La derecha racista que hoy ocupa el gobierno en Bolivia, carga con casi 30 asesinatos, entre obreros, campesinos y originarios, más de 500 heridos. Además de las persecuciones a partidarios del MAS (partido de Evo Morales que terminó negociando nuevas elecciones, sobre la sangre de los muertos, y con el propio líder aymara proscripto).
Para asentar su gobierno, ahora la derecha crea esa fuerza policial “antiterrorista” con el objetivo de “desmantelar grupos extranjeros, que quieren desestabilizar al país”, según la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez.
Esos dichos se refieren al argumento que usaron desde que usurparon el poder: que las enormes movilizaciones de los pobladores de El Alto y Cochabamba, en realidad estaban siendo motorizada por el gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
Un argumento que no resiste ningún análisis con tan solo haber observado y escuchado a esos pobladores movilizados, y si se tiene en cuenta que en Venezuela, más allá de su retórica, Maduro es enemigo de que la población se movilice por sus propios medios para combatir a la derecha, pero sobre todo es enemigo de que ese pueblo movilizado discuta en cabildos abiertos sus propias demandas y acciones.
Pero esa excusa le sirve a la derecha, para crear esa fuerza de élite, el GAT. A fin de entrenarla en tácticas “antiterroristas”, le piden ayuda nada menos que al Estado Nacional Judío de Israel, con largas décadas de experiencia no solo en asesinatos masivos de pobladores palestinos, sino también en perseguir y asesinar de forma selectiva a militantes del Hamas o el Hesbollah.
Murillo ya adelantó algo de la brutalidad que puede ejercer esa fuerza: “las unidades son duras y no se andan con rodeos”. Con esas características y entrenadas por el ejército y los servicios de inteligencia de Israel, no es difícil imaginar lo letal y asesina que será esa fuerza.
El gobierno golpista, expresión de una clase empresarial racista, le pide ayuda a un país (cuarto exportador mundial de armas) que ya tiene experiencia en entrenamiento a militares de países de latinoamericanos.
Es conocida la ayuda que brindó a la dictadura pinochetista en Chile, precisamente el país donde surgió una enorme rebelión popular contra esa herencia del dictador.
En 1976 Israel se convirtió en el principal vendedor de armas al país trasandino y la Fuerza Aérea de ese país además de contar con insumos tecnológicos, recibió asesoramiento de expertos militares israelíes.
Es más, en 1984, el ministro de Comunicaciones de ese país (cuando el Primer ministro era Shimon Peres) llegó a Chile y defiendió la dictadura afirmando que “los medios de comunicación habían tergiversado al régimen militar chileno, tal como nos ocurre a nosotros con el tema de los terroristas palestinos”.
Con esta historia, no es extraño el pedido de ayuda a Israel. Murillo lo dejaba claro: “están acostumbrados a tratar con terroristas, saben cómo tratarlos”.
Es conocido mundialmente el trato que Israel le da a quienes ellos consideran “terroristas”. Por eso el gendarme de Medio Oriente está señalado como autor de innumerables crímenes de guerra. | 
