El huracán Dorian, ahora de categoría 3, sigue azotando este martes el norte de Gran Bahama (noreste), a punto de cumplir 42 horas sobre el archipiélago de las Bahamas, donde a su paso por las Islas Ábaco (noroeste) ha dejado al menos cinco muertos, aunque se teme que la cifra de víctimas siga subiendo.
Las autoridades temen que la cifra de muertes ascienda a cientos, de acuerdo con informaciones de medios locales, que hablan de "destrucción masiva" en ambos lados del archipiélago tras el paso del ciclón, que empezó con categoría 5 el sábado y este lunes bajo a 4.
La situación de precariedad de las viviendas en gran parte de las Bahamas y la falta de ayuda en varias de las zonas afectadas, hacen temer por un número mayor de víctimas. En redes sociales hay decenas de mensajes que piden información sobre personas desaparecidas, lo que hace pensar que quizá el número de victimas pueda crecer en los próximos días.
"Estamos inmersos en una tragedia histórica. Nuestro cometido ahora es buscar, rescatar y recuperarnos. Les pido que recen por aquellos en las zonas afectadas y por nuestro personal de rescate", dijo este lunes con una hipocresía absoluta el primer ministro de Bahamas, Hubert Minnis.
Al igual que las catástrofes que vivieron países de la zona en el pasado, como Puerto Rico con el huracán María, y Haití con el huracán Matthew (y antes con el terremoto de 2010), el caso actual de Bahamas vuelve a mostrar que estos fenómenos no pegan por igual en todos lados. A la situación de miseria y pobres condiciones de vida de gran parte de la población se suma la política gubernamental de dejar desamparados a estos sectores y activar recién un plan de ayuda cuando ya es demasiado tarde. En definitiva mientras que los sectores de mayores recursos tienen resguardo seguro ante el paso del huracán, la mayoría de la población vive este acontecimiento como una cuestión de vida o muerte. Los casos de Puerto Rico y Haití donde los muertos se contaron por cientos o miles, así lo atestiguan.
Devastación
Imágenes difundidas por residentes muestran que el aeropuerto de Freeport, en Gran Bahama, se encuentra sumergido, con excepción del último piso, y en algunas zonas de la ciudad solo es visible el tejado de las viviendas, mientras varias personas se agolpan en los mismos para esperar a ser rescatadas.
Miles de casas se encuentran inundadas y solo es visible el último piso y las calles se han convertido en ríos.
La Cruz Roja estima en 13.000 las viviendas destruidas.
Este martes el paso de Dorian por Gran Bahama se traduce en fuertes lluvias, inundaciones y vientos de hasta 150 millas por hora (241 kilómetros por hora).
Varias emisoras locales se han convertido en lugar de deposito de mensajes de las cientos de personas que buscan a sus seres queridos desaparecidos.
Numerosas ONG locales bahameñas han empezado a movilizarse para recibir donaciones y poder trasladarlas a los afectados.
En Puerto Rico 33 municipios han establecido varios centros de acopio de víveres y material de primera necesidad para poder ayudar a los afectados por el temporal.
Dorian, ahora con vientos aminorados a 120 millas por hora (195 km/h), que equivalen a categoría 3, se desplaza lentamente hacia el noroeste desde el norte de las islas Bahamas y se espera que se sitúe muy cerca de la costa de Florida a partir de este martes por la noche.
En su boletín de las 8.00 horas locales del martes (12.00 GMT), el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, que sigue considerando a Dorian un huracán "extremadamente peligroso", lo sitúa a una 40 millas (70 km) al noreste de Freeport, en la isla Gran Bahama, y a 110 millas (120 km) de West Palm Beach, en la costa este de Florida. |