Luego de aproximadamente dos meses de paralización 3 carreras de la universidad de Valparaíso dieron término a su movilización a finales de julio, entre ellas, Historia, Música y Sociología. Sin embargo, las autoridades no dudaron en llevar a cabo represalias por medio de las beca de alimentación; fueron suspendidos estos ingresos por todo el mes de septiembre a todos los estudiantes de las carreras que se movilizaron por más tiempo en la universidad de Valparaíso.
Informaron vía gmail institucional que “ por no haberse encontrado como alumno regular antes del 18 de agosto su tarjeta de alimentación NO será cargada el 1 de septiembre, pero si resuelve su situación antes del 11, recibirá junto al mes de octubre el dinero de septiembre, es decir, el 1 de octubre debería tener $ 64.000”.
Asimismo agregaron que “si se encuentran en calidad de alumno regular antes del 16 de Octubre se le cargará su tarjeta 1° de Noviembre con 96.000 (septiembre, octubre y noviembre)”. Es decir, quien a esa fecha no esté como alumno regular, ya sea por problemas administrativos o por movilización estudiantil, se les suspenderá por ese mes el dinero de la beca de alimentación.
Dicha política fue aplicada este es de Septiembre pasado, en donde cientos de estudiantes además de pasar hambre ya que para muchos esta beca implica su único ingreso destinada a la comida, fueron obligados a tener que buscar medios para cubrir con la ausencia de la beca, recurriendo a trabajos ambulantes en horarios libres o simplemente teniendo que faltar a clases para poder sobrevivir hasta fin de mes.
Esta medida, sumada al tensionamiento de prorrectoría de querer bajar el paro del primer semestre amenazando con “estar en las fechas límites para poder terminar el semestre”, demostró la línea criminalizadora que está tomando la Universidad de Valparaíso. Considerando además que en el desarrollo de la paralización en diversas carreras, al llevar más de un par de semanas, las autoridades comenzaron a impulsar medidas autoritarias y represivas en contra de les estudiantes movilizades. Impartiendo clases en períodos de paro y toma, subiendo materia, evaluaciones y pasando asistencia vía aula virtual.
No es azaroso que las autoridades de la universidad se envalentonen a criminalizar y reprimir a sus estudiantes en el marco nacional donde el gobierno de Chile Vamos viene con una agenda política que apuntan hacia la juventud, pero no para poder solucionar las actuales problemáticas que les afectan, sino todo lo contrario, para profundizar aún más la precariedad de sus vidas.
Intentando legislar proyectos que aumenta la flexibilidad laboral argumentando que esto implicaría mayor “libertad y posibilidad de decisión” para las y los trabajadores, viéndose a primera instancia como una medida atractiva, sobre todo para les jóvenes que ante la educación mercantil, se ven en la necesidad de trabajar para poder llevar adelante sus estudios. Según las cifras de la OCDE del total de jóvenes en Chile, un 21,3% estudia y trabaja formalmente.
Sin embargo, la verdadera cara de esta flexibilidad laboral significa mayor beneficios para los empresarios; posibilidad de despedir sin justificación bajo el artículo n° 161, prohibir la negociación colectiva con empresas “estratégicas”, restricción del derecho a huelga, distintas jornadas laborales organizadas sólo por los empresarios, entre otras.
Esta es la estrategia del gobierno para poder llevar adelante sus ajustes contra la clase trabajadora por medio de la precarización y represión hacia la juventud. Proyectos hacia la flexibilidad laboral, el aumento de la represión policial en manifestaciones estudiantiles, del movimiento de mujeres y del pueblo mapuche -movimientos con una gran participación juvenil- expresan los intereses del gobierno de mantener controlada y contenida cualquier movilización que pueda desatarse en una lucha contra sus ataques e impida el desarrollo de su agenda empresarial.
¿Y la feuv?
Para no darle paso a que sigan perpetuando esta violencia hacia les estudiantes y la juventud en su conjunto, no sólo se vuelve necesario que como estudiantes de la UV denunciemos las políticas de la universidad que atentan hasta con nuestros derechos básicos de alimentación y que no pasen desapercibidos. Sino que también es importante que como jóvenes y trabajadores o futuros trabajadores tomemos la lucha por la reducción de la jornada laboral y por el derecho al tiempo libre. ¡No queremos dejar nuestras vidas en el trabajo!
Sin embargo, el actuar de la federación dirigida por el Partido Comunista no ha problematizado al respecto, permitiendo que pasen por arriba estos ataques, sin ningún tipo de respuesta. Por otro lado, la falta de tensionamiento de la CONFECH, dirigido por el FA, ante las discusiones que se vienen tomando a nivel nacional sumada a la pasividad de la feuv, expresan la política de dichos organismos estudiantiles; la no de no empujar a generar una organización contra los ataques hacia la juventud ni de las autoridades de la universidad ni del gobierno, mientras cada vez van levantando más políticas criminalizadoras y represivas. |