Este fin de semana se realizó la cumbre imperial del “Grupo de los 7” -foro que reúne a los líderes de Alemania, Canadá, Francia, Estados Unidos, Italia, India y Japón, además de la Unión Europea- en Francia. Dicho encuentro entre potencias estuvo atravesado por la emergencia ambiental desatada tras los incendios en la selva Amazónica, imagen viva de la barbarie capitalista auspiciada por el Gobierno del ultraderechista Bolsonaro.
A la instancia se sumó Sebastián Piñera en su calidad de presidente del Prosur, organización que representa a todos los países de la región alineados con el Gobierno de los Estados Unidos, reafirmando su compromiso como vasallo del imperialismo en la región. Destacando por su rol de “coordinación de los esfuerzos” internacionales para “apoyar el combate” a los incendios en la Amazonía.
Con el propósito de transmitir los intereses del empresariado regional ante las potencias, se posicionó en favor de limitar cualquier apoyo a la reforestación en base a la defensa de la soberanía de los empresarios agropecuarios de los países afectados por el incendio sobre las ganancias producidas por la brutal explotación del Amazonas. Tras reunirse con Angela Merkel, Canciller alemana; Macron, presidente francés y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se acordó que Piñera será el “coordinador” de los gobiernos ante el G7, en miras a una Asamblea General de la ONU que se realizará en septiembre sobre cómo organizar el “apoyo ambiental” internacional ante la catástrofe.
Si durante el verano, al intento de golpe en Venezuela le llamaban “ayuda humanitaria”, hoy buscan profundizar la explotación de la Amazonía y su reparto entre las potencias mundiales o los capitalistas locales en nombre de la “ayuda ambiental” y Sebastián Piñera es su agente destacado en dicha operación. |