gran responsabilidad y obligación profesional para los filósofos. Además, interpelará a las academias para dar respuesta a la gran demanda de profesionales de la filosofía que requerirán las escuelas del país.
También se discutió que entre los retos que se le presentan a la llamada comunidad filosófica están:
La divulgación del quehacer filosófico. La enseñanza de la filosofía tendrá que superar los espacios tradicionales de formación, sacar la filosofía a las calles y regresarla a la plaza pública, lugar donde se le vio nacer.
Una necesaria autocrítica de las academias. Se requerirá poner a discusión la labor de los filósofos que han propiciado que, frente a los ataques de las autoridades, la sociedad civil se indigne poco o nada frente a la eliminación de una disciplina tan relevante como ésta.
De esta autocrítica se tendría que dimensionar qué tipo de formación se ha impartido en las Universidades que ha cooperado a que la intervención en los problemas de la sociedad por parte de los filósofos sea escasa o, en los casos en los que sí se impulsan espacios, poco visible.
Una duda que atravesó el diálogo fue el quiénes serían los responsables de impartir estas temáticas y los riesgos que se podrían presentar. Desde el mal llamado “coaching filosófico” hasta la posible oportunidad de los gobiernos para hacer ideología, son posibles deformaciones que se tendrían que evitar.
Además, a esto se agrega la cuestión de la relación que se tendría que establecer con otras disciplinas, como la pedagogía. Relación que se debe contemplar para la enseñanza de la filosofía, así como la propia interpelación de las nuevas tecnologías.
Se abordó la necesidad de construir una organización política que se apueste a luchar por garantizar las condiciones para la formación de filósofos. Una organización que, a la vez, brinde la posibilidad de conquistar un posible aumento de universidades hasta la reestructuración de los organismos que evalúan y deciden el rumbo del quehacer filosófico.
De ahí que entre las propuestas que buscan enfrentar estas responsabilidades está la de construir una asamblea política de filosofía y un movimiento nacional que se disponga a conquistar la voluntad política para hacer cara al reto y que se apueste a tomar decisiones.
La cuestión es que para construir esto se tiene que hacer una critica profunda al régimen académico actual. Un régimen que muchas veces utiliza criterios "cientificistas", vale decir neoliberales, y que a todas luces posee una estructura vertical, para evaluar una práctica que debe ser radicalmente opuesta.
Como conclusión del diálogo, por parte de la mesa se hizo énfasis en la gran oportunidad que esta medida representa para hacer del dominio público el quehacer filosófico, y aumentar el interés de los jóvenes en esta disciplina, como está pasando en países como Argentina y España.
Quienes redactamos esta nota nos sumamos al llamado de sacar la filosofía de las aulas y llevarla a las calles. Para que el ejercicio filosófico conquiste una praxis que ponga nuestros conocimientos al servicio de la transformación de esta sociedad.
Pensamos que la Tesis 11 de Marx sobre Feuerbach hoy adquiere más vigencia: “Los filósofos sólo han interpretado el mundo de distintas maneras; de lo que se trata es de transformarlo”.