Salta abrió el calendario electoral de las provincias y, precisamente por eso, había concitado el interés de los “presidenciables” en las semanas previas. La foto del domingo a la noche fue la de un Urtubey exultante, acompañado por la plana mayor del FpV nacional. Scioli, Randazzo, Aníbal Fernández y Agustín Rossi, además del camporista Wado de Pedro, estuvieron en el norte argentino. Este lunes la fórmula ganadora fue recibida por la presidente Cristina. Massa y Macri, que apoyaron la fórmula Romero-Olmedo y tenían sus propios candidatos a intendentes por la capital, pegaron el faltazo a la provincia.
Territorios y elecciones
¿Los resultados en Salta se pueden nacionalizar? Resulta difícil que así sea. En primer lugar, esa provincia representa solo el 3% del padrón electoral nacional. Su peso en las presidenciales es bajo en relación a otros distritos.
En segundo lugar, como lo marcan analistas y politólogos, existe una marcada territorialización del poder político en Argentina, que influye en los procesos electorales. Gobernadores e intendentes son amos y señores en sus territorios pero no pueden proyectarse a nivel nacional. José Natanson, director de Le Monde Diplomatique, lo describe en el número de abril en términos de una “paradoja territorial”. Eso limita las posibilidades de nacionalizar cualquier triunfo provincial.
En las próximas dos semanas, las elecciones por venir darán una diversidad de resultados. Santa Fe se disputará entre socialistas y macristas; en Mendoza parece estar asegurado el triunfo de la UCR; Neuquén será para el MPN y en Capital Federal la fórmula con más votos se dirimirá entre las dos alas del PRO. El triunfo de Urtubey, en menos de 15 días, se habrá licuado en el remolino de la política nacional.
Hasta cierto punto, este triunfo constituye un espaldarazo nacional para los candidatos del FpV. Massa sufre un duro golpe por la enorme diferencia entre Urtubey y Romero. Sin embargo, en las elecciones a intendente su candidato (Gustavo Sáenz) se impuso sobre el candidato de Macri (Guillermo Durand Cornejo) quedando postulado a la elección general para competir con el candidato del kirchnerismo, Javier David. Los números de la elección permiten avizorar que podría convertirse en el ganador en las elecciones de mayo. Estos resultados implican para Macri un traspié en la “carrera triunfal” que había empezado en el acuerdo con Carrió y continuado en la Convención de la UCR en Gualeguaychú.
En busca del 40%
A pesar de este importante triunfo, el FpV no tiene garantizado aún llegar al 40% de los votos que necesitaría paras ganar en primera vuelta en octubre. Eso le impone negociaciones con los gobernadores e intendentes. El fin de semana se conoció el intento de sectores del gobierno de acordar con De la Sota en Córdoba, para que éste se mantenga dentro del “espacio opositor”, sin volcarse hacia Massa.
La negociación con el poder territorial ha sido una constante en el kirchnerismo. El caso de Urtubey lo grafica claramente. Lejos de toda renovación política, su pasado se inscribe dentro del menemismo más rancio. Su juventud no le impidió ser Secretario de Estado de Gobierno de Salta en 1995 y 1996, bajo el primer mandato de Romero, su actual contrincante. En esa gestión fue también Secretario de Estado de Prensa y Vocero oficial del gobierno. En el 2007 accedió a la gobernación aliado al Partido Renovador, fundado a fines de 1982 por sectores que ocuparon cargos claves en la Dictadura. Es, desde siempre, un hombre cercano a Bergoglio y la Iglesia católica. De allí que la enseñanza religiosa sea obligatoria en la provincia.
La izquierda en Salta y el escenario nacional
La elección de la izquierda es uno de los “datos nacionales” de Salta. Con un 7,26% para gobernador, con Claudio Del Plá y un 12.45% de Pablo López para intendente en la capital, el voto al FIT expresa la consolidación de la izquierda como una alternativa real de sectores de trabajadores y la juventud.
Junto a la elección de intendente de Mendoza capital, del pasado 22 de febrero, donde Nicolás del Caño (PTS) obtuvo un 14% de los votos -el porcentaje más alto de la izquierda para cargos ejecutivos en las últimas décadas- muestran la consolidación de un espacio político con peso y continuidad en el escenario nacional.
Cada elección evidencia una creciente empatía con el discurso y el programa de la izquierda, que aparece que la única fuerza que supera las consignas vacías de la política de los sectores patronales. Sus resultados en Salta, y antes en Mendoza, son parte de la configuración de la política nacional. |