El presidente del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), Rodrigo Londoño, "los desertores del proceso de paz, con el argumento de las dificultades presentadas en la implementación de los acuerdos, están llamando a los militantes de nuestro partido, particularmente a los exguerrilleros y exguerrilleras, para convidarlos a que los sigan en su errática decisión de volver a la guerra, incluso pintándoles pajaritos de oro".
En el documento, Londoño ratifica el compromiso que adquirió en la Décima Conferencia de las FARC de que jamás abandonará "la nave que abordamos en conjunto" en referencia al acuerdo de paz firmado con el Gobierno del ex presidente Juan Manual Santos en noviembre de 2016.
Entre quienes se sumaron a Márquez, que fue número dos de las FARC y jefe negociador en los diálogos en La Habana, están Seuxis Paucias Hernández, alias "Jesús Santrich", y Hernán Darío Velásquez, alias "El Paisa", quienes desde hace meses sufrían una persecución judicial que rompió los acuerdos que establecían una instancia especial llamada Justicia Especial para la Paz (JEP).
Este acoso a figuras centrales de la antigua guerrilla está impulsado por el propio presidente derechista Iván Duque, que siempre criticó los acuerdos de 2016 como concesivos con la guerrilla y ha dinamitado las negociaciones con el ELN, y por el gobierno de Donald Trump que aportó las acusaciones de narcotráfico contra los acusados y pidió la extradición.
Los hechos se producen en paralelo a la multiplicación de los asesinatos de dirigentes sociales, incluyendo decenas de ex combatientes, desde que el Estado colombiano consiguió la desmovilización y el desarme de la guerrilla.
En su dura crítica, Londoño agregó que "la extrema derecha es la única que está feliz por lo sucedido con esos excompañeros, tanto que habla de aprovechar eso para anular definitivamente los acuerdos de paz".
El presidente del partido FARC añadió que "en su irresponsabilidad, esos excompañeros creen que esto es un juego, cuando se trata de un asunto muy serio, que envuelve los intereses de todas y todos los colombianos".
Igualmente asegura que a lo largo de más de medio siglo de conflicto quedó demostrado que el país "anhela la paz, detesta la guerra, (y) no quiere más muertes, violencias ni persecuciones".
En ese sentido explicó que haber comprendido esa situación fue lo que le permitió al ahora partido político FARC "ganar los acuerdos y la simpatía hacia nuestra causa de mucha gente que antes nos miraba de una forma muy distinta".
Asimismo Londoño llamó a "los que puedan sentirse tentados por los cantos de sirena de los desertores de la paz" para que "piensen, mediten, analicen muy bien la realidad antes de decidirse a seguir semejante equivocación".
Londoño reiteró que el partido FARC "condena y se aparta de la retoma de las armas" y no permitirá que los involucren en el rearme.
"Tengan la seguridad de que tampoco el pueblo colombiano va a solidarizarse con quienes quieren llevarlo nuevamente al infierno de la guerra", concluyó Londoño en su circular a los exguerrilleros.
Parece difícil que tras casi 3 años de disolución como guerrilla, los jefes disidentes logren estructurar una fuerza capaz de combatir. Pero la ruptura y llamado público a retomar las armas, tienen un fuerte contenido simbólico que mueve el tablero político colombiano y, sobre todo, pone al desnudo el carácter reaccionario de los acuerdos de paz.
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