Hablamos con Marcelo, delegado de la fábrica, y Gladys, una de las obreras. Ambos denuncian que cuando entró el nuevo patrón la planta contaba con 140 operarios, y que progresivamente fue cerrando líneas de producción hasta directamente dejar de producir el 1 de Octubre del año pasado. Hoy quedan apenas 60, más de 40 mujeres, y muchas sostenes de hogar. Esta semana quisieron volver a trabajar, y se encontraron con un candado en la puerta.
También denuncian que por falta de pago les cortaron la obra social.
Somos trabajadores pacíficos, estamos aprendiendo a hacer una protesta recién ahora
Consultado sobre los motivos del freno en la producción, Marcelo contesta que la patronal fue cerrando la líneas sin ningún motivo económico, ya que las ventas se mantenían. Pero le dijeron que era "para reestructurar, porque ellos eran nuevos y estaban aprendiendo". Y así fueron despidiendo.
Relata que fueron al ministerio de trabajo en varias oportunidades, "pero firmamos actas que después la patronal no cumple y el ministerio no hace nada." El municipio tampoco le dio una respuesta.
Por último señala: "nosotros somos trabajadores, gente pacífica. Nunca nos imaginamos estar en esta situación. Y estamos aprendiendo a hacer una protesta recién ahora, porque la gente ya reventó de bronca, no soporta más estar sin un peso"
Ser mujer, madre, sostén de hogar... sin un peso
Gladys, con sus 27 años de fábrica en sus espaldas, nos cuenta la situación desesperante: "los que somos adultos quizá nos la podemos aguantar, pero ¿cómo le decís a tu hijo que no tenes nada de plata... ni para comer, ni para ir a la escuela?"
Enseguida señala a Lorena, otra trabajadora que estaba a su lado. Ella tiene cinco hijos y no puede llevarlos al colegio, ni pagar una niñera cuando ella se va a trabajar.
Ya con visible enojo retoma su relato: "ellos lo quieren solucionar con un Bolsón de mercadería y pañales. Pero nosotros necesitamos la plata, para pagar el alquiler, la luz, el gas.
Ahora ni nos pagan. Antes, en vez de pagarnos la quincena como corresponde, nos venía dando de a 3 mil o 4 mil pesos. Y con lo caro que está todo, lo que aumentaron los servicios, tenemos que elegir entre pagar las boletas o comer."
Las obreras de Milecitas, un ejemplo para La Nirva
Consultados sobre si conocían lo que había pasado en esa fábrica, enseguida respondieron que sí. Que sabían tanto de que el patrón las había abandonado, como que la habían vuelto a poner a producir, pero esta vez sin patrón
"Lo nuestro es distinto porque acá el patrón está, no se fugó. El problema es que no nos paga" dice Marcelo.
Y Gladys completa: "yo las felicito por como se plantaron y lo que hicieron. Porque en estos momentos es necesario defender el trabajo"
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