Este jueves, la Corte Suprema brasileña comenzará a debatir tres demandas referidas a la prisión de condenados en segunda instancia, es decir, de quienes todavía tienen instancia superior para la apelación de su condena.
Actualmente se entiende que un condenado en segunda instancia ya puede empezar a cumplir su pena, lo que quedó establecido en el año 2016 para favorecer los arbitrarios procedimientos de la operación Lava Jato, a propósito del encarcelamiento de Lula da Silva y de otra decena de casos.
El expresidente fue condenado primero por el juez Sérgio Moro en un un juzgado de primera instancia de la sureña ciudad de Curitiba, y luego en segunda instancia por el Tribunal Regional Federal 4, en un caso de supuesta corrupción que lo vinculaba con la constructora OAS a través de un departamento triplex en la localidad de Guarujá, en la costa de San Pablo.
Según el asesor del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, general Eduardo Villas Bôas, si la Corte cambia los procedimientos y contribuye a la libertad de Lula, habría “convulsión social”. Con estas nuevas amenazas, el general golpista quiere garantizar que el Supremo vote según su interés.
Villas Bôas, comandante del Estado Mayor brasileño durante el Gobierno de Michel Temer, reiteró sus posiciones golpistas por Twitter, ventilando el fantasma de la “convulsión social” en caso que la Corte Suprema cambie los procedimientos de la operación Lava Jato. Esta no es la primera vez que el actual asesor del Gabinete de Seguridad Institucional utiliza su influencia en las armas para chantajear y amenazar a otras instituciones del Estado.
El interés del general es claro: mantener la prisión arbitraria de Lula. Hoy la Corte reinicia el tratamiento sobre la validez de la prisión luego de condena en segunda instancia. Si el tribunal decide que da prisión solo es válida después de todo recurso, Lula y otros condenados por Sérgio Moro saldrían en libertad.
Después de una larga estadía en la UTI por un cuadro respiratorio -el general sufre de Esclerosis Lateral Amiotrófica – Villas Bôas volvió a las redes con declaraciones intimidatorias, en nombre del “combate a la corrupción”, dijo que los cambios generarían “eventual convulsión social”.
Esta no es la primera vez que el general ventila sus amenazas de convulsión. Lo hizo en forma aun más contundente el año pasado, cuando lideraba las tres armas y la Corte Suprema juzgaba el habeas corpus de Lula.
El tuit del jueves renueva la presión golpista de Villas Bôas, que tiene importante influencia dentro del Ejército. Su intención es clarísima: presionar a los jueces de la Corte a mantener el procedimiento favorable a la arbitraria y autoritaria posibilidad de encarcelar a condenados en segunda instancia del Poder Judicial y en particular de la operación Lava Jato. Villas Bôas quiere que Lula siga preso para que en medio del continuado desgaste del Gobierno de Bolsonaro, los caminos para la continuidad de la agenda golpista estén despejados.
Las Fuerzas Armadas, puntal de la Lava Jato para garantizar el plan golpista
El golpe institucional, para el que confluyeron intereses imperialistas, de los grandes medios, del Poder Judicial, del “gran centro” parlamentario y de las Fuerzas Armadas, tenía como objetivo intensificar los ataques a los derechos laborales que venía ejecutando el PT, especialmente en el segundo mandato de Dilma, y acelerar la sumisión del país al imperialismo.
El general busca reforzar esa orientación amenazando a la Corte Suprema. Los grandes medios especulan sobre si la amenaza de Villas Bôas fue decisiva para el cambio del voto de la jueza Rosa Weber, quien el año pasado desempató desfavorablemente a la liberación de Lula habeas corpus impuesto por la defensa, dando vuelta su voto luego de las declaraciones de Villas Bôas. La apuesta golpista del general es la de reforzar esta orientación.
En cada momento decisivo del golpismo, en particular cuando la fuerza de la operación Lava Jato no parecía suficiente para dar continuidad a esos intereses, las Fuerzas Armadas favorecieron esa agenda con apoyo y chantajes. Así fue en el caso de la prisión arbitraria de Lula y en las elecciones manipuladas que pusieron al ultra reaccionario Bolsonaro en el Planalto. No en vano Bolsonaro le agradeció públicamente diciendo que sin su actuación, nunca habría llegado a la presidencia.
