Puerto Príncipe y otras ciudades de Haití viven desde el lunes jornadas de protestas contra la escasez de combustible, una serie de manifestaciones reprimidas duramente en las que ya se registró al menos un muerto.
La falta de combustible fue lo que despertó una nueva crisis y manifestaciones. Varios factores, entre ellos el más importante la privatización del sector petrolero, han contribuido a agotar el suministro de combustible en el país y ha tenido un efecto incendiario en las calles de Puerto Príncipe.
En este año Haití experimentó por lo menos tres períodos de escasez de combustible, algunos más graves que otros, y la actual crisis ya se encuentra en su cuarta semana, más allá de los repetidos anuncios del Gobierno de la llegada de nuevos cargamentos de petróleo. El transporte público, las escuelas, el comercio, la administración pública y privada están paralizados desde el lunes.
Las calles de la capital haitiana se encontraban vacías durante varios días. Varias carreteras y avenidas de la zona metropolitana de Puerto Príncipe estaban cortadas, incluyendo la ruta que conduce al aeropuerto, por barricadas o por neumáticos incendiados y en las protestas en varios puntos de la capital se coreaban consignas contra el presidente, Jovenel Moise.
Este lunes un joven manifestante, identificado como Vladimir Phebé, murió de un disparo durante una protesta en Carrefour, localidad vecina a Puerto Príncipe. Los manifestantes acusan a la Policía de ser responsable de la muerte del joven, pero ningún organismo de seguridad ni el Gobierno se han hecho cargo.
Mientras el Gobierno anunció la llegada al país de 500.000 barriles de combustible, ese cargamento que hasta ahora no ha llegado a las estaciones de expendio. El coordinador general del Movimiento Unificado de Transportistas de Haití (MUTH), Duclos Bénissoit, afirmó a la agencia Efe que el nuevo cargamento no solucionará el problema de la escasez de combustible, de la que responsabilizó al Gobierno. "En el pasado, era la gente la que bloqueaba el país, ahora es el Gobierno el que lo hace. La población está dispuesta a comprar combustible a un precio normal, pero no al precio que el Gobierno quiere", dijo Bénissoit.
Las causas de la crisis
Algunas de las causas de la actual crisis se encuentran en el fin del acuerdo Petrocaribe, mediante el cual Haití importaba el petróleo barato venezolano, motorizado por el embargo de Estados Unidos contra el Gobierno de Venezuela.
Actualmente Haití debe importa petróleo especialmente desde Estados Unidos, a precios de mercado superiores a los que conseguía mediante el acuerdo con Venezuela, lo que ha encarecido la factura energética.
Por otro lado la privatización del mercado de combustibles ha disparado los precios. En abril de 2019 el Gobierno haitiano decidió liberalizar el mercado de combustibles bajo el argumento de una supuesta forma de agilizar la importación y distribución de carburantes. Desde entonces, las compañías petroleras se encargan de la importación y el Estado apoya a las esas empresas con subsidios.
"Solo dijeron que para evitar retrasos en la entrega y la escasez, lo transferirán al sector privado. Y vemos que en manos del sector privado no necesariamente resuelve el problema", asegura la economista Emmanuela Douyon, directora de la consultora Policité.
Además el Gobierno haitiano debe a las empresas proveedoras de combustible alrededor de 100 millones de dólares en pagos atrasados. Ante eso las compañías han optado por un verdadero chantaje: ante la deuda se han negado a entregar productos derivados del petróleo, generando una situación de escasez que afecta a millones.
Entre las empresa que reclaman se encuentra la estadounidense Novum Energy Trading Corporation, que suspendió la entrega de cargamentos de derivados de petróleo a la isla, lo que provocó apagones en la conexión eléctrica y desabasto de gasolina en varias estaciones.
Un Gobierno sostenido por el apoyo imperial
Las manifestaciones marcaron la situación en la isla durante todo el año. En marzo una ola de protestas comenzó cuando se conocieron las irregularidades en el programa Petrocaribe. Una auditoría presentada a principios de febrero por el Tribunal de Cuentas reveló irregularidades entre 2008 y 2016 en ese programa, e involucró a 15 exministros y actuales funcionarios en ese caso, así como una empresa que dirigía el actual presidente Moise.
La situación se agudizó producto de los planes de austeridad que aplica el gobierno a pedido del FMI. A mediados de 2018 el primer ministro, Lafontant, debió renunciar luego del anuncio de aumentos de entre 37 y 50 % en los precios de los combustibles. Las movilizaciones, protestas y bloqueos de calles fueron las respuesta inmediata en las principales ciudades del país contra la medida dictada por el Fondo Monetario.
Este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de combustible empeoraron las cosas. Más de la mitad de los 10 millones de habitantes del país sobrevive con menos de 2 dólares diarios, y la economía creció apenas 1,4 % en 2018, una de las más bajas de la región.
Solo la relación subordinada, del gobierno haitiano, a los designios de Washington explica por qué Moise, un presidente cuestionado por las protestas, implicado en casos de corrupción y que accedió a su cargo ganando en una elección donde votó solo el 21% de la población, se mantiene en su cargo. |