Mauricio Macri se despidió este lunes de los empleados de la Casa Rosada en el Patio de las Palmeras. Lo hizo junto a su gabinete y a Juliana Awada con un brindis, como si hubiera algo que celebrar en el final de su mandato.
El presidente que está de salida agradeció por sus tareas en estos cuatro años a mozos, trabajadores de cocina, de limpieza y del área de comunicación. También se despidió de los granaderos y soldados. Tan poco natural fue su relación con los laburantes, que tuvo que sacar un machete para leer y no olvidarse de lo que tenía que decir.
Para peor, hizo un chiste alrededor de la comida que le cocinaban, diciendo "no voy a extrañar las ensaladas verdes", en alusión a los platos que le servían los lunes y martes, pero "si un arroz muy rico que se prepara acá". Como presidente, un buen catador de almuerzos.
Del brindis participaron también Gabriela Michetti y Marcos Peña, entre otros funcionarios. Pusieron las copas en alto mientras dejan un país con 55% de inflación, una pobreza del 40,8% de la población y tarifas de los servicios públicos que representan el 25% del gasto en los hogares, entre otros números terribles.
"Entre tantas libertades, voy a recuperar la libertad de enfermarme y que no me digan que estaba somatizando", dijo el mandatario entre risas. Pero lo que no es gracioso es que en estos cuatro años Macri sumó 146 días de descanso, de los cuales 36 se los tomó en 2019. Quizás le de gripe tanto cambio de clima. |