Al Sisi luego de tomar el poder en 2013 al mando del Ejército, intentó ubicarse como el “hombre fuerte” amigo del imperialismo para reconstruir una dictadura que mantenga a raya al país que protagonizó los eventos más importante de la Primavera Árabe. Sin embargo, como dice un filósofo, la historia se presenta una vez como tragedia y luego como comedia.
En la inauguración de un proyecto en la ciudad de Damietta, el dictador dijo que su propuesta ayudará a aumentar la producción y las exportaciones de Egipto al mundo, lo que beneficiará al país. “Un hombre que comienza a trabajar a las 6 a.m, frena para almorzar al mediodía para continuar hasta las 6 p.m., es decir, 12 horas totales, es lo apropiado”.
No es la primera vez que Al-Sisi le exige a los trabajadores y el pueblo egipcios que trabajen más fuerte para aumentar las ganancias capitalistas y los ingresos fiscales para pagar las deudas adquiridas por financiamiento internacional. Dos años atrás el dictador se burlaba por redes sociales pidiendo que donen el cambio sobrante del día para financiar proyectos de caridad para impulsar la economía. "¿No podemos tomar el cambio, digamos 50 peniques, y ponerlo en una cuenta para financiar tales proyectos de vivienda?", Preguntó en relación con un proyecto de vivienda en Alejandría financiado por empresarios y donaciones.
También llegó a pedir que bajen de peso para ahorrar dinero, diciendo que los egipcios deben cuidarse mejor con las comidas; hasta prohibió a los programas de televisión que muestren o inviten “personas con sobrepeso”. Paralelamente quitó los subsidios a las frutas y verduras disparado sus precios a partir de diversas reformas económicas.
En la misma sintonía, en 2017 estallaron manifestaciones en todo el país a medida que el petróleo, el azúcar y el pan se volvieron inaccesibles para los egipcios que dependían del “sistema de raciones”. Después de las protestas, el general de los servicios de seguridad egipcios, Mohamed Mansour, dijo que era "grosero" quejarse por el aumento de los precios y la escasez de alimentos y pidió a los egipcios que "sacrificaran su cena por el bien de su país”. Desde 2016, las autoridades egipcias han implementado un programa de austeridad severa a cambio de un préstamo del FMI.
La cotidianeidad egipcia se ha vuelto cada vez más difícil desde que Al Sisi llegó al poder por el Golpe de Estado en 2013. Cubrir los crecientes costos del combustible y la electricidad se convirtieron en una lucha. El nivel de pobreza ya supera el 30%, el Banco Mundial publicó recientemente un informe que dice que el 60% es pobre o vulnerable.
Los intentos de culpar una y otra vez a los trabajadores y el pueblo egipcios se producen cuando el magnate Mohamed Ali reveló que Al-Sisi y su círculo íntimo de familiares y militares gastaban millones en palacios de lujo mientras el resto de los egipcios viven en la miseria. Por supuesto, este empresario egipcio está interesado en avanzar con sus propios negocios constructores, donde la dictadura de Al Sisi parece haber perdido recursos financieros para comprarse a sus opositores dentro del régimen. Más allá de las internas burguesas con las que pueda lidiar el dictadura, la situación económica impulsó nuevas manifestaciones en septiembre de este año, y nada indica que no vaya a ver una nueva oleada contra el régimen. |