Santiago Olivera fue nombrado por Jorge Bergoglio en abril de 2017 como obispo castrense, cargo que ejerce desde junio de ese año y por el que el estado le paga una remuneración equivalente a la de un subsecretario de estado, hoy superior a los $ 200.000. Nada mal.
Este militante de la Teoría de los Dos Demonios tiene una vasta trayectoria en defensa de los genocidas. En la carta que sus colegas defensores del terrorismo de estado publicaron el pasado domingo 25 de agosto afirma: "Quiera Dios que nuestro país se encamine hacia la justicia en la verdad histórica”.
En su carta, el obispo citó el artículo publicado el 21 de agosto por el periodista Mariano de Vedia, que con el título “El Ejército y el Gobierno rindieron homenaje a militares caídos en ataques guerrilleros”, señaló: "Con el aval explícito del Gobierno , el Ejército reivindicó y reconoció su condición de ‘héroes’ a militares que ofrendaron sus vidas y murieron en ataques de organizaciones de guerrilleros durante la vigencia de gobiernos democráticos”. Al respecto, el obispo sugirió que este reconocimiento debería ser una política de Estado.
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Para que no queden dudas de su intención, el obispo señaló: "Gracias a los que trabajan y actúan en esta dirección. En estos nombres agradezco a muchos: a Presidencia, al ministro de Defensa, al secretario de Derechos Humanos y Pluralidad Cultural, al teniente general Claudio Pascualini, a la doctora Victoria Villarruel de Celtyv". El Celtyv es nada más y nada menos que el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), que defiende a genocidas, del cual la abogada Victoria Villarruel, es su presidenta.
PRO Genocida, PRO impunidad
La designación de Olivera fue rechazada por decenas de organismos de derechos humanos, sobrevivientes y familiares. Por medio de una carta más de 85 organizaciones sociales y de derechos humanos le hicieron saber al recién asumido obispo castrense que “asume un obispado con una deuda histórica pendiente: admitir la responsabilidad institucional que tuvo en el surgimiento, sostén y reproducción del terrorismo de Estado en Argentina. La jerarquía católica que Ud. integra, continúa eludiendo su responsabilidad en el genocidio, y en sus discursos y escritos, jamás ha hecho mención alguna de la actuación del obispado castrense”.
Razones no les faltaban para rechazar la designación del Papa de este férreo defensor de la Teoría de los Dos Demonios. A poco de asumir Olivera pidió “la reconciliación mirando para adelante” al tiempo que se mostró “de acuerdo” con que se otorgue la prisión domiciliaria a mayores de 70 años, condenados por delitos de lesa humanidad por los crímenes cometidos en la última dictadura militar. Es decir, a favor de la impunidad.
El monseñor, no sólo pregona la defensa de la prisión domiciliaria para genocidas. Ante el crimen de estado de Santiago Maldonado defendió la versión del macrismo, señalando: "me parece muy poco creíble pensar que 40 gendarmes se pongan de acuerdo para ocultar y que se continúe sin saber dónde está Santiago Maldonado”. El cinismo eclesiástico está muy bien encarnado por Olivera.
La verdad completa, la completa impunidad
La "verdad completa" en que la que tanto insisten los defensores de la dictadura y de los genocidas, es un apuesta a instalar la “teoría” de los dos demonios que impuso el gobierno de Raúl Alfonsín. Esta “teoría” (política) igualaba el accionar de las organizaciones armadas con el terrorismo de Estado, reduciendo el genocidio a una guerra entre bandos beligerantes, ocultado que el golpe tenía como objetivo liquidar a todos los activistas y referentes obreros antiburocráticos y los cuerpos de delegados que enfrentaban al peronismo en el poder. |