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18 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Rebelión popular y pre-bonapartismo en Chile ¿En favor de qué intereses?
Tamara Carrera

El juego entre pre-bonapartismo y concesiones son la apuesta de un gobierno en crisis que busca cerrar el proceso de lucha de clases abierto en estas jornadas. Pero comprender este ensayo no está por fuera de comprender a Chile como un país con una economía dependiente de capitales extranjeros para así responder ¿Qué intereses son los que se quieren resguardar?

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Escenario económico, lucha de clases y pre-bonapartismo

La crisis abierta en Chile, con jornadas de rebelión popular y el consecuente giro a rasgos bonapartistas del gobierno no puede comprenderse por fuera de la crisis capitalista del 2008 que puso fin a la hegemonía neoliberal de las últimas décadas, hegemonía que en Chile fue impuesta a punta de fusil en dictadura, y la pugna entre las clases. En este nuevo ciclo se ven enfrentados los perdedores de la globalización, o sea las amplias mayorías, y una pequeña minoría de ganadores, que amparados en el estado burgués, usan todo el arsenal represivo para defender sus intereses.

Durante los 90` Chile fue todo un laboratorio del neoliberalismo, con una economía basada en la exportación de materias primas a EE.UU y a China, que en ese entonces expandía sus inversiones, significaba una estabilidad económica que permitía a los gobiernos de la ex- concertación administrar la herencia de la dictadura otorgando concesiones sobre todo a las capas medias de la sociedad que por esos años ascendieron y se asentaron socialmente.

La crisis del 2008, no impactó en Chile como en el resto de los países de la región, sin embargo, hoy vemos que los efectos de esa crisis que ha puesto de relieve los límites del modelo chileno, comienza a causar estragos. Post crisis, el estancamiento económico que caracteriza la situación internacional y la Guerra comercial China - EE.UU ha traído consecuencias a la economía local. Los capitalistas para salvaguardar sus ganancias han recurrido a ajustes contra trabajadores, sectores populares y capas medias, manteniendo salarios de hambre, subiendo el costo de servicios básicos, aumentando las tasas de interés de los créditos que mantienen endeudadas con la banca y casas comerciales a las amplias mayorías y despidos “por necesidades de la empresa” que suman cada vez a más trabajadores desempleados.

Pero estos ajustes no pueden pasarlos diluyendo lo concreto en discursos añejos y abstractos. A la hora de hablar de costos, beneficiarios y afectados se encuentran con una relación de pugna entre las clases que se opone a dejar pasar ataques a la clase trabajadora y sectores populares y ante esto se responde con represión.

Ya comentaba Juan Valenzuela, que el gobierno tuvo un giro pre-bonapartista al buscar sostenerse por derecha en las fuerzas armadas, cuestión que en vez de generar el miedo necesario para que actuara como factor desmovilizador vaciando las calles, solo generó más odio agudizando así el proceso de lucha de clases, trasladando de lleno el centro de gravedad a las calles. Pero ni las necesidades del capital extranjero ni la dinámica de la lucha de clases hicieron necesaria la prolongación del despliegue de las fuerzas armadas en las calles, Piñera aún tiene espacio para gobernar en una democracia profundamente degradada, esto, por dos elementos centrales

1) La heterogeneidad del movimiento, donde si bien es cierto hay una alta participación de trabajadores, lo hacen diluidos en la ciudadanía. Esto por el rol de las burocracias sindicales que sin organizar activamente llaman a movilizaciones para presionar por entrar en un diálogo con el gobierno con todos los sectores sociales abandonando la demanda Fuera Piñera -que resuena en las calles- desde la MUS, aceptando como un interlocutor válido a un Piñera con 9% de aprobación y las manos manchadas en sangre.

2) El rol que juega la oposición dándole un pase gol al criminalizar las protestas permitiendo el juego de separar a manifestantes ”pacíficos” de manifestantes “violentos”, otorgando a los primeros la posibilidad de concesiones que no son más que las migajas de la agenda social buscando sacar así a este sector de las calles, mientras se fortalece el autoritarismo vía poder judicial con endurecimiento de las penas y otorgando más potestad a las fuerzas policiales para reprimir al segundo sector.

Así, no existe aún un empate entre burguesía y proletariado, como fuerzas sociales actuantes sobre el que se levante Piñera, apoyado por derecha en la FF.AA para arbitrar en favor del capital internacional.

Concesiones y rasgos bonapartistas en un país de doble dependencia

Chile, como describimos en la primera parte, es un país con dependencia de los capitales extranjeros que a lo largo de estas jornadas han visto sus ganancias en riesgo. En El Mercurio, principal diario de la burguesía, se han podido ver las advertencias de JP. Morgan -empresa financiera con peso en Wall Street que ofrece servicios de banca corporativa- sobre los impactos de la protestas en Chile en el retail, principalmente a Cencosud y Wallmart, poniendo acento en que las movilizaciones afectarían a estas transnacionales, no tanto por los saqueos e incendios ya que cuentan con seguros que los cubren, sino porque afectan el proceso mismo de compra, horarios de venta reducidos, crisis en el transporte que influye en el traslado del consumidor a las tiendas, y que las protestas afectan de forma negativa en el ánimo del consumidor. En base a esto y la inestabilidad sociopolítica recomienda a los inversionistas retirar sus acciones. En sintonía con eso la bolsa de valores ha vividos días duros.

