Yo lo traté de cerca a Eduardo Molina durante gran parte de los 90 y el nuevo siglo. Era un tipo muy inteligente que aplicaba el marxismo de manera rigurosa. Portador de una gran cultura que hacía que fuera un gusto conversar con él. En aquellos años de reacción ideológica y pensamientos líquidos Eduardo fue un referente intelectual y en alguna medida un maestro para muchos de nosotros.
Eduardo fue ganado por el trotskismo en PST de La Plata en los setenta. Durante la dictadura genocida tomó la responsabilidad de militar en el PST de Bolivia y en esos tiempos fue combatiente contra las brutales dictaduras de Banzer y García Meza. Dirigió al PST de Bolivia durante el levantamiento minero de 1985 que ocupa La Paz y toma de rehén al gobierno burgués de la Unidad Popular.
Volvió a Bolivia durante el auge del evomoralismo y fue uno de los dirigentes de nuestra sección hermana, la LORCI.
Lo recuerdo el 20 de diciembre de 2001, encabezando la columna del PTS de Argentina que avanzó por Diagonal Norte hacia Plaza de Mayo, en Buenos Aires.
Con Molina se va un gran cuadro político y teórico, un marxista revolucionario y el representante de una tradición revolucionaria nutrida de la experiencia del Cordobazo y los levantamientos del proletariado boliviano y de la lucha a muerte contra el reformismo, el nacionalismo burgués y el estalinismo. Se fue un militante de la Cuarta Internacional. |