Este año fue atravesado por la lucha de un grupo de padres y aspirantes a ingresar a la carrera de medicina. En la ultima sesión del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Tucumán, con 21 votos favorables se dio lugar a avanzar hacia el ingreso irrestricto. Para el año 2020 bastara con obtener 60/100 para ingresar y el curso de ingreso será gratuito. Para el 2021 se propuso contar con un plan de estudios que contemple una nivelación, de esta manera asegurar el acceso libre a la carrera.
El decano Mateo Martínez quien intervino en defensa del examen dijo que "la universidad no puede poner en juego la calidad de la formación de los futuros médicos" y advirtió que "liberar el ingreso de manera indiscriminada podría significar una colisión muy grave". Martínez viene cambiando de argumentos desde que se inicio este debate, dice que la calidad en la formación bajaría gravemente, que se vulneraria el derecho de los pacientes.
La realidad muestra que docentes y alumnos hacen los máximos esfuerzos durante el cursado para sostener esa “calidad educativa”, los recortes en el presupuesto para las universidades nacionales y en salud, claro que impactan directamente, cuando no se llama a nuevos concursos docentes y ayudantes estudiantiles, no se avanza en infraestructura y en nuevas tecnologías, tanto en las sedes como en los hospitales y CAPS. Si hablamos de “derechos del paciente”, quienes consultan y acuden al sistema publico de salud, para conseguir turnos para especialistas deben dormir en la vereda de un hospital y esperar luego hasta un mes para llegar a ser atendido en consultorio.
Los CAPS tienen altas demandas, cuentan con pocos trabajadores de la salud, y son pocos los centros que el SIPROSA designa para las practicas de estudiantes. Claramente pensar en derecho al acceso a la salud tiene mucho que ver con pensar en Atención Primaria de la Salud, y en un nuevo paradigma de formación de futuros médicos/as, al servicio de atender las problemáticas de los sectores mas vulnerables, de las familias trabajadoras, y dejar de responder al negocio de la atención privada y las prepagas.
Para “asegurar” un lugar en la carrera, se debe costear grandes sumas para pagar institutos y profesores privados. Es una gran conquista del movimiento estudiantil que se haya sacado el cupo restrictivo en medicina. Debería suceder lo mismo con el resto de las carreras de la salud. La universidad debe estar abierta y recibir a todos, no solo a unos pocos que tienen para pagar o se endeudan de por vida para terminar la carrera que eligieron según su vocación. |