En la segunda semana de la transición hacia el recambio presidencial, se mantiene la calma en los mercados, aunque las tensiones de la economía persisten. Una deuda impagable y la “negociación” con el FMI, la continúa suba de precios que pulveriza los salarios y jubilaciones, el dólar y la caída de reservas son sólo muestra de que todo sigue atado con alambres.
Otra de las postales del ajuste es la constante caída de la actividad económica que en el mes de agosto fue de 3,8 % como mostró el índice EMAE (Indec), el peor dato desde marzo, y en 2019 acumula una contracción del 2,3 %. Dentro de los sectores más afectados se encontraron el comercio mayorista, minorista y reparaciones y la industria manufacturera.
Según el informe sobre la Evolución de los concursos de acreedores y quiebras elaborados por el Centro CEPA, en los primeros 9 meses del año los casos de concursos y quiebras aumentaron en un 15% respecto a igual periodo de 2018.
“Pasando del eje jurídico al económico, cuando los procesos preventivos, concursos y quiebras aumentan significativamente es debido a que las condiciones macroeconómicas hacen inviable que se mantenga la actividad por causas que le son ajenas”, sostiene el informe de CEPA.
Y agrega: “Cuando hay lugar a una crisis que amerita este tipo de medidas, se produce tanto un corte en la cadena de pagos como la destrucción de puestos laborales.”
La transición ordenada que deja pasar los despidos
El informe de CEPA -que presenta el resultados del relevamiento de los concursos y quiebras en CABA, Provincia de Buenos Aires y Córdoba donde se localizan el 61% del total de empresas registradas en el país- sostiene que entre enero de 2016 y agosto de 2019 se registraron 21.170 empresas menos, totalizando 546.313.
En los primeros 9 meses del año se presentaron 1.203 casos de concursos y quiebras, 15% más respecto a los 1.042 para el mismo período de 2018, sostiene el informe. Esto equivaldría a decir que en promedio 7 empresas entraron en concurso o quebraron por día hábil, mientras que en los primeros 3 trimestres de 2018 eran 6.
Si diferenciamos entre concursos y quiebras, los primeros mostraron una suba del 38% para el periodo señalado respecto al año pasado, y un 138% respecto a los primeros 9 meses de 2016.
Mientras las quiebras tuvieron una suba del 4% en los primeros nueve meses de 2019 respecto a igual periodo de 2018, explicado principalmente por las 728 quiebras ocurridas en Provincia de Buenos Aires. Si comparamos con el mismo periodo de 2016 el total de casos se incrementó 40%.
Estos datos sirven para describir el alcance real de la crisis, que puede hacer peligrar puestos laborales, engrosando la tasa de desempleo que ya asciende a 10,6 %.
En la transición consensuada, Macri y Fernández intentarán llegar a diciembre sin hacer olas. Una transición ordenada a favor de las patronales que remarcan precios a su conveniencia, pulverizando los salarios. También implica que entre ambos presidentes, dejan pasar los despidos, al igual que las cúpulas sindicales que fueron cómplices necesarios para aplicar el ajuste fiscal exigido por el FMI, y ahora varios se pronuncian a favor del "congelamiento de salarios".
Los recientes casos de cierres, despidos y suspensiones, como la metalúrgica Motomel que impuso este viernes una suspensión masiva en la planta de San Nicolás, que se suma a las suspensiones en las automotrices que fueron moneda corriente en 2019. O la amenaza en de la multinacional Kraft-Mondelez con suspender a 400 trabajadores por seis meses y con rebaja salarial, aduciendo una crisis absolutamente falsa que no pueden demostrar. En Chubut la energética Genneia anunció más de 800 despidos.
Ante la emergencia laboral generada por la crisis económica y la creciente ofensiva patronal que pide a gritos avanzar en una reforma laboral, para flexibilizar las condiciones de trabajo y abaratar el “costo” de los despidos, se impone prohibir los despidos. Esto debe acompañarse de la apertura de los balances de las empresas, ya que ante la suba de los concursos y quiebras –explicadas por la crisis- se verán intentos de fraude patronal para despedir.
Y ante el cierre de fábricas, se requiere de su expropiación y estatización, puestas a producir bajo el control de los trabajadores como medida que defienda los puestos laborales, como lo vienen haciendo las gestiones obreras de Zanon y Madygraf, fábricas recuperadas por sus trabajadores.
El no pago de la deuda a los especuladores y echar al FMI se vuelve imprescindible para frenar el saqueo en curso y poner en pie una salida para que la crisis la paguen los capitalistas.
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