"Nuevo" rector, viejo (o mismo) rumbo
Luego de las elecciones del pasado 7, 8 y 9 de abril, el escenario político de la UNRC parece retroceder al de hace algunos años, ya que se reafirma en el poder un sector muy conservador que venía dirigiendo el gobierno de la universidad desde antaño, hasta la irrupción de Ruiz hace cuatro años.
El flamante rector Rovere, quien perfiló su campaña con el discurso de que “no hay que hacer política, hay que gestionar” y que evitó por todos los medios participar del debate público, fue decano de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, y Secretario General de la Universidad en la gestión del anterior rector Oscar Spada. Por su parte, el nuevo vicerrector Jorge González, fue funcionario en ese mismo mandato, encargado de la administración en la Secretaría de Economía, además de ser un hombre claramente identificado con el gremio Aturc-CGT del burócrata Eduardo Tello.
La victoriosa dupla recibió, además, el acompañamiento y apoyo político del radicalismo Municipal en la campaña y en los sufragios, mandando en banda a sus graduados a votar, lo que se comprende por el hecho de que Rovere, como hombre del radicalismo, es parte de las apuestas electorales de esta fuerza en el escenario provincial y nacional de este año.
En cuanto a los derrotados, lejos de ser aquel espacio donde confluyeron distintas expresiones críticas y de hartazgo político al clásico modelo universitario y sus lógicas, la llamada Corriente por una Nueva Universidad, que hoy es solo un recuerdo surgido casi espontáneamente, con características asamblearias y que supo instalar como figura a Marcelo Ruiz, un referente de Agd-CTA quien en el transcurso de su gestión fue virando al kirchnerismo, entregándose al verticalismo y al clientelismo político, declaró que la raíz de la derrota estaba en que se intentó “tocar intereses conservadores”, algo que resulta a las claras cierto, sobre todo si pensamos el rotundo fracaso en relación a la decisión política de no apostar en la construcción desde las bases, colectivamente entre los trabajadores, estudiantes y graduados, o sea, la total ausencia de una base sólida, real, desde donde apoyar el proyecto político, que terminó como una rápida aventura con un final triste y amargo.
“La plancha" estudiantil
Por su parte en el claustro estudiantil se votaron los representantes para el Consejo Directivo y Superior, donde la agrupación burocrática Espacio Independiente que responde al Movimiento de Participación Estudiantil, se disputó los cargos con la conservadora Dinámica Estudiantil.
En la Facultad de Ciencias Humanas se establecieron las mismas fechas para las elecciones del Centro de Estudiantes CECH, con la misma maña burocrática de todos los años, decidiendo a espaldas de los estudiantes y haciendo una “asamblea” sin convocatoria ni publicación efectiva, pactaron las elecciones con solo tres semanas de anticipación. Cosas que quedaron en evidencia, inclusive, ante los ojos del ingresante más distraído.
En las elecciones solo se presentaron cuatro organizaciones, entre acusaciones de engaños y falsificación de firmas en las listas. La agrupación kischnerista el Espacio Independiente, que ganó de nuevo la elección, centrando su política y campaña en la fiesta de “El Peñón”, con el clásico discurso sobre los “derechos humanos” y la “inclusión”, mientras que, y solo por destacar algo, en más de una década que llevan de conducción solo lograron aumentar la precarización de los estudiantes becados en las fotocopiadoras, distanciarse constantemente de los demás claustros y sus luchas o reivindicaciones y evitar una discusión seria sobre problemas concretos como el de la necesidad de luchar por otro comedor universitario, o la injerencia de las empresas en la universidad a espaldas del pueblo y sus consecuencias como la explosión de la planta piloto, ni siquiera les interesa poner en cuestión o debatir seriamente sobre la LES.
En segundo lugar quedó Franja Morada, tercero el MNR y el último lugar para UJS, todo esto evidencia una falta total de participación estudiantil autentica y de procesos colectivos reales, que pueda movilizar cambios estructurales significativos, en una de las universidades más importantes del interior. |