La crisis y recesión que atraviesa nuestro país en los últimos años ha significado entre otras cosas la perdida de miles de puestos de trabajos, así como también el cierre de varias fábricas. Uno de los sectores que más ha sufrido el ajuste en estos últimos meses es el de los papeleros.
Y es que según los últimos datos de la UIA (Unión Industrial Argentina) la industria arrastra 19 meses consecutivos de caída y en lo que va del año se perdieron 62 mil puestos de trabajo. Esta coyuntura sumamente delicada desde el punto de vista económico, es aprovechada por empresas multinacionales y nacionales que realizan cierres fraudulentos, para vaciar fábricas, despedir obreros sin pagar indemnizaciones o trasladar plantas a lugares en donde a la patronal le es más rentable producir. O directamente meter sus capitales en la timba financiera. Es decir, en estas crisis los que siempre pierden son los trabajadores. Los empresarios nunca pierden.
El cierre de la papelera Ansabo en Quilmes, el cierre de la cartonera Acevedo en Avellaneda, los despidos de Rosato en Berazategui, el más reciente intento de cierre y lockout de Kimberly Clark en Bernal son algunos casos que representan de manera muy gráfica el aumento colosal del desempleo en Argentina que ya ronda el 10,6 % según los últimos datos del INDEC. Ante esta situación de ajuste constante en contra de los trabajadores por parte del gobierno de Macri y los empresarios no podemos dejar de mencionar la complicidad de la burocracia sindical y más puntualmente del Sindicato Obrero de la Industria del Papel y el Cartón.
A pesar de que formalmente se ha pronunciado contra los cierres, dicho gremio se ha negado a convocar un paro general y a realizar medidas de fuerza en contra de las políticas económicas del gobierno de Mauricio Macri que tanto castigan a los trabajadores papeleros.
Como si esto fuese poco en la papelera Zucamor Quilmes que pertenece actualmente al grupo Arcor, acaban de firmar con la patronal un convenio de flexibilización laboral que ata el salario de los trabajadores a metas de producción para de esa manera chantajear con la necesidad de los trabajadores que tienen salarios por debajo de la línea de pobreza y aumentar la productividad. En dicho convenio el salario de los obreros también se ve afectado en el caso de que ocurran accidentes laborales. Es decir que si alguien sufre un accidente laboral no cobrara la totalidad de su salario, así como tampoco lo harán sus compañeros de trabajo. Un escándalo teniendo en cuánta el alto índice de asesinatos laborales que se producen por la desidia de las empresas en la industria papelera, con el caso emblemático de Mechi Cantero, asesinado por la precarizacion laboral de la patronal en una pepelara de Berazategui. Este ataque a los derechos de los trabajadores va en sintonía con el decreto de Macri contra las indemnizaciones que fue declarado inconstitucional por la justicia.
Un sindicato que hasta ahora le ha ofrecido poco y nada a los trabajadores de la papelera Ansabo que están luchando por la reapertura de la fábrica bajo gestión obrera y a los trabajadores de Kimberly que están ocupando la planta. Sin embargo, el accionar de este gremio, por insólito que parezca, va en consonancia con el accionar toda la burocracia sindical peronista, ligada al Frente de Todos que en estos últimos 4 años de macrismo y ajuste ha sido absolutamente cómplice.
Un accionar desmovilizador en el que mientras todos los días se pierden decenas de puesto de trabajo, jamás se llamó a un paro general activo, ni se elaboró ningún plan de lucha serio para enfrentar al gobierno. El ajuste se llevó a cabo con la complicidad del sindicalismo y en especial con la complicidad de la CGT y de la CTA peronistas.
Y es que quienes más han cumplido religiosamente el pedido de Alberto Fernández de "evitar salir a las calles" son dirigentes como Héctor Daer (CGT), Hugo Yasky (CTA) y Rubén Rico y Luque (Sindicato y Federación de Obreros de la Industria del Papel y el Cartón) entre otros.
En un marco en el cual el peronismo quiere a los trabajadores desmovilizados, para prolongar el ajuste que exige el gran tutor de nuestra economía, el FMI. Sin embargo, a pesar de lo pesimista que parezca la situación, ante la pasividad y complicidad de la dirigencia sindical argentina, hay sectores de vanguardia en el movimiento obrero que nos muestran que existe otro camino.
Sectores que resisten a resignarse y que saben que el único camino real que les queda en esta crisis, es el de salir a luchar por sus derechos. Tal es así, el caso de los trabajadores de Kimberly Clark, que, ante la noticia del cierre fraudulento de la planta de Bernal, decidieron ocupar la fábrica y exigirle al Estado que se haga cargo de la situación y no permita el cierre de la misma.
O el caso de los trabajadores de Ansabo, que ante el cierre fraudulento de la papelera quilmeña, decidieron ocuparla y luchar por la reactivación de la fábrica bajo gestión obrera. Algo que hace pocas semanas lograron llevar a cabo, las compañeras trabajadoras de la fábrica Mielcitas en el rubro de la alimentación.
En este sentido juega un rol muy importante la Coordinara de Trabajadores en Lucha de Zona Sur. Un espacio en el cual se agrupan las distintas luchas obreras y en donde se discuten y se toman decisiones en común, con el fin de fortalecer la unidad entre los trabajadores. Lo cual resulta una excelente forma de barrer con las trabas y obstáculos que el sindicalismo peronista les impone a los obreros para que no se auto organicen.
La Coordinadora está compuesta por los trabajadores de Ansabo, Kimberly Clark, Petronas, Coca Cola, Ran Bat, Choferes de la línea 165, Municipales de Avellaneda, ferroviarios tercerizados, Secco, Edesur, docentes y empleados judiciales. También participan las comisiones de mujeres de Ansabo, Ran Bat, y la familia de Mechi Cantero
Por otro lado, es importante mencionar el fuerte apoyo que han recibido estas dos papeleras, por parte de los estudiantes de la Universidad de Quilmes, que han colaboraron con dinero para el fondo de lucha, y se sacaron fotos manifestando su solidaridad con estas dos fábricas.
Además, desde la agrupación En Clave Roja, agrupación impulsada por la juventud universitaria del PTS/FIT, se presentó y aprobó en el consejo superior de la universidad la donación de la super sopa a los trabajadores de Ansabo. Un alimento elaborado por los estudiantes del Departamento de Ciencia y Tecnología de la UNQ.
Por esta razón ante la pasividad cómplice del sindicalismo y en un marco en el cual el FMI quiere profundizar el ajuste independientemente de quien gane las elecciones, la única salida real es la unión de las luchas entre obreros y estudiantes, para dar vuelta todo y lograr que la crisis la paguen los capitalistas y no el pueblo trabajador. |