Este 24 de octubre Franco hace su “segundo viaje” de muerte. Sin embargo, el franquismo no ha muerto. El franquismo pervive en las instituciones de un régimen que se llama democracia, aunque no lo es. Prueba de ello es la virulenta reacción del Régimen del 78 contra el pueblo catalán y la sentencia conocida unos pocos días atrás (aunque parezcan meses). Y, las múltiples condenas que limitan extremadamente la libertad de expresión y opinión.
Anunciado con bombos y platillos, el PSOE de Sánchez pretende ocultar la situación política en Catalunya moviendo el cadáver del dictador y ver si de esta manera gana más votos el 10N. Una acción que ya sirvió para el 28A y que no se sabe si podrá volver a explotar en estas segundas elecciones. El PSOE lleva muchos años realizando medidas estéticas para realizar luego programas económicos a favor del Ibex35. Felipe González y Rodríguez Zapatero son los maestros de Pedro Sánchez.
Muchos medios de difusión están realizando programas especiales para mostrar cómo han sacado al dictador del Valle de los Caídos. Incluso muchos medios de otros países. Pero es necesario recordar que su tumba y todo el complejo fueron construidos con trabajo esclavo de los republicanos presos por la dictadura. Muchos de ellos murieron construyendo el valle. Ese monumento servía a la dictadura para recordar la victoria fascista.
Ahora, el PSOE y otras fuerzas pretenden rescatar el Valle como un lugar de concordia entre ambos bandos. Así suavizan que “uno de esos bandos” contó con apoyo de potencias extranjeras para masacrar al ejército republicano y que tuvo una dictadura de 40 años ejerciendo una violencia descontrolada contra la disidencia política. Prueba de ello es que España es el segundo país con más desaparecidos y con la imposibilidad de inhumar los restos que yacen en las cunetas.
Y, lo que es peor aún, tratan de ocultar que el franquismo no ha muerto. Aún pervive en las instituciones de esta “democracia” blindada y para ricos. Gracias a los Pactos de la Moncloa que fueron patrocinados por el PSOE y el PCE junto al franquismo “reformista”, las instituciones más importantes del régimen franquista pasaron intactas de la dictadura a la “democracia”. Esto es algo que todos los medios de difusión no contarán.
De nada sirve mencionar la liturgia que, entre el PSOE, el Supremo y la familia Franco, acordaron para llevar los restos del dictador a otro pozo. De eso, lo menos importante, dan cuenta los grandes medios de difusión. Lo que vale la pena es hablar de cómo la dictadura franquista sigue viva y por qué, puesto que así es más fácil acabar con ella y el Régimen del 78 que la preserva.
Españoles, el franquismo aún no ha muerto
En primer lugar, la dictadura pervive en la Jefatura de gobierno. Nada más y nada menos. El Rey Juan Carlos I fue nombrado por Franco como sucesor y confirmado por las Cortes franquistas. El dictador restauró la monarquía y los Pactos de la Moncloa la confirmaron realizando un enorme chantaje a los trabajadores y todos los pueblos del Estado: o tragáis la Constitución o vamos a otra guerra civil. Sobre la base de esta amenaza el Franquismo colocó a su mejor agente en la cima de ésta “democracia”. Gracias a ésta “democracia” Juan Carlos forjó una fortuna de origen desconocido y participó en el 23F. Y en el otoño de 2017, el “Rey preparado”, Felipe VI, hizo su discurso del "A por ellos", apoyando la represión a los catalanes que votaron el 1O.
Pero no es lo único que pasó incólume de la dictadura a la “democracia”. El Poder judicial también. 10 de los 16 jueces del Tribunal de Orden Público franquista ascendieron al Tribunal Supremo o la Audiencia Nacional. La gran mayoría de la justicia franquista se “vistió” con… ¡valores democráticos! Parece un milagro del señor (o los señores que firmaron el Pacto de la Moncloa). Esta justicia es la que dictó la sentencia contra los líderes independentistas (¡pero no es franquista!). Y, también es la misma “justicia” que se niega a anular los “juicios” y sentencias realizados durante la dictadura como el de Lluís Companys, Joan Peiró o Miguel Hernández, tan solo por nombrar los casos famosos.
