Ya van 29 muertos por la masacre en uno de los estados con más fosas clandestinas de México. La militarización es una pesadilla que sólo trae más violencia.
La masacre en el bar “Caballo Blanco” exhibe la continuidad de los nexos entre el crimen organizado, altos funcionarios y uniformados. El despliegue de la Guardia Nacional en Veracruz –un estado que décadas atrás brillaba por sus sones, sus jaranas, sus sabores y la calidez de su pueblo- no le hace mella a la disputa por la plaza entre los cárteles del narcotráfico.
Una de las personas fallecidas fue Xóchitl Nayeli Irineo Gómez, una joven bailarina de 24 años, con dos niños pequeños. Otra fue Rocío González, de 53, que limpiaba el local. Las otras víctimas de la masacre son María Del Carmen Segovia Padua, Ulises Ramos Jiménez, Israel Vázquez Alejandro, Marco Antonio López García, Osuky Rodríguez Pacheco, Nathaniell Apolot Alidan, Felipe Daniel Cortés Ávalos, Carlos Alberto Vichel Arreola, Oscar Pérez Soto, Israel Morales López, Yurai Antonio Villena, Habid Ojeda Sierra, Iván Gomez Ruiz, Alonso Carreón Solís, Bryan Varrón Garano, María José Pulido De La Cruz, Sugeidy Vázquez Loreto, Víctor Osmar Pinzón Contreras, Pedro Ricardo García López, Valeria Valencia Martínez, Suleyma Hernández Sánchez, Erick Hernández Enríquez y Antonio de Jesús Pola Sandante, Pedro Cruz Vázquez e Israel Zacarías Robles.
No son cifras anónimas de las estadísticas infames. Tenían nombres, tenían sueños, tenían penas, tenían seres queridos que hoy los lloran.
De acuerdo con la versión del gobernador Cuitláhuac García, Ricardo Romero, alias La Loca, y señalado como jefe operativo del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que se disputa la plaza con Los Zetas, sería el responsable. Acusa el gobernador veracruzano del Morena que la fiscalía estatal lo dejó libre dos veces. Responde esa institución que no, que fue la fiscalía federal de la república –recientemente creada por el gobierno de López Obrador.
Según distintos medios, otra línea de investigación es que Agustín Ronzón, quien sería el dueño del bar, fue el blanco del ataque. Pero de acuerdo con sus familiares Ronzón y su amigo Josimar Río fueron aprehendidos por la policía estatal y los desaparecieron en la noche del sábado 24 de agosto. La trama de sangre avanza: circuló un video que muestra su decapitación, supuestamente el motivo sería que se pasaron de un cártel a otro.
"Es un secreto a voces que hay gente del Gobierno y policías aliados con el narco, que padecemos la violencia en carne propia", señaló en entrevista a un medio extranjero el familiar de una persona fallecida. Mientras tanto, la violencia se extiende.
Veracruz, tierra de impunidad
Los últimos gobernantes fueron Javier Duarte, del PRI; Miguel Ángel Yunes, del PAN –los dos primeros fieles aplicadores de las reformas estructurales de Peña Nieto y acusados de corrupción y desfalco- y es ahora Cuitláhuac García, del Morena.
Es el estado donde la policía acribilló a las adolescentes Grecia y Nefertiti Camacho Martínez en 2018, durante el gobierno de Yunes.
Es la entidad de donde huyeron la activista Nadia Vera Pérez y el fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, ambos amenazados por Javier Duarte, para hallar la muerte en la colonia Narvarte en 2015, junto con Olivia Alejandra Negrete, Mile Virginia Martin y Yesenia Quiroz Alfaro. Un crimen que sigue impune.
Es el mismo estado donde en 2012 asesinaron a Regina Martínez, corresponsal de Proceso; el mismo donde explotó en 2016 la Planta Clorados III del complejo Pajaritos, operado por la empresa Mexichem desde antes que iniciara la entrega de Pemex al capital privado.
Y fue escenario también de la masacre de Tierra Blanca en 2016, donde la policía municipal entregó a José Alfredo González Díaz, Mario Arturo Orozco Sánchez, Susana Tapia Garibo, José Benítez de la O y Bernardo Benítez Arróniz al crimen organizado y los ejecutaron. De la atroz violación contra una joven y la impunidad de los hijos del poder apodados Los Porkys.
Es el estado donde las autoridades de turno tratan de ocultar las fosas clandestinas que van descubriendo los familiares de personas desaparecidas, como Colinas de Santa Fe, donde en 156 fosas se hallaron al menos 298 cráneos de personas asesinadas por el crimen organizado o por las fuerzas represivas. O por ambos.
La violencia no es de hoy, es cierto. Pero el turbio entramado entre el crimen organizado, los altos funcionarios y las fuerzas represivas continúa bajo la Cuarta Transformación en Veracruz, aunque el gobierno de López Obrador le haya cambiado el nombre por el de Guardia Nacional.
Así da continuidad a la militarización implementada desde el gobierno de Felipe Calderón, hoy enfocada en impedir el paso de los migrantes por México y hacerle el trabajo sucio a Trump. |