Dos días estuvo el huracán Dorian golpeando las islas Bahamas, particularmente las islas Ábaco y parte de la Gran Bahama en el noreste del país. Debido a ello, miles de viviendas colapsaron. Así, con Dorian se replica la reciente tragedia en Puerto Rico.
Ahora, la cifra de muertos se ha elevado a 50 (aunque el gobierno calcula que puede seguir incrementándose), 2500 desaparecidos y aproximadamente 76 mil personas se han quedado sin hogar. Varios han llegado a Nassau a buscar alimento y refugio, atascando las vías de comunicación.
La respuesta del gobierno es lenta debido a que la intensidad del huracán afectó gran parte de la infraestructura, como lo son carreteras y hospitales. El panorama es aparentemente peor debido a que mientras los ricos —varios de ellos residentes extranjeros y grandes propietarios— huyeron de la catástrofe en sus aviones y yates privados, el pueblo pobre de Bahamas quedó expuesto a la devastación del huracán y la vecina potencia imperialista sólo le ofrece el desdén racista de Donald Trump.
Este contexto hace ver peor al gobierno, que "hace lo que puede con lo que tiene", según dan a entender sus propios funcionarios. Ahora ha recurrido a la ayuda internacional, no sólo de ONGs como la World Central Kitchen (cocina central mundial), que brinda alimento a los refugiados, sino de tropas estadounidenses y británicas, estas últimas asistiendo debido a que el país pertenece a la Mancomunidad de Naciones de las cuales Inglaterra es la cabeza.
Mientras los de arriba pueden darse el lujo de "ayudar" con organizaciones de caridad y huir cómodamente, las poblaciones de los países dependientes se encuentran vulnerables y son los que más sufren las catástrofes ambientales. Por otro lado, Nassau no dudó en pedir el auxilio de tropas extranjeras imperialistas, que sin duda aprovecharán la tragedia para oprimir a la población vulnerable, como se vio en Haití, donde las tropas de la MINUSTAH abusaron de cientos de mujeres haitianas luego del terremoto que azotó la isla en 2009. |