Por otra parte las expectativas de las masas han aumentado de forma abismal a lo que eran hasta hace un par de semanas, esto mediado por el avance en las conciencias en este nuevo ciclo en la lucha de clases. Ante la carestía de la vida que se ha puesto de relieve estas jornadas, sumado a desastres como ESSAL y la sequía en Petorca que pusieron de manifiesto el problema de la propiedad y administración por parte de privados con capitales extranjeros de un recurso tan básico como el agua, es que hoy resuena nuevamente la consigna de re-nacionalización de los recursos naturales, como única solución al saqueo medioambiental imperialista que destruye el medioambiente menoscabando las condiciones de vida sobre todo de trabajadores y sectores populares.

Así, con el retiro de acciones, la presión de la baja en la bolsa y del IPCC y demandas que amenazan las ganancias de las gigantes transnacionales es que la burguesía, los partidos políticos empresariales desde la UDI, RN, pasado por la DC, PPD hasta el PS impusieron un discurso criminalizador haciendo uso de los medios masivos de comunicación -comprendidos como dispositivos ideológicos- con el que busca hegemonizar en amplios sectores para frenar las manifestaciones con un poder judicial y policías fortalecidas, mientras en las calles aumentan la ola represiva, con más de 20 muertos, más de 180 mutilados oculares, con querellas por violencia político sexual.

Sin embargo el aumento de las expectativas de las masas, sumado a la indignación y odio que se expresa en las calles cada vez que se anuncia un giro al aumento en la represión, tal como ocurrió el viernes, post anuncio de una nueva agenda represiva con una ley anti saqueos, anti barricadas y anti capuchas -en el marco de que Piñera pide consejo a COSENA sobre cómo mantener el orden público, a los mismos q en toque de queda salieron a matar y torturar-, con 300.000 en las calles solo en santiago, más el factor giro en los medios de comunicación que ya reconocen violaciones a los DD.HH es que sectores de la burguesía empresarial han tenido que abrirse a entregar migajas para no perderlo todo. Ya vimos al líder de los empresarios, Alfonso Swett diciendo que ellos quieren ser parte de la solución, abriéndose a la posibilidad de cambios constitucionales, cuestión que podemos explicar con esta cita de Trotsky “La burguesía sólo cede algo cuando teme perderlo todo”

Así el es juego entre pre-bonapartismo al servicio de la defensa de los intereses imperialistas y ciertas concesiones que prometen incluso cambios constitucionales, buscan cerrar el proceso de lucha de clases abierto.

Bonapartismo e imperialismo

Trotsky explica que el fascismo, mayor militarización o giro al bonapartismo en países coloniales o semicoloniales, se da por la defensa acérrima a los intereses del capital financiero.

“En Alemania, Italia y Japón el fascismo y el militarismo son las armas de un imperialismo ambicioso, hambriento y por lo tanto agresivo. En los países latinoamericanos el fascismo es la expre­sión de la dependencia más servil del imperialismo extranjero. Tenemos que ser capaces de descubrir, bajo la forma política, el contenido económico y social.”

Estas expresiones a mayor represión en países con dependencia los capitales financieros internacionales en los que se desarrollan tendencias a un alza en las lucha de clases donde se levantan demandas que amenazan sus intereses las hemos visto en el último período tanto en Chile, como explicitamos en los apartados anteriores así como en otros países de la región.

En la necesidad de abrir nuevas inversiones, EE.UU orquesta en Brasil junto a sectores de la derecha la operación Lava Jato que hace caer a Dilma Rouseff ya que los capitales nacionales competían por campos de inversión con capitales norteamericanos en el marco de su propia necesidad de diversificación de inversiones. Razón por la que luego financian la campaña de Jair Bolsonaro, el ultraderechista que les cede el amazonas, reduce el estado con la supresión del ministerio del Medio Ambiente y amenaza con el uso de sus fuerzas armadas que dice están preparadas para enfrentar jornadas como las vividas en Chile, esto en el marco de una profunda crisis político social, donde se pone en cuestionamiento las condiciones de vida de las amplias mayorías y un nuevo ciclo de la lucha de clases abierto a nivel internacional.

También vemos cómo con el no reconocimiento de las elecciones en Bolivia, por parte de la OEA, un organismo de la burguesía internacional, abre paso el golpe de estado llevado adelante por la policía y la derecha, avalado por las fuerzas armadas en nombre de la manoseada “democracia, sin embargo, el interés del imperialismo en inversiones en la agroindustria, es un golpe cívico policial y militar en favor del imperialismo.

¡No más represión! ¡Disolución de las policías y elección popular de jueces y fiscales!

Es así que desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios, levantamos una campaña democrática mínima por ¡No más represión! Comprendemos que esta ola de violencia desatada contra quienes se manifiestan tienen su génesis en la preservación de un modelo que asegura ganancias multimillonarias a gigantes transnacionales en desmedro de las amplias mayorías.

Y es por el papel que en esto cumplen las policías es que planteamos su disolución, su rol es en favor de resguardar intereses que no son los de la clase trabajadora y sectores populares, sino de la burguesía empresarial, es por ello que su democratización no solo es difícil, sino utópica.

El Estado pensado como la herramienta la herramienta por medio de la cual una clase se impone por sobre otra, tiene mecanismos en su maquinaria para sostenerse, y el poder judicial, en el estado burgués es parte de ese engranaje, cumple parte activa en la dominación social y en la protección y legitimación de la propiedad privada.

Karl Marx discutía la imposibilidad de conceptos como “justicia” e “igualdad ante la ley” en un sistema donde las relaciones sociales se basan en la opresión y dominación de una minoría sobre la mayoría. Lo que ha quedado de manifiesto cuando ordenan clases de ética a los capitalistas que se coluden o evaden impuestos por cifras multimillonarias, mientras se condena con todo el rigor de la “ley a quienes se manifiestan, es por ello que el no más represión y juicio y castigo para los responsables y ejecutores de las violaciones a los DD.HH, sólo será posible con la elección popular de jueces y fiscales revocables.

 
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