Hace dos semanas se llevó adelante un post Encuentro de las agrupaciones clasistas y antiburocráticas en Arica que contó con la participación de Patricia Romo, presidenta del Colegio de Profesores Comunal Antofagasta y dirigente de Nuestra Clase, donde el principal llamado fue la invitación a construir una corriente combativa, clasista y antiburocrática a nivel nacional.
Dicha instancia congregó a docentes de distinto liceos de la ciudad que vivieron el proceso de paro docente y estudiantes de la Universidad que paralizaron sus carreras para apoyar esta pelea. Las lecciones y perspectivas compartidas iban hacia un mismo lugar: las direcciones nacionales y regionales del Colegio de Profesores como Mario Aguilar y Carlos Ojeda llevaron adelante una estrategia donde confiaron en las promesas del gobierno. Cuando de lo que se trata es de enfrentarlo y ese es uno de los objetivos del Encuentro que reunirá a docentes de la zona norte.
Además, este Encuentro pretende abordar la crisis de la educación pública, que tiene por consecuencia liceos cayéndose a pedazos, directores autoritarios y sueldos sumamente precarios, tal como lo mostró el petitorio docente que se peleó en la última movilización.
Dicha crisis educativa surge de uno de los pilares del Chile actual: la herencia de la Dictadura. Esta relación, entre la crisis de la educación pública y la herencia de la Dictadura, pretende en realidad ir más allá de las políticas de privatización de establecimientos propias de la derecha y los empresarios. Busca más bien abrir un cuestionamiento desde el conjunto del sector educativo (estudiantes, apoderados, docentes y funcionaries), hacia un modelo de educación que se pensó en función de un modelo neoliberal.
La movilización docente logró volver a reinstalar el debate respecto a recuperar la lucha por una educación pública de calidad, contrario a los planes del desaprobado gobierno de Piñera. En este sentido, las lecciones de la movilización que levantaron profesoras y profesores a lo largo del país, y que ganó el apoyo de más del 70% de la población, dejó demostrado que sí era posible la conquista de sus más profundas demandas, pero que para triunfar faltaba una verdadera unidad de todos los sectores educativos a través de un gran paro nacional, en el que salieran a sumarse otros sectores claves de la producción que ya venían planteando su simpatía hacia la movilización, como lo son los mineros y portuarios, y así golpear de conjunto a un Gobierno que se encontraba debilitado por todo el cuestionamiento que generaba el paro docente.
A partir de esto, la invitación a todas y todos los sectores de la educación, es a participar de la construcción de una corriente de docentes y trabajadoras/es de la educación que apueste a ser una alternativa clasista y antiburocrática, para enfrentar las reformas del gobierno y los empresarios que pretenden mantener y profundizar un régimen heredado de la dictadura retomando la lucha por la educación pública. |