Desde hace no mucho, comencé a militar en el Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS), donde he vivido experiencias en el movimiento estudiantil, como el del 3 de septiembre, o la reciente consulta por la democratización impulsada junto a otras organizaciones de la universidad. Este verano formamos parte del impulso de una enorme campaña contra los despidos de nuestras compañeras Alejandra Sepúlveda, Ameyali Mancilla y Flora Aco, trabajadoras del DIF.
Cuando escuchaba el programa de austeridad republicana lanzada por López Obrador, podía leer que no sólo se aplicaría al salario del presidente que pasó de 214 mil 994 a 155 mil 835 pesos netos -lo cual es insignificante frente a los 6 mil pesos mensuales que ganan las mayorías trabajadoras-, sino que también habría un recorte salarial a los trabajadores estatales, teniendo un salario ultraprecario.
Aún así disminuyeron el salario en 3% mientras a los altos funcionarios se les aumentó 5.7%.
Mientras el salario mínimo disminuye, el presupuesto para la Guardia Nacional aumenta, con la justificación de que los soldados y la marina necesitan más apoyo ya que “se han portado bien”.
Las condiciones en las que trabajan mis compañeras son muy precarias, sin seguridad social (no cuentan con IMSS, ISSSTE o algún servicio médico) lo cual es muy peligroso porque ellas trabajan en colonias vulnerables poniéndose en riesgo.Tampoco tienen derechos laborales, sin prestaciones.
Pero ver y vivir la experiencia con mis compañeras, me hizo entender la enorme problemática de los despidos injustificados y el recorte salarial.
Llegar a repartir volantes a los diferentes dependencias me dio la oportunidad de escuchar y conocer a otros y otras trabajadoras en situaciones precarias. Me hizo repudiar las contradicciones del gobierno con su política anti-obrera disfrazada de “austeridad republicana”.
Tres compañeras recibiendo hostigamiento político, represión por parte de la directora Esthela Damián quien gana 145 mil pesos al mes, la misma que dijo en una reunión que las demandas de la campaña “Queremos trabajo digno” eran soviéticas e imposibles.
Yo no podía creer cómo le cabía en la cabeza que las demanda básicas como salario digno, estabilidad laboral, mayor presupuesto para la salud y para la educación fueran imposibles de realizar conociendo el salario que ganaba al mes.
Es evidente que a ella realmente no le interesan los derechos básicos de los trabajadores, mientras ella gane esa cantidad de dinero voltea la cabeza para otro lado.
En este periodo de lucha contra el Estado, aprendí la necesidad de seguir impulsando no sólo en el DIF, sino en todas las fábricas, call-centers y en todos los sectores que sufren las mismas condiciones, la campaña Queremos Trabajo Digno. Porque cada vez más se precariza el futuro de la juventud, como con los distintos proyectos del gobierno “jóvenes construyendo el futuro”, un programa de “inclusión y apoyo a los jóvenes” que en realidad se trata de becarios cumpliendo diferentes tareas según las necesidades que vayan surgiendo dados a falta de personal por los despidos. No reciben un salario, sino una beca de 3,600 pesos mensuales, con eso no nos alcanza ni la canasta básica.
Cuando supe que habían despedido a mis compañeras -una de ellas estando embarazada- conocí lo apático y burgués que es el Estado, que prefiere despedir a mujeres que están despertando conciencia en contra de este y de todo el sistema capitalista.
Pero me dio mucho gusto que temblaron, sentí el miedo que tienen al ver cómo la campaña crecía y crecía, a que los trabajadores están dispuestos a organizarse y enfrentar la persecución del Estado.
Es una gran victoria que el pasado 17 de noviembre fueran reinstaladas a sus centros, pero aquí no acaba. Como juventud, tenemos que organizarnos para que termine la precarización laboral, que las trabajadoras y los trabajadores tengan salarios dignos.
Con todo esto, me queda claro que este sistema nos quiere seguir condenando a la precariedad y que no tiene nada qué ofrecernos. Que la única manera de cambiarlo es luchar contra las condiciones de vida que nos quieren imponer.
Que la juventud que hoy se organiza por una educación pública y gratuita, abierta para todos y todas abrace las luchas de los trabajadores, contra los despidos, por trabajo digno, contra las burocracias sindicales y los recortes al sector público. Porque si ellos ganan, nosotrxs estaremos en mejores condiciones para pelear por todo lo que el Estado nos quiere negar. |