El tuit del jueves ocurrió en el marco del lento y gradual debilitamiento de Bolsonaro y el ocaso de su intento de imponer una agenda más autoritaria con la ayuda de Moro. En los últimos meses, con el debilitamiento de la operación Lava Jato, se han fortalecido los sectores institucionales como la mayoría de la Corte Suprema, el presidente de Diputados Rodrigo Maia y del Senado Davi Alcolumbre, como factores de mediación y contención de las intenciones de Bolsonaro. Al mismo tiempo, estos mismos “factores de poder” actúan para dar amplio y pleno seguimiento a la agenda económica del golpismo. Ante el ocaso de la operación Lava Jato, la Corte Suprema y estas fuerzas buscan debilitar la Lava Jato sin fortalecer en la misma proporción a la figura de Lula da Silva.
Las disputas políticas detrás de la cuestión jurídica
El debate esta vez tendrá efecto erga omnes, es decir, tendrá efecto vinculante sobre las demás instancias del Poder Judicial y será de cumplimiento obligatorio. Es por lo tanto una decisión “definitiva” sobre el tema, según los juristas. Sin embargo, la discusión excede la cuestión jurídica.
El ala de la Corte Suprema que era favorable a la operación Lava Jato y sus métodos para garantizar el éxito del golpe institucional, contaba con una estrecha mayoría en el plenario, pero ahora se le volvió en contra.
La pulseada refleja una disputa de poder al interior de las clases dominantes brasileñas, ligada a las disputas entre Demócratas y Republicanos en las elecciones estadounidenses, donde ambos sectores han establecido relaciones con la Corte Suprema y los jueces de la sureña ciudad de Curitiba, base de operaciones de la operación Lava Jato. Estas disputas buscan dirimir el mejor camino para la implementación de los ataques que necesita imponer la burguesía para descargar la crisis sobre los trabajadores.
La modificación realizada en 2016 fue crucial para que la operación Lava Jato desarrolle sus métodos arbitrarios, y tuvo como principal blanco las empresas brasileñas que competían en el mercado mundial, abriendo el camino a las empresas imperialistas, sobre todo en el sector petrolero, de combustibles y de la construcción civil.
Estos mecanismos jurídicos fueron utilizados durante el proceso de golpe institucional y la prisión de Lula, que avanzaron contra el derecho de las masas de elegir a quien votar, para avanzar en el plan golpista de imponer ajustes fiscales más rápidamente que el PT.
Estos ajustes dictados por los grandes bancos y empresarios, como la reforma laboral, la reforma previsional, los recortes en salud y educación, la privatización de las empresas públicas o la entrega del control de los recursos naturales como las reservas petroleras marítimas del pre-sal, buscan garantizar sus ganancias frente a la crisis, a expensas de las condiciones de vida de la población trabajadora.
El ocaso de la operación Lava Jato
La operación Lava Jato viene sufriendo una serie de reveces en los últimos meses, sobre todo a partir de la revelación de intercambios de mensajes de Telegram entre el juez Sérgio Moro y el procurador Deltan Dalagnol. Los mensajes publicados por el sitio The Intercept Brasil demuestran que la Lava Jato actuaba en función de los intereses políticos de sus agentes en alianza con poderosos sectores de imperios capitalistas.
Los golpes a la operación judicial fueron protagonizados por el centro parlamentario encabezado por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, y la Corte Suprema, con el objetivo de someter a Bolsonaro a las articulaciones con el Congreso, minando el aparato de la Lava Jato, con el que comparten el objetivo de atacar a los trabajadores.
Sin embargo, lo hacen en forma cautelosa, ya que saben que los reveces de la Lava Jato y a Bolsonaro pueden rehabilitar políticamente a Lula, más allá delos intereses de ese ala del régimen de valerse de esa figura para contener el ánimo de las masas de luchar contra los ataques.
Los métodos arbitrarios usados contra Lula se volverán en contra la organización de los trabajadores, necesaria para bloquear el programa golpista, el autoritarismo del Poder Judicial y de Bolsonaro. Sin dar el menor apoyo a la política del PT y de sus burocracias en el movimiento estudiantil y sindical, que vienen aceptando el avance autoritario y de las reformas, es imprescindible luchar por la inmediata libertad de Lula.
Los compañeros del MRT, que impulsan Esquerda Diário en Brasil, repudiaron enérgicamente las amenazas del general golpista, y vienen impulsando esta perspectiva de confluencia de la lucha contra el avance autoritario con la lucha contra la reforma previsional y la reversión de los ataques que ya lograron imponer. Para ello, los trabajadores de Brasil tienen planteada la recuperación de las organizaciones sindicales y estudiantiles dirigidas por el PT y sus aliados para imponer con sus métodos una salida favorable a sus intereses. |