La semana pasada por más de dos tercios la cámara de diputados aprobó en general y en detalle, el presupuesto 2020 que había sido presentado por el ex ministro de Economía, Luis Arce, quien hace semanas salió del país ante la posibilidad de ser detenido por el gobierno golpista.
En la aprobación del presupuesto que contó con el apoyo de los diputados del MAS, hubo un primer recorte de los fondos presupuestados en el proyecto del ex ministro de Economía, que había previsto más de Bs 286.000 millones ($us 41