Las últimas concentraciones de calle se han realizado con cacerolazos, como la que ocurrió en la céntrica plaza Bolívar y frente al Congreso de la República, en Bogotá, contra la reforma tributaria este jueves, y similares acciones se dieron en Medellín y otras ciudades por el conjunto de las demandas el viernes.
La reforma tributaria disfrazada como ‘ley de crecimiento económico’ es un #PaquetazoDeDuque destinado a mejorar ‘la competitividad de las empresas’, con exenciones a los grandes empresarios por hasta 20 billones de pesos colombianos (1 dólar equivale aproximadamente a tres mil 400 pesos).
"Con el mismo cuento de que bajar impuestos a las empresas ayuda a generar más empleo, nos han subido los impuestos y nos han recortado derechos a los colombianos", enfatizan representantes de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación.
Las acciones del jueves y viernes son parte de las movilizaciones intermitentes que ya tienen más de tres semanas de acciones de calle en el país contra políticas del gobierno. En medio de la agitación social que recorre el continente los colombianos se han volcado a las calles para rechazar al gobierno de Iván Duque.
En el pliego de peticiones que entregó a la Presidencia de la República, el Comité nacional contra el Paro pidió la disolución del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) y la depuración de la Policía Nacional. Aunque, fiel a su carácter represivo, desde la Presidencia de la República se ha hech de nuevo una férrea defensa al papel que cumple el Esmad, en medio de las manifestaciones que se han presentado en el país, y que tiene entre su cuenta el asesinato de Dilan Cruz, entre otros en medio de las protestas.
No faltaron también las declaraciones de este viernes de la vicepresidenta de Colombia, Marta Lucía Ramírez, afirmando en un encuentro con la policía que una “red internacional” está alimentando el “malestar social” en el país. Todo un discurso para justificar todo el accionar represivo que está teniendo el gobierno colombiano contra las protestas, incluso llegando en algunas partes la militarización.
Sin embargo, las últimas encuestas arrojan una tendencia decreciente de popularidad por parte del ejecutivo encabezado por Iván Duque, el cual con menos de dos años en el poder solo es aprobado por un 28 %, y que junto a Piñera, son los dos mandatarios más repudiados del continente.
Por su parte, las direcciones del movimiento aglutinadas en el Comité Nacional del Paro se siguen prestando a las dilaciones de Duque con sus “mesas de diálogo. Este miércoles 11 de diciembre mantuvieron una reunión con el gobierno que no llegó a ningún puerto planificándose otra para este viernes en horas de la tarde. El gobierno colombiano mantiene entretenido así a las direcciones sindicales y de los movimientos, mientras va ganando tiempo para buscar desmontar las protestas.
En ese juego de reuniones que ni siquiera se avanza en poner de acuerdo en los mecanismos para llevarse a cabo las mismas, vienen dándose en todo un juego perverso del Gobierno de Duque. El prestarse a estas maniobras por parte de estas direcciones no ha tenido como resultado concreto que la situación ante el malestar hacia tomado más fuerza.
Las protestas en Colombia, en sintonía con otros puntos de Sudamérica donde las movilizaciones marcan un nuevo ritmo, solo la movilización independiente que no caiga en la trampa de las propuestas conciliadoras puede transformarse en victoria. Se trata de potenciar la movilización desplegando para ello toda la fuerza social de la clase trabajadora y la juventud, avanzando en mayores niveles de organización y levantando un verdadero plan de lucha hasta derrotar el plan de Duque.
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