Tres botones de muestra bastan para ilustrar la “conversión exprés”. José de Hijas Palacios pasó directamente del Tribunal de Orden Público (TOP) franquista al Tribunal Supremo en el cual se jubiló en 1984. Francisco Pera Verdaguer pasó de magistrado del Alto Tribunal en el franquismo a presidente de la Sala Tercera del Tribunal Supremo y acabó en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Adolfo de Miguel Garcilópez pasó del Tribunal Supremo del franquismo a presidente la Sala Segunda de lo penal del Tribunal Supremo.
De manera inmaculada también ha pasado la transición el ejército. Las fuerzas que impulsaron la mal llamada Transición cuentan el cuento de la democratización de las Fuerzas armadas y su modernización. El ejército logró la Ley de Amnistía, un cortafuego contra los asesinatos y torturas del franquismo. Eso preservó a todo el alto mando franquista y monárquico. Prueba de ello fue el golpe de Estado del 23F encabezado por los exgenerales Milans de Bosch y Armada; y, también el manifiesto contra la exhumación del cadáver del dictador firmado por más de 600 militares retirados que ejercieron máximas responsabilidades en las fuerzas armadas.
Las fuerzas de seguridad también fueron intocables. La “Transición” también democratizó a torturadores que provenían del franquismo. Unos pocos tuvieron casos judiciales, pero siguen libres y cobrando de las arcas públicas. El más famoso es el de Antonio González Pacheco (Billy El Niño). O el caso de Benjamín Solsona en Valencia que en 1980 fue nombrado Jefe Superior de policía en Bilbao. También sirve para ilustrar el de Pascual Honrado que obtuvo la Cruz del Mérito y fue readmitido en la policía en 1977. Y, muchos casos más, todos sin juzgar.
Otra “anomalía” de ésta "grandiosa democracia" es la Fundación Francisco Franco. Una Fundación que reivindica la obra de la dictadura y vive gracias a subvenciones públicas millonarias de una “democracia”. ¿Quién podría imaginarse algo así con Hitler o Mussolini? A esta Fundación se le ha permitido la “custodia” de documentos que pertenecen al Estado español (¿qué habrá en esos documentos?), mientras canta loas al dictador. Si esto no es connivencia de la democracia y la dictadura, ¿qué es?
Lo que esta democracia no explica es como Franco y su familia se volvieron millonarios a base a métodos represivos y mafiosos. En los primeros cuatro años de guerra civil, según el historiador Ángel Viñas, Franco había amasado una fortuna de casi 400 millones de euros. Había medrado de las ayudas económicas que daban a las fuerzas fascistas. Y, desde la jefatura de estado no se sabe cuánto habrá robado (“regalos” como el Pazo de Meiras, de los presupuestos públicos, etc.). Pero, esto es así porque ésta “democracia” no lo ha investigado.
Las empresas que conforman el IBEX35 han sido cobijo de muchos ministros franquistas. El investigador Lluc Salellas explica: “investigué las vidas de los últimos 50 ministros de Franco y encontré que ninguno fue degradado por la democracia. Al revés, la mitad fueron a parar a los consejos de administración de las grandes empresas, la otra mitad a la política”. El caso paradigmático es el de Rodolfo Martín Villa, quien fue ministro de gobernación cuando la dictadura mató a cinco manifestantes en Vitoria y luego acabó siendo consejero de Endesa y presidente de Sogecable.
En síntesis, el PSOE mueve los huesos podridos del dictador para ocultar que la “Transición modélica” lo fue para el Rey y su familia, cada vez más rica; para los policías, militares y los jueces sostenes de esta democracia para ricos y amnistiados; para los Franco que son milmillonarios gracias a la dictadura y democracia; para las empresas y empresarios del IBEX35 que se han seguido lucrando en dictadura y democracia, y para la “casta política” adicta al Régimen. Pero no para los trabajadores y los pueblos de todo el Estado.
Mientras el PSOE pretende preservarse para profundizar los rasgos más bonapartistas del Régimen español y defender los negocios del IBEX, y la izquierda neorreformista se subordina a sus “reglas de juego”, es necesaria una izquierda militante de los trabajadores, las mujeres y la juventud que lucha contra la regresión centralista y antipopular; una izquierda que reconozca la diversidad nacional y permita que se pueda realizar el derecho de autodeterminación, que se proponga resolver los problemas del paro, la precariedad laboral y la pobreza afectando los intereses de los capitalistas, que luche por la apertura de procesos constituyentes mediante la movilización obrera y popular sobre las ruinas de este régimen decadente.