Hasta que asumió como gobernadora, en diciembre del 2015, Rosana Bertone pertenecía al bloque del Frente para la Victoria en la Cámara de Diputados. Fue en el 2010, en ese mismo recinto, que votó en contra de la ley del matrimonio igualitario.
Apenas ganó Macri se sumó a las políticas de ajuste sin que se le moviera un pelo.
Lo primero que hizo, apenas asumida, fue echar a estatales precarizados (sin estabilidad). Se trataba de aproximadamente 1.000 trabajadores, sobre todo del área de Educación. Así anuló horas cátedras a más de 300 docentes y despidió talleristas y beneficiarios del Programa de Entrenamiento Laboral (PEL), mayoritariamente mujeres que hacían tareas de limpieza en hospitales.
El argumento fue calcado del que utilizó el Gobierno nacional para dejar un tendal de estatales de la Administración Pública Nacional en la calle: la famosa "herencia recibida". Bertone hablaba de su propia herencia. Según ella, “el Estado sobredimensionado" que había dejado (su antecesora) Fabiana Ríos.
La gobernadora de Tierra del Fuego sacaba a relucir, contra los trabajadores, su experiencia como una política formada en el menemismo. Luego de la crisis del 2001, formó parte de las diputadas y diputados que se separaron de la bancada oficialista (que respondía a Duhalde), para conformar un bloque de peronistas que respondían directamente a Carlos Menem. A pesar de esas vueltas, hoy Bertone es vicepresidenta segunda del PJ.
La respuesta de los trabajadores a los despidos en la provincia más austral no se hizo esperar. Docentes y estatales salieron a las calles fueguinas para enfrentar el ajuste. Esto le valió la renuncia de su ministro de Trabajo Daniel Rivarola, que no llegó ni a un mes de gestión, por el gran descontento que había en las bases de trabajadores.
A lo largo de 2016 y 2017, en el sector privado fueron despedidos 6.800 trabajadores y cerraron 111 empresas. Aunque la apertura de importaciones hecha por el Gobierno nacional jugó un papel importante, Bertone acompañó ese ataque macrista, replicando los despidos en el sector estatal de la provincia.
Buscando profundizar ese ajuste, a inicios de 2016, la legislatura fueguina -con acuerdo del PJ y la UCR- votó un paquete de leyes que atacaban al conjunto de trabajadores.
En ese combo, la ley 1068 de Emergencia de Seguridad Social y Previsional le quitaba el 82 % móvil a los jubilados. Al mismo tiempo, le otorgaba facultades extraordinarias al presidente de la Caja de Jubilaciones designado por el Poder Ejecutivo. La misma norma aumentó el aporte mensual de las y los trabajadores activos, al tiempo que fijó un tope a las jubilaciones.
En el mismo paquetes se incorporaron las leyes 1070 y 1071, que desregularon la obra social de estatales, separando la Caja de Previsión, quitándole poder al directorio con representación de activos y pasivos. La Ley 1072 modificó condiciones de acceso a pensiones por vejez y la 1076 aumentó la edad jubilatoria.
La menemista, sciolista, kirchnerista y hoy fernandista demostró ser una de las mejores aplicadoras de las políticas de ajuste macrista.
Para imponer esas políticas reprimió con saña a docentes, estatales, trabajadores municipales y de la salud, quiénes lucharon varios meses con cortes de ruta, de calle y acampes frente a la gobernación.
A fines de 2017 trató de avanzar en un acuerdo con la UOM para congelar salarios por dos años a cambio de mantener los puestos de trabajo. Toda una extorsión hacia los trabajadores metalúrgicos. En ese apriete contó con el aval del gobierno nacional y de la misma conducción de Antonio Caló.
También a inicios de 2016, en una entrevista con La Nación. señalaba que “la UCR me ha acompañado en medidas como la reforma de las leyes jubilatorias. Si yo he tenido la posibilidad de tener ese acompañamiento, pienso que a un presidente le gustará que bloques de la oposición puedan acompañarlo”.
Efectivamente eso es lo que hizo en su carácter de mandataria provincial. Fue una de las primeras firmantes del Pacto Fiscal que le garantizó a Macri poder avanzar con la reforma previsional. Una norma repudiada por toda la población que fue apoyada por los gobernadores peronistas. Entre los rostros más visibles, estuvo el de Bertone.
Este año, perdió la gobernación a manos de un radical K, Gustavo Melella. El enorme descontento con su gestión empujó al voto a la oposición. Sin embargo, hoy todos conviven en el Frente de Todos. |