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La Izquierda Diario
21 de abril de 2015 Twitter Faceboock

ALEMANIA HUELGAS
La clase obrera alemana defiende el derecho a huelga
Peter Robe | Berlín | @robe_peter

El sábado 18 se manifestaron más de mil personas en la capital bancaria de Alemania bajo el lema “¡No toquen el derecho a huelga, por la plena libertad de acción sindical!”. Esta iniciativa fue llevada adelante por sindicalistas, organizaciones sociales y de izquierda.

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En la manifestación estuvieron presentes grupos de diferentes sindicatos como del sindicato Ver.di, el sindicato de los profesores y trabajadores del sector educativo (GEW), el sindicato de los maquinistas (GDL), el sindicato anarco-sindicalista (FAU), grupos de la izquierda sindical y varios grupos políticos de izquierda.

Un ataque brutal a los derechos de los trabajadores

Esta manifestación se da en el marco del avance de un proyecto de ley, llamado “unidad de los convenios”, lanzado por el gobierno democristiano-socialdemócrata que quiere “regularizar” los derechos sindicales para negociar convenios colectivos y, por ende, limitar el derecho de hacer huelga.

Según el proyecto, solo los sindicatos mayoritarios en una empresa tendrán el derecho único de negociar con la patronal.

Esto se convertiría en un gran obstáculo para los trabajadores en los sectores más precarios, donde el sindicato está muy débil o en aquellos lugares donde existen sindicatos amarillos (armados por la empresa). También afectará negativamente a aquellos sectores más privilegiados (por su posición en el proceso laboral) como los médicos, pilotos o los maquinistas que en los últimos años, frente a su mayor capacidad de hacer huelga y obtener buenos resultados, y la completa negativa de los sindicatos oficialistas de luchar, crearon sus propios sindicatos. Estos en la mayoría son también burocráticos, en su mayoría incluso liderado por democristianos, pero más combativos en la práctica, por lo que ganaron más peso en el último período.

El proyecto inicial fue elaborado en 2011 por la federación empresarial (BDA) y el DGB pero posteriormente fue dejado atrás ya que se veía muy difícil un ataque de esta magnitud a derechos constitucionales.

Junto a este proyecto se vienen discutiendo otras limitaciones más al derecho a huelga, como la necesidad de avisar cuatro días antes o, en el caso de sectores “estratégicos” (como en hospitales, colegios, etc.) de tener cierto porcentaje de personal trabajando.

¡Es un ataque abierto al ya muy débil derecho a huelga que concierne a toda la clase obrera!

Diferentes posturas dentro del mundo sindical

Este proyecto, obviamente cuenta con el respaldo completo del capital alemán. Pero el movimiento obrero no tiene una respuesta clara frente a la “unidad de los convenios”. Hay dos posiciones en su seno.

La primera posición es la de apoyo al proyecto del gobierno, que vienen llevado adelante los sindicatos industriales del sector metalúrgico (IG-Metall, el sindicato industrial más grande del mundo), el sindicato de la minería, química y energía (IG-BCE), el sindicato de la construcción (IG-BAU), el sindicato oficialista de los ferrocarriles (EVG) y el “sindicato” de la policía (GDP). Los primeros tres tienen tasas de afiliaciones altísimas y la burocracia más pro-empresarial en sus cúpulas. Todos, y especialmente la EVG (lo que vamos a tratar más adelante) ven en el proyecto la oportunidad de debilitar a sus competencias. La burocracia del IG-Metall incluso llegó a impedir a sus afiliados rechazar el proyecto públicamente lo que suscitó fuertes críticas dentro de su base.

La segunda posición es la del rechazo al proyecto, aunque en este sector hay matices muy importantes. La central sindical oficialista del DGB tal como la más pequeña federación de sindicatos “funcionarios”, DBB, rechazan la “unidad de los convenios” en las palabras aunque no mueven ni un dedo para organizar algún tipo de resistencia.

El DGB incluso participó de la elaboración del proyecto en 2011 pero tuvo que cambiar de postura después de su congreso en 2014. El caso del DBB es especial porque si bien es dirigido políticamente por los democristianos – los mismos que están empujando el proyecto – es el sector más afectado por esta ley.

Los sindicatos de la alimentación (NGG), de los profesores y trabajadores de la educación (GEW) y el sindicato del servicio (ver.di) rechazan el proyecto tan tímidamente como el DGB pero tienen que moverse más, por varias razones.

La primera es que en el caso del NGG y ver.di., las tasas de afiliación en varios sectores son débiles, alcanzan no más que el 10 % y por eso temen perder influencia y poder de negociación. La segunda es que en estos sindicatos es donde las bases sindicales más se pronunciaron en contra y presionaron a sus direcciones para hacer algo. La GEW y ver.di están juntando firmas en contra de la “unidad de los convenios”, pero no hay ninguna disposición a movilizar sus bases.

El caso emblemático de los maquinistas

El viernes pasado, el dirigente del sindicato GDL, Claus Wesselsky, dio por fallidas las negociaciones entre el sindicato y la empresa Deutsche Bahn (DB) y anunció nuevas huelgas para esta semana, que se realizarán desde el martes hasta el viernes en los trenes de carga y en el transporte público desde el miércoles hasta el jueves. Denunció además que la empresa no se mueve, esperando el avance del proyecto de ley de la “unidad de los convenios” que está preparando el gobierno.

El conflicto entre la GDL y la DB ya conmovió la sociedad en otoño pasado, cuando hubo varias huelgas, incluso la huelga más larga en el sector ferroviario.

Los maquinistas luchan por una reducción de las horas semanales de trabajo, un 5 % más de sueldo y para que la GDL pueda negociar también en representación del resto de los trabajadores de la empresa que está organizando.

Este derecho lo tiene actualmente la “tradicional” y oficialista EVG, que por su actuación de freno y de conciliación de clase perdió mucho terreno frente a la política más combativa de la GDL. También ha habido varias huelgas de los pilotos de Lufthansa y Germanwings que luchan contra un ataque a las jubilaciones.

Estas huelgas tenían varios puntos en común. En ambos casos se trata de sectores de infraestructura y transporte, sectores estratégicos para un país imperialista como es Alemania. Las dos huelgas fueron organizados por sindicatos “funcionarios”, es decir el de los pilotos (UFO) en el caso de Lufthansa y el de los maquinistas (GDL) en el caso de la DB.

Las dos huelgas fueron atacadas por un frente reaccionario de los medios empresariales. Al frente de este ataque de la prensa estuvo la ultra-reaccionaria prensa BILD, que constantemente ataca el pueblo griego y respalda la política imperialista, junto a la conservadora FAZ, vocera del capital alemán.

También fueron atacadas por el empresariado, el gobierno e incluso el DGB. Aunque en varias encuestas la población mostró un apoyo importante a la huelga, se creó un clima contra la huelga, haciendo de Wesselsky un “diablo”.

Un proyecto preventivo del imperialismo alemán

En el marco de esta situación, y de importantes movilizaciones de la extrema derecha (Pegida) –que en un primer momento solamente se dirigían contra los inmigrantes pero rápidamente desarrollaron posturas anti-sindicales–, el gobierno y el ministerio del trabajo dirigido por la socialdemócrata Andrea Nahles retomaron el proyecto de la “unidad de los convenios”.

Este pasó por el Consejo Federal (compuesto por los presidentes de los distintos Länder [provincias]). Aunque el partido Die Linke (La izquierda) oficialmente está en contra del proyecto, el presidente de Thuringia, Bodo Ramelow, que está gobernado por una coalición entre Die Linke y la socialdemocracia se abstuvo y no votó en contra, “respetando a su socio de coalición”.

El imperialismo alemán, que está involucrado en varias peleas geopolíticas para lograr sus ambiciones de hegemonía, necesita mantener la “paz social”. Pero esto ya no es tan fácil como antes: desde los maquinistas y los pilotos, hasta los profesores, trabajadores sociales y educadores, los bancarios, los trabajadores de Correos y de Amazon – todos se encuentran en procesos de lucha y huelga.

Tanto sectores precarios como sectores más estratégicos se oponen a la conciliación de clase de las burocracias sindicales frente a un empresariado cada vez más anti-obrero.

Al mismo tiempo se está desarrollando una tendencia, aún incipiente pero potencialmente poderosa, de unidad de las diferentes luchas, como se puede ver en acciones en común de los trabajadores de Correos y Amazon, o de los educadores y trabajadores sociales junto con los obreros de Amazon.

Con movilizaciones como la que ocurrió el sábado pasado, multiplicando la asistencia, y la coordinación de las huelgas para ganar, junto a la solidaridad de todos los sectores oprimidos, se puede parar esta avanzada reaccionaria imperialista, para pasar a la ofensiva y luchar por la ampliación del derecho a huelga.

 
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