Una muy triste noticia perder a un camarada revolucionario como Eduardo Molina, y un gran privilegio haber podido aprender tanto de su experiencia y conocimientos. Fue una figura muy importante para mí como militante revolucionario.
Le conocí cuando éramos un grupo de jóvenes internacionalistas que miraba y buscaba en los procesos de la lucha de clases latinoamericanos, los procesos revolucionarios y la izquierda revolucionaria que en la realidad política e ideológica española de comienzos del Siglo XXI no encontrábamos.
Eduardo Molina jugó un papel muy importante en los primeros pasos del grupo español que hoy es la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras, allá en el año 2005.
Fueron horas y horas de charla y discusión en Buenos Aires, mechados con el descubrimiento de fábricas recuperadas como Zanon y Brukman, o la experiencia de la lucha del Astillero Río Santiago (con el que fui a ver una asamblea) y en una La Paz agitada en la que conocimos los enormes esfuerzos del grupo boliviano por intervenir con una política revolucionaria en plenas jornadas previas a la caída de Carlos Mesa.
Su particular estilo pedagógico, paciente y suave hacían realmente agradables y fructíferos cada uno de aquellos ratos. Siempre admiré su capacidad para transmitir a las nuevas generaciones (de las que entonces yo era parte) lo generado y acumulado por las anteriores. Una tarea fundamental para que no se rompa el hilo rojo de la historia.
Muchos de los aportes teóricos de nuestra corriente los descubrí por primera vez en aquellas charlas. Como una comprensión profunda de la revolución permanente, en oposición a la teoría de la revolución democrática, la pelea por una estrategia soviética, nuestra concepción de partido leninista de combate o nuestra visión de cuáles son las vías para su construcción y la reconstrucción de la IV Internacional.
Por no hablar de su enciclopédico conocimiento sobre la realidad, la izquierda y las revoluciones latinoamericanas.
En mis viajes a Argentina siempre me hacía especial ilusión verle, escucharle y poder disfrutar de una buena conversación. Se le echará a faltar.
Espero que su último trabajo sobre la revolución boliviana del 52 (una gran desconocida para la izquierda europea) pueda ver pronto la luz. Su última contribución a la lucha de los explotados y oprimidos del mundo por un mundo y una vida hermosa, libre de todo mal, opresión y violencia.
Que la tierra te sea leve camarada
¡Hasta el socialismo siempre! |