Si algo quedó claro de todo esto es que a Scioli no le tiembla la mano a la hora de aplicar castigos ejemplares. Un año de suspensión para la cancha de ese club debido al proceder de los miembros de su barrabrava, un proyecto de ley antibarras que ya fue vedado por el propio FpV y como si fuera poco a esto se le suma una razzia policial con más de un mes de duración que lo único que logro fue detener “perejiles” en el barrio de Laferrere.
La suspensión de la cancha de Lafe fue una maniobra política del gobernador que tenía como fin debilitar las posiciones del massismo en La Matanza impidiendo que su candidato a intendente (Julio Ledesma) use sus vínculos con el club y su barra para hacer campaña; lo cierto es que Massa se vio complicado para hacer proselitsmo en el conurbano, pero no neutralizando. De ahí fue directamente a pedir apoyo y la cancha de Vélez para su acto de campaña del 1ro. de Mayo a su actual presidente y ex barrabrava, Raúl “Pistola” Gamez, y -desesperado para poder llenarla- no dudó en pactar con Armando Cavalieri (líder del sindicato de comercio), que le garantizó 20 mil personas. Las dos estructuras que más se comprometieron con la movida serían el SECLA de Machado y por supuesto el SEOCA de Ledesma.
La ley anti barras fue un suspiro que se desintegró en el viento de las internas del FpV a un mes de los incidentes; lo único que dejó todo esto fue el saldo de 11 detenidos sin juicio, cuatro pistolas y una escopeta descubiertas en la casa de uno de los miembros de la barra de Lafe que recibió un tiro en el pecho cuando intento escapar, y que hasta la fecha sigue internado en el hospital del Km. 32. Pero como en época electoral la seguridad es un tema que garantiza votos, un sinfín de operativos policiales se están llevando a cabo en el barrio de Laferrere con el fin de engrosar las estadísticas de las detenciones, así conocimos la historia de Lucas, un estudiante secundario de ese barrio que fue detenido por la policía a los golpes para salir testigo de la detención de otro menor, falsamente acusado de haber participado de los incidentes en la cancha. Como estos casos hay cientos que diariamente suceden en el Municipio de La Matanza, pero por miedo a las represalias se callan. No nos olvidemos que estamos en La Matanza de Luciano Arruga: ser pibe y pobre acá es muy peligroso.
De todas las medidas tomadas ninguna afectó, ni remotamente, a los dirigentes de la barra o a sus fuentes de financiamiento: la “protección” a locales comerciales y la flota de 35 combis truchas que de manera ilegal llevan pasajeros a Capital Federal, son actividades que combinan participación del Municipio y de la Policía; esto es evidente, aunque lo del transporte trucho también afecta gente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Todo esto sin tener en cuenta el “chiquitaje” que se mueve en la calle los días de partido.
Con el aporte de 700 gendarmes más que sumó la Presidenta para las zonas de San Petesburgo, San Alberto y Puerta de Hierro, el Municipio tiene más control social sobre la juventud y la Policía; más recursos para “cazar” a futuros “perejiles”. |