Las protestas feministas del 12 y 16 de agosto contra la violencia policial en CDMX, donde miles de mujeres salimos a las calles, alcanzaron el foco de la prensa internacional. Esta situación, junto con el enorme repudio por la impunidad del gobierno de Claudia Sheinbaum y la política de criminalización a la protesta feminista, obligó a las autoridades a sentarse a dialogar con un grupo de feministas.
Ser mujer policía no quita ser represora
Después de criminalizar la protesta feminista y calificarla como una "provocación", la Jefa de Gobierno se sentó a dialogar con un pequeño grupo feministas institucionales que no representan al conjunto del movimiento y todas sus posturas.
En cuestión de días, brincamos de poder cuestionar a las instituciones y señalar la responsabilidad del sistema capitalista y patriarcal a aceptar la ayuda del Estado bajo una máscara de perspectiva de género.
Es menester resaltar el potencial que puede tener el movimiento de mujeres ahora que comenzó a cuestionar a las instituciones del Estado.
Así, antes de que la rabia se profundice políticamente, buscan por la vía institucional y dentro del marco legal del mismo sistema patriarcal —que permite y legitima la violencia estructural contra las mujeres, la juventud y los trabajadores—, el gobierno de Sheinbaum, el MORENA y la Cuarta Transformación (4T) pretende cortar con la crítica a las instituciones para evitar que escale hasta cuestionar al mismo Estado, y por ello, la “solución” que ofrecen es capacitación con perspectiva de género a policías y militares. Así, la autoridad avanza dos casillas en el tablero: desvía el descontento social y de miles de mujeres y da continuidad a su política de seguridad y militarización de la ciudad.
La violencia estructural que nos arranca a 9 mujeres todos los días a manos de la violencia patriarcal y capitalista no acabará gracias a la buena voluntad del gobierno que la promueve y nada mejorará para nosotras con la capacitación de la policía. Ya lo vimos en otros países: el gobierno chileno criminaliza y persigue estudiantes, movimientos sociales, trabajadores, mapuches, mujeres y pobladores; en Argentina, un policía mató a un hombre por "entorpecer el tránsito"; en Brasil, y en otras partes del mundo, el capital y sus agentes creen que todo lo que existe es poseíble para convertirlo en una fuente de ingresos.
Bolsonaro y los agroempresarios son capaces de quemar y devastar la Amazonía con tal de avanzar con sus planes y negocios. En México policías violan a menores de edad y el gobierno de la 4T los privilegia de impunidad.
Pero así como la derecha quiere imponerse sobre nuestras vidas, en Chile, Brasil, Argentina, México, así como en otros países, las mujeres van a la vanguardia en la lucha de clases. Por eso decimos que no es cuestión de "buenos" o "malos" policías, ni falta de "capacitación", sino del carácter represivo de las instituciones al servicio de este sistema.
La política represiva de la burguesía es internacional, nuestra organización no puede ser menor, nuestra rabia debe trascender las fronteras y exigir la disolución efectiva de todos los cuerpos represivos del Estado. Es cuestión de clase, la policía nunca nos ha cuidado, están para proteger la propiedad privada.
La comunera parisina Louise Michel decía: “cuidado con las mujeres cuando se sienten asqueadas de todo lo que las rodea y se sublevan contra el viejo mundo. Ese día nacerá el nuevo mundo”. En ese sentido, los métodos radicales tienen que ser acompañados de un programa político radical y un norte estratégico claro.
¡Organicemos la rabia!
¿Qué sigue para el movimiento de mujeres después de la rabia que desbordamos en las calles?. Cuando decimos que la "revolución será feminista o no será", es porque las legítimas demandas del movimiento feminista internacional están siendo una punta de lanza. No hay que perder de vista quién es el enemigo: nuestra lucha es de hombres y mujeres contra el Estado capitalista y el patriarcal. La lucha es del conjunto del proletariado, las mujeres, la juventud y los oprimidos contra la burguesía y la clase dominante.
Lo que necesitamos para imponer nuestras demandas más sentidas es un enorme movimiento de mujeres independiente, anticapitalista, revolucionario y combativo que, junto con la juventud y los trabajadores, se apueste a darle la vuelta a todo desde la raíz: hiriendo de muerte al capitalismo y construyendo sobre sus escombros una sociedad infinitamente superior, donde no tengamos que pedir lo que por derecho nos corresponde.
A las mujeres nunca nos han regalado nada, los derechos los hemos conquistado en las calles y organizadas. Para vencer necesitamos, además, reconocer al sujeto revolucionario que acabará con el capitalismo y necesitamos también construir el partido que lo constituya con una dirección revolucionaria e independiente a las autoridades.
Las violaciones a mujeres en Ciudad de México no responden a “fallas” en las instituciones; la policía, los militares y el ejército son instituciones naturalmente represivas y permiten que los intereses de la clase dominante se impongan sobre el descontento de las masas. Si para su preservación la burguesía tiene que reprimir y oprimir a mujeres y millones, lo va a hacer. Y si la opresión incluye tortura sexual para aleccionar, también lo hará. Recordemos que en 2006, en Atenco, policías violaron a las mujeres por protestar; recordemos a las maestras en Guerrero violadas por oponerse a la reforma educativa.
Recordemos también las declaraciones del gobernador panista de Chihuahua cuando lo cuestionaron por los feminicidios en Ciudad Juárez: culpó a las mujeres por los asesinatos y colocó al feminicidio como un castigo aleccionador para las mujeres que transgredían los roles de género.
Las mujeres no podemos poner ninguna confianza en la policía, la Guardia Nacional y las instituciones represivas del Estado capitalista y patriarcal a cargo del MORENA y Claudia Sheinbaum. Tenemos que organizarnos en clave independiente en nuestros barrios, escuelas y centros de trabajo.
¡Hoy más que nunca debemos organizar la rabia que expresamos en las calles, para exigir como un solo puño, no sólo el pan, sino también las rosas!
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