Tras fracasar la “mesa de diálogo” que buscó establecer Duque este martes, y con el trasfondo del asesinato del estudiante Dilan Cruz, nuevamente centrales sindicales y movimientos sociales convocaron a un paro nacional para este miércoles. La propuesta de Duque de discutir con el esquema de “conversación nacional”, es decir, no discutir de nada en concreto llevando todo a diversas “mesas técnicas”, terminó siendo una política de distracción fallida claramente rechazada.
Fue esta la causa por la cual los representantes de centrales sindicales y movimientos sociales se levantaron de la “mesa de diálogo”, no sin antes leer trece puntos que demandan. Entre ellos, que el Gobierno retire “el proyecto de ley de reforma tributaria en tránsito en el Congreso”, que se derogue el decreto que le dio vida al holding financiero estatal, que agrupa a nueve empresas financieras como el Banco Agrario, Findeter, Finagro, el Icetex y el Fondo Nacional del Ahorro. Además, que se disuelva el ESMAD y se depure a la Policía Nacional, que se pare la reforma pensional y laboral, que se detenga proyectos de privatizaciones, revisión de los tratados de libre comercio, sobre la cuestión de los acuerdos de paz, entre otros. Es claro que a las demandas iniciales antes del paro se incorporó esa misma mañana el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) que asesinó a Dilan Cruz, tras haber sido herido gravemente en la cabeza el sábado por un disparo hecho por un agente de tal institución represiva y falleció este lunes por la noche.
La modalidad de “conversación nacional” hecha por Duque en el que gremios y cámaras, entes de control y empresarios hagan parte de tal conversación no gustó mucho, y hasta allí llegó la reunión luego de transcurridas dos horas. Era muy alevosa la propuesta de Duque y su fin dilatorio, y para los representantes del Comité del Paro hubiese sido demasiado costosa entrar en ella con un movimiento que aún está en las calles. En tal sentido declararon que "Mañana 27 de noviembre vamos a realizar otro paro nacional en todo el país junto a grandes jornadas de movilización para reclamarle al Gobierno que negocie el ’paquetazo’ que nosotros hemos señalado como las causas que han prendido esta protesta social", en la vocería de Elías Fonseca, miembro del comité ejecutivo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Es que la política de Duque de darle largas al asunto, incluso llevar esas conversaciones hasta marzo en el que participarían “todos los sectores de la sociedad”, en un momento en que se encuentra aprisionado políticamente, tenía poco espacio de maniobra, incluso algunos analistas le han achacado miopía política al “no darle lectura a lo que dicen las calles”. Tras 15 meses de mandato, en su momento más crítico y en aprietos con escasísimo margen de gobernabilidad, el presidente colombiano busca válvulas de escape con tácticas dilatorias de poco alcance. Además, hay que incorporar otro elemento a la crisis del gobierno, y es que, si en la Casa de Nariño llueve, en el partido del Centro Democrático (al que pertenece Duque y es comandado por Uribe) la tormenta no escampa, con tensiones internas fuertes que también aumentan la crisis gubernamental.
Por su parte, a los representantes del Comité Nacional del Paro que se reunieron hoy con Duque se les complica la situación para acceder a los esquemas del gobierno del diálogo. Seguramente no es porque no lo quieran por motu proprio, sino porque tienen en la nuca la oleada de protestas en todo el país que se iniciaron la semana pasada y expresada en su mayor fuerza el 21N. Incluso, su participación ya había sido cuestionada por otros integrantes del Comité Nacional del Paro.
Por eso no es casualidad los disensos existentes en el tal Comité, sobre todo los provenientes del movimiento estudiantil. Y es que antes de que el Comité del Paro se levantara de la mesa de diálogo, la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (Unees) había manifestado que no participaría de la reunión, siendo que la juventud es la que ha venido cumpliendo un papel protagónico en las manifestaciones. “Los elementos estructurales de la mesa por la equidad, citada por el gobierno nacional, en cabeza de Iván Duque, no responden a las dinámicas sociales y desconocen la realidad de nuestro país. Por tanto, rechazamos esta mesa citada por el gobierno y anunciamos nuestra ausencia en la misma”, informaba la Unees mediante un comunicado.
Pero, además, hicieron un llamado a los demás actores del Comité Nacional del Paro que se disponían a ir a la reunión con el gobierno a que se retiren de esa mesa, planteando que “invitamos a los demás sectores que hoy participan de este espacio a que se retiren de esta mesa, pues consideramos vital que sigamos fortaleciendo los espacios de articulación política, pero esto lo lograremos en la medida en que ampliemos nuestro horizonte de discusión político y, sobre todo, en el momento en que comprendamos que debemos romper con las dinámicas temporales que nos quiere imponer el Gobierno”.
Y es claro que la magnitud que han tomado las manifestaciones y que se han seguido extendiendo por varios días, le “queda grande” a unos factores sindicales y de organizaciones sociales acostumbrados a sentarse a negociar más en tiempos “normales”. Es que ellos estaban preparados inicialmente para un paro nacional que fuera una simple jornada de protesta para fortalecer su posición en cualquier mesa de concertación con el Gobierno.
Si con toda la situación imperante que se ha venido arrastrando en Colombia con los ataques y el acumulado de deudas históricas, el hecho que los trabajadores y la juventud no había terminado de expresarse, también tenía otra causa: el titubeo de las direcciones de las centrales sindicales junto a la de los movimientos sociales que tienen su peso en Colombia. Siempre proclives al camino de la negociación, ya venían levantando paros que ellos mismos convocaban, siempre que se abría una vía de sentarse con el gobierno. Esa fue la causa incluso, que el mismo día por la noche de la jornada histórica del 21N lo primero que hicieron fue pedir una reunión con el gobierno, en vez de utilizar esa fuerza para preparar un plan de movilización camino hacia una huelga general para hacer sentir el clamor de las calles, ¡Fuera Duque!
Lo que se plante en el momento es que los trabajadores, la juventud, los campesinos, sectores populares y demás explotados de Colombia que se han puesto en movimiento, es no entrar en ningún juego de negociación o concertación que busca el gobierno para tomar aire y recomponerse. Se trata de no darle tregua a Duque y a todo el régimen político colombiano con las trampas que pueden montar, más que nunca, al mismo tiempo que se avanza en la movilización es crear nuevos organismos de lucha o extender los que existan, en un sentido de autoorganización, con democracia directa desde las bases, tomando cada decisión en sus propias manos. El camino a la huelga general está abierto hasta que caiga Duque, se trata de desplegar la fuerza social capaz de derrotar a los enemigos de las masas y las fuerzas de represión del Estado al calor de las rebeliones que se viven en el continente.
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