En 1986 Leonard Cohen le puso música al poema de Federico Gracia Lorca “Pequeño Vals Vienés”. Su hija había nacido 12 años antes, y su nombre fue Lorca Cohen. Así de inmensa era la admiración del cantautor canadiense por el poeta granadino. Este 21 de septiembre Leonard Cohen hubiese cumplido 85 años. Aquí un poema en homenaje.
Lorca, Leonard y el Pequeño Vals Vienés
I
¿Por qué este nombre,
que suena tan raro,
como a rasgadura marina,
o a vastedad de arena?
¿Por qué este nombre absurdo,
este nombre desgarrado,
que huele a grieta
de la madrugada?
II
Lorca mira,
la cara triste de su padre
los ojos hondos,
los ojos
que de tan hondos,
a ella se le hacen
inagotables.
Lorca desea,
más que una respuesta,
escuchar
el oleaje profundo
que se hamaca
en la garganta
de su padre.
Desea escuchar su voz,
subterránea,
oscura,
dulce
palpable.
De esa voz
nacieron más caricias
que de las mismas manos
de su papá.
III
Lorca ya escuchó la historia
de ese poeta lejano,
ese poeta y su cuerpo fusilado,
su cuerpo desaparecido.
“No entiendo —recuerda Lorca
a su padre hablando—
como España no ha excavado con sus manos
todo el campo de Granada”
IV
Lorca tiene doce años,
su padre cuarenta más.
Ella desliza su mano
por el brazo interminable
de Leonard.
Como un arroyo
sus dedos llegan a la palma oceánica.
Como peces pequeños,
lianas,
sus dedos se abrazan,
a los dedos de papá.
¿Qué pensás?
—pregunta ella—
“decime si te gusta”
dice él,
y canta el pequeño vals,
y Lorca siente esa voz
que la acaricia,
como un mar,
un vaivén,
cascabel.
Comprende Lorca
que su nombre es tal
para oírlo repiquetear
en la voz de papá.
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