Durante esta semana se está llevando adelante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) -que agrupa a los 193 países miembros-, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, donde los representantes de los distintos países discutirán distintos temas, siendo tratado este lunes el primero en la lista: medioambiente y la crisis ambiental.
Todo esto en el marco de la convocatoria a la "Huelga Mundial por el clima" que desde el 20 al 27 de septiembre está repleta de manifestaciones en contra de la depredación empresarial sobre el medioambiente que ya cuenta con el apoyo activo de millones de jóvenes a lo largo del globo.
Uno de los expositores “destacados” era Sebastián Piñera por el rol que jugó durante el devastador incendio de la Amazonia, tratando de hacer congeniar los intereses de los grandes empresarios del agronegocio brasileño y los del imperialismo (principalmente francés) que incluso hasta en la cita neoyorquina continuaron las discusiones de quién se encargará de reforestar las áreas devastadas.
Este impulso ecologista que nada tiene que ver con un interés genuino de mantener la biodiversidad o detener la crisis ambiental, sino de qué grupo de empresarios será la dueña de los territorios para su explotación agroindustrial. En esa línea es que finalizado el encuentro Piñera, junto a Macron (Francia) y Duque (Colombia) firmaron una “alianza por los bosques lluviosos”.
Mientras el mundo guardaba el aliento ante la catástrofe que afectó recientemente al “pulmón del mundo” (agravado por el Gobierno de Bolsonaro, el cual hizo un llamado público a realizar las “quemadas”), los capitalistas solo pensaban -y siguen pensando- en quién iba a engrosar sus ya enormes bolsillos.
El (hipócrita) ecologismo empresarial de Sebastián Piñera
Ante los representantes de las distintas naciones (o de sus empresarios respectivos, para ser más precisos) señaló que “la magnitud del cambio climático va más rápido de lo que los expertos habían anticipado” y que “en la COP 25 que habrá en Chile vamos a incluir el cuidado de los bosques y los océanos”.
Sin embargo, estas palabras tan nobles en apariencia contrastan con la desesperante realidad: Chile enfrenta una de las sequías más brutales en su historia y mientras Piñera habla en la ONU sobre reforestación y protección de los océanos, no dice absolutamente nada sobre las sequías que ya comienzan a volverse un problema cada vez más desesperante para la población trabajadora que ve cómo los precios de los alimentos aumentan por la escasez agraria.
Mientras las mineras y forestales son los primeros en la fila para repartir el agua nacional, el gobierno chileno propone “bombardear las nubes” para que llueva: prefieren gastar millones de pesos del Estado en soluciones parche antes que tocar un interés empresarial. Mientras las salmoneras y la pesca industrial desertifican el fondo oceánico, de las empresas de sus amigos y socios, Piñera en un arranque de ecologismo llama a defenderlo.
Piñera dice representar ante el mundo “la voz de Chile”, cuando en realidad representa la voz minera de Luksic, la forestal de Matte y la salmonera de Angelini, no de los millones de trabajadores que día a día sufren los efectos de la destrucción de las bases fundamentales de la vida social: el medioambiente. |