Prendemos la tele, y vemos lo noticieros mostrando plazas colmadas en Chile. En una esquina de la pantalla, un reloj en cuenta regresiva hasta que empiece un nuevo toque de queda. En las redes sociales se comparten videos e imágenes que muestran las movilizaciones masivas que no paran; mensajes de aliento, de apoyo a la pelea en Chile y denunciar la terrible represión. Las y los pibes en Argentina miran con curiosidad y un apoyo cada vez más grande la rebelión popular en Chile.
La juventud chilena se pudrió porque hace años que están sufriendo una educación cada vez peor, universidad privatizada y cara, los recortes a la salud, jubilaciones de miseria con abuelos y padres pasando hambre. Una brecha entre los ricos y los pobres cada vez más aguda, “es como una invasión extranjera, alienígena” dijo la esposa del presidente Piñera para mostrar ese desprecio al pueblo trabajador. Pero es una situación de la cual también es responsable el gobierno anterior de Bachellet. Es la herencia de la dictadura de Pinochet, que se comprueba en el accionar de los milicos, hoy denuncian cómo detienen dentro de sus casas a estudiantes secundarios en Chile.
La respuesta popular frente al estado de excepción fue multiplicar los cacerolazos, concentraciones y barricadas, ya no sólo en Santiago sino en las principales ciudades del país. Lo que estalló es la bronca de una juventud que no tiene nada que perder, y despertó la movilización popular. Aunque Piñera anunció migajas frente a los reclamos, hoy la jornada de paro nacional de trabajadores y estudiantes se sostiene.
No está solamente en Chile, también está en Ecuador junto a los movimientos indígenas y de trabajadores que enfrentan el ajuste de Lenin Moreno para pagarle al Fondo Monetario Internacional. Vemos que en muchos países salen a las calles, y se ponen en primera fila de desafiar a sus gobiernos, como en Barcelona, también en Líbano y hace unos meses ¡hasta Hong Kong!
Al mismo tiempo, hace pocas semanas vimos millones movilizados en el mundo en la huelga climática, denunciando un sistema que destruye el planeta y a los gobiernos responsables.
Además hubo protestas en Puerto Rico y ahora en Honduras. Hay una juventud que se levanta, y en América Latina es para enfrentar al neoliberalismo, al imperialismo, a los planes del Fondo Monetario Internacional que nos hunden en la miseria.
Pero también hace años que vienen en las calles las mujeres, en Argentina primero con la consigna Ni Una Menos, después con el gran movimiento alrededor de conquistar el derecho al aborto legal, donde las pibas fueron y siguen siendo sus protagonistas, como mostró el último Encuentro Nacional de Mujeres en La Plata.
Estos días vemos cómo cae el verso de que los gobiernos de derecha eran fuertes en la región, y deja en evidencia a los se fueron a sus casas sin presentar pelea.
Si los gobiernos que aplicaron ajustes están débiles y en crisis, es porque la fuerza para dar vuelta todas esas políticas, la tienen las y los trabajadores y sectores populares. Movilizados son los que ahora dicen “basta”, como dijo Nicolás del Caño, el único que habló de esta situación durante el debate presidencial.
Mientras continúan desafiando la militarización y criminalización, aca recordamos cómo Macri puso de ejemplo al gobierno de Piñera. Sus secuaces Patricia Bullrich y Pichetto aprovecharon lo que ocurrió frente al consulado de Chile en Buenos Aires este lunes para reforzar una línea de represión a las movilizaciones.
La bronca no nos faltó contra el ajuste macrista, se mostró con el robo a los jubilados de la reforma previsional que aprobó el Congreso. Muchos de esos gobernadores cómplices de Macri ahora están en el Frente de Todos, y su candidato Alberto Fernández llama a no salir a las calles cuando sigue creciendo la inflación, la pobreza, la desocupación. Mientras tanto pasó el ajuste, y el FMI va a exigir más medidas para que la deuda la paguemos nosotros.
La juventud chilena nos muestra un camino; las movilizaciones fueron y siguen siendo la única manera de tirar atrás porque aumentan las tarifas, el transporte, los medicamentos, la comida, pero los sueldos y jubilaciones nunca aumentan. Desde el Frente de Izquierda y la Juventud del PTS la juventud chilena en rebelión es un ejemplo, porque nos une vivir las mismas políticas de hambre, de opresión, de que nos quieran robar el futuro, y el presente.
Ahora es momento de darles fuerza, hoy hacer retroceder los ajustes en Chile, porque mañana vamos a ser nosotros: Macri se va pero el FMI se queda.
Mostremos la solidaridad de los estudiantes y trabajadores desde Argentina, haciendo llegar desde el otro lado de la cordillera una misma voz: ¡Viva la rebelión popular chilena! Basta de represión. En cada colegio, facultad y lugar de trabajo demos apoyo a su lucha, e impulsar que los sindicatos y centros de estudiantes propongan acciones en solidaridad.
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