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16 de noviembre de 2019 Twitter Faceboock

TRANSICIÓN DE GOBIERNO
Fernández y Tinelli: un plan contra el hambre que tiene más promesas que realidades

Este viernes se reunió por primera vez el Consejo Federal Argentina Contra el Hambre, del que participó el presidente electo junto al diputado Daniel Arroyo y un conjunto de variadas figuras, desde Marcelo Tinelli hasta Funes de Rioja.

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Desde las oficinas del presidente electo Alberto Fernández, en Puerto Madero, tuvo lugar la primera reunión del "Consejo Federal Argentina Contra el Hambre". Se trata de una apuesta del gobierno entrante para mostrarse propositivo frente a la "herencia de Macri", en una convocatoria "a todos".

En una transición presidencial a la que todavía restan tres semanas, y signada esencialmente por una América Latina convulsionada, la nota principal de la reunión estuvo dada por la diversidad de los asistentes. Desde la chef Narda Lepes (que fue tendencia en Twitter por su participación en el encuentro), pasando por el conductor de televisión Marcelo Tinelli, hasta Estela de Carlotto, Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz), académicos, políticos, empresarios como Funes de Rioja y sindicalistas como Héctor Daer (CGT) o Roberto Baradel (CTERA).

Es que fuera de ese hecho político, la reunión estuvo lejos de plantear una verdadera salida a los problemas estructurales de la Argentina que generan y reproducen la pobreza y el hambre del país.

La reunión estuvo lejos de plantear una verdadera salida a los problemas estructurales de la Argentina que generan y reproducen la pobreza y el hambre del país, signado por una gran crisis de deuda.

Los detalles del programa "Argentina sin hambre” aún no fueron desarrollados. Se difundió que el mismo buscará ser instrumentado por ley y consistiría, entre otras cosas, en una "tarjeta inteligente" para todas las madres en situación de pobreza con niños menores a los 6 años, una canasta básica de alimentos "a precios razonables", y programas de infraestructura para garantizar agua potable y soluciones habitaciones para los más necesitados.

El presidente electo, junto al diputado nacional Daniel Arroyo -probablemente futuro ministro de Desarrollo Social- se comprometió a "superar la grieta en la Argentina" y terminar de una vez con el hambre. “Esto no es un plan de gobierno o de un sector determinado, sino que debemos tomar la lucha contra el hambre como una política de estado y avanzar juntos en una mesa que no sea cerrada para terminar con este flagelo”, sentenció Fernández.

Alberto Fernández escuchó a unos 17 oradores y luego cerró la charla recordando a Raúl Alfonsín: "Cuando termine mi mandato se habrán cumplido 40 años desde que Alfonsín dijo que con la democracia se educa, se sana y se come. Y quiero cumplir con eso". El detalle de esta reivindicación es que, más allá de las palabras, cuando terminó de gobernar Alfonsín mucha gente cayó en la pobreza por la hiperinflación que destruía los salarios. La democracia radical más que garantizar comer, impuso hambre a millones.

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Al mismo tiempo, la participación de distintos sectores sirve como "gesto" para avanzar en los planes de un Pacto Social entre empresarios y sindicalistas. El empresario Funes de Rioja se comprometió también desde el sector empresario a "hacer un aporte para terminar con el hambre en la Argentina" y coordinar un esquema de ayuda con el Estado. Y Héctor Daer (sanidad) se mostró dispuesto a "comprometer a la CGT en esta nueva etapa de la Argentina".

Fernández, por su parte, cerró planteando que “esta no es una mesa cerrada, sino abierta a todos los sectores”.

Pero mientras se presenta el Consejo Federal Argentina contra el Hambre, un plan que en el mejor de los casos actúa como contención de las peores miserias a las cuales son obligadas a soportar grandes franjas de la clase obrera, continúan en marcha dos núcleos centrales de la economía capitalista local que genera esas consecuencias.

De una parte, la búsqueda de salir del problema de la deuda pagando hasta el último centavo a los especuladores y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sin siquiera revisar su origen y su destino. Este último, como reitera en distintas oportunidades Fernández, no hizo más que alimentar la fuga de capitales. Sin embargo, el plan es pagar igual, con o sin renegociación, lo cual significa inevitablemente un mayor ajuste sobre el pueblo trabajador.

De otra parte, la política de un "pacto social" de congelamiento de salarios. Lejos de recuperar lo perdido con Macri, en el mejor de los casos se pretende congelar la situación actual, mientras continúan pasando los despidos, las suspensiones y el deterioro del salario. La historia muestra que cada vez que un gobierno ensayó algo así fue para que las mayorías trabajadoras no ofrezcan resistencia al ajuste.

Terminar verdaderamente con el hambre no puede estar apoyado en la realización de planes asistenciales que reparten migajas de la torta. Mientras, la mayor parte de la riqueza es apropiada por una minoría de especuladores de deuda, bancos y grandes grupos empresarios.

De lo que se trata es de dar vuelta todo. Si bien es necesario terminar con el hambre que afecta a millones de personas, de lo que se trata es de por poner en pie una economía sobre otras bases que permita romper el círculo vicioso del atraso y la dependencia del país que está en la base del problema. Para eso es necesario rechazar al régimen del FMI y empezar por dejar de pagar la fraudulenta deuda externa.

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