Seguramente más de un desprevenido se habrá sorprendido al leer la edición de este viernes 23 de agosto del diario Clarín. Apenas con una primera mirada podía notarse la trascendencia que “la corpo” le daba a la participación del candidato del Frente de Todos en el seminario Democracia y Desarrollo, organizado en el Malba. Del total de las ocho páginas dedicadas al evento, dos fueron destinadas por completo a reflejar la visión de Alberto Fernández sobre la situación actual, con un tratamiento más que amigable para el virtual presidente post PASO. El mandatario saliente y el expresidente brasilero Fernando Henrique Cardoso completaban la cobertura.
Más se habrán sorprendido al notar que quienes escuchaban gustosos los discursos en el Malba eran nada más ni nada menos que los principales capos del empresariado “nacional”: el cafetero Martín Cabrales, Luis Betnaza (Techint), Rubén Cherñajovsky (Newsan) y Eduardo Elsztain (IRSA), entre otros personajes ilustres. Alfredo Coto, envuelto en un escándalo durante las últimas horas por el asesinato a golpes de Vicente Ferrer en una de sus sucursales, también se hizo un tiempito para poder asistir.
El famoso círculo rojo comienza a acostumbrarse a la idea de Alberto presidente y desfila para escuchar al Fernández moderado, mientras destaca su “racionalidad” y su discurso “antigrieta”. Por estas horas son decenas los que siguen el camino de Marcos Galperín, el CEO de Mercado Libre, quién rápidamente hizo el duelo frente a la derrota del macrismo y fue corriendo a reunirse con quien será su sucesor.
Bailando al compás de Clarín
Desde que Alberto Fernández fue elegido como candidato, el mensaje hacia la gran corporación mediática tuvo un contraste muy grande con el enfrentamiento público que mantuvieron durante los últimos años de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. El mismo 18 de mayo, cuando la candidatura del exjefe de Gabinete fue anunciada, Máximo Kirchner llamaba a “no dejar más afuera a los grandes medios de comunicación”. Un día después, el mismo Alberto Fernández aseguraba: “Se terminó la guerra con Clarín, confío en ir limando asperezas”.
La postal que este jueves pudo verse en el Malba fue mucho más que un encuentro para limar asperezas. La actitud conciliadora y la búsqueda de aprobación de Fernández frente a buena parte de los dueños de la Argentina, anticipa quienes serán los que impondrán condiciones en su futuro gobierno.
Entre sus declaraciones más relevantes, sin duda se encuentra la definición acerca de qué hacer frente a la crisis de deuda que atraviesa el país. “El fantasma del default, alentado por el Gobierno, es un error. Nosotros no estamos pensando en un default. Lo que tiene que ver Argentina es cómo conseguir los dólares para pagar esta deuda, eso es lo más importante" aseguró Fernández. Y completó: "Nadie puede plantear seriamente una quita, porque es una deuda contraída hace dos años por un gobierno democrático. Esta deuda contraída por Macri hay que pagarla sin quita". Música para los oídos del gran capital y los especuladores, que escuchaban entusiasmados el compromiso público del futuro presidente que ni siquiera propone investigar o auditar una deuda que fue destinada a financiar la fuga de capitales y que deja una grave crisis económica, con millones de nuevas personas sumergidas en la pobreza.
El “balance” de Clarín sobre el encuentro es altamente positivo. No sólo puede rastrearse en las páginas dedicadas a la cobertura del seminario, sino también en las líneas escritas por Ricardo Kirschbaum, uno de los editores del diario. En su artículo titulado Excepción que debiera ser la regla , Kirschbaum sostiene: “El ganador de las PASO aceptó la invitación, sin especular si le convenía o no asistir, y se prestó al reportaje público en un ciclo organizado por un diario y un grupo que ha sido estigmatizado y combatido durante la gestión de su actual compañera de fórmula. Fue un gesto de Fernández que hay que destacar mucho y que está en sintonía con las promesas que hizo enfáticamente: si llega a la Casa Rosada, no volverán a repetirse conductas agresivas con medios y periodistas. Esperamos que esas promesas se cumplan”. Una especie de advertencia pública de parte de quienes sienten que es el momento para marcar la cancha e imponer condiciones frente a un candidato que busca congraciarse con los poderosos en cada oportunidad que ha tenido para hacerlo.
La transición y la figura de Henrique Cardoso
Hace mucho tiempo ya que la transición presidencial brasilera ocurrida en el año 2002 entre el derechista Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inácio Lula Da Silva es presentada como un modelo a seguir. Pese a las diferencias entre ambos, siempre se destacó que la misma fue “un ejemplo al mundo”, como incluso llegó a definirla el propio Lula Da Silva años más tarde. La misma es reivindicada por los partidos tradicionales como un acto realizado para “fortalecer a las instituciones” que, en medio de una importante crisis económica y devaluación del real, buscaban escapar a toda costa del fantasma de diciembre del 2001 que venía desde Argentina. Para la burguesía brasileña, aquella transición comandada por Cardoso fue una necesidad, y es por eso que su ejemplo es tan reivindicado en cada oportunidad que se presenta.
La presencia del derechista Henrique Cardoso en el seminario de Democracia y Desarrollo de Clarín, no es más que la legitimación de la figura que supo dirigir aquella transición en el vecino país y garantizar la gobernabilidad en un contexto crítico a nivel regional. Reivindicación que, en el contexto de crisis actual que atraviesa Argentina, no es más que un llamado a fortalecer aún más el pacto de gobernabilidad que ya existe de hecho entre Macri y Alberto Fernández, y garantizar una transición ordenada.
Para despejar cualquier duda al respecto, Fernández pidió “terminar con la idea de que las transiciones son difíciles” y “sacarle todo componente dramático al traspaso”. Henrique Cardoso fortaleció esa idea cuando destacó que “el ejercicio de la presidencia requiere poner al margen la visión partidista” e insistió con la figura del presidente como “moderador” que debe “escuchar al otro”.
El resultado de las PASO dejó en claro que la salida de Macri ya está en marcha y que Alberto Fernández ya se prepara para reemplazarlo. Pero en las actuales condiciones de la economía nacional e internacional, una transición ordenada como la propuesta es bailar al compás de los pactos de gobernabilidad que sólo garantizan más ajuste. Que la misma se discuta frente a los principales representantes de la burguesía nacional, con la presencia de Henrique Cardoso y bajo la batuta de Clarín, no hace más que confirmarlo. |