El secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj, y el ministro de Defensa Oscar “el Milico” Aguad, en un capítulo más de su activa militancia contra la lucha contra los crímenes del terrorismo de estado, participaron en un acto del Ejército de reconocimiento como “héroes” a una decena de militares.
El acto se realizó este miércoles en la Facultad de Ingeniería del Ejército, donde se impuso el nombre de Argentino del Valle Larrabure al laboratorio de química, al cumplirse 44 años de la muerte del militar.
El acto lo encabezó nada menos que el jefe del Ejército, teniente general Claudio Pasqualini, quien en mayo pasado negó las torturas sufridas por los combatientes de Malvinas en plena dictadura.
El homenajeado principal fue Larrabure, muerto en agosto de 1975 tras permanecer un año secuestrado por el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). La familia de este militar había solicitado reabrir la causa a fin de que el caso fuera juzgado como un “delito de lesa humanidad”.
Sin embargo, el pedido fue rechazado por la Cámara Federal de la ciudad de Rosario, por no tratarse de “un ataque generalizado o sistemático contra la población civil en el marco de una política de Estado o de una organización con apoyo estatal”. En diciembre del año pasado la Cámara Federal de Casación ratificó esa negativa.
No es casual que hayan elegido el caso de Larrabure. Su muerte fue uno de los argumentos usados por las Fuerzas Armadas para generar cohesión interna y social para dar el golpe del 24 de marzo de 1976.
La versión oficial del Ejército fue que Larrabure fue torturado y asesinado, sin embargo, la causa judicial de aquel momento no habla de tormentos ni de asesinato, y las investigaciones históricas señalan que el militar se ahorcó en su lugar de detención para evitar que sus conocimientos sobre explosivos lleguen a las organizaciones armadas.
Avruj y Aguad: los dos demonios
Ambos son integrantes del Gobierno que intentó echar por tierra años de lucha y conciencia colectiva sobre lo que significó el genocidio en Argentina, avalando el 2x1 para los genocidas, negando las cifras de desaparecidos y descalificando a los organismos de derechos humanos, entre otras provocaciones.
El macrismo nunca ocultó su visión respecto al genocidio, intentando negar lo ocurrido durante el terrorismo de estado poniendo en duda a los y las 30.000 desaparecidos.
Esta vez con esta teoría de los dos demonios recargada, busca igualar a las víctimas del genocidio con las bajas de las Fuerzas Armadas en el marco de la lucha armada que algunas organizaciones políticas llevaron a cabo durante la década de 1970.
Para que no queden dudas de sus intenciones, al terminar el homenaje, Avruj difundió su participación en su cuenta de Twitter. “La historia debe ser contada siempre sin falsas ni tendenciosas interpretaciones. Lograr el encuentro de los argentinos nos exige aprender las lecciones de nuestra historia para honrar el valor de la vida, recordar a todos nuestros muertos y acompañar a las familias en su dolor ante el silencio de tantos años”, afirmó el secretario de Derechos Humanos.
Vale recordar que en 2016 Avruj se reunió en la Ex ESMA, uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio y maternidad clandestina más grandes del país, con integrantes del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), una asociación integrada por familiares de militares que defiende a los perpetradores del terrorismo de Estado.
El mes pasado, el mismo secretario defendió un proyecto presentado en el Congreso para otorgar un reconocimiento económico a los familiares de los militares caídos por ataques guerrilleros en períodos democráticos.
Todas las acciones del macrismo en el Gobierno respecto a este tema fueron siempre tendientes a derechizar aún más la nefasta Teoría de los Dos Demonios.
A donde vayan, los iremos a buscar
Todos los intentos de "reconciliación" e impunidad, de instalar teorías que nieguen el genocidio han fracasado. La lucha por el juicio y castigo en cárcel común para todos los genocidas, militares, empresarios, miembros de la iglesia y de todos los que fueron parte, es una demanda y una lucha colectiva. A donde vayan los iremos a buscar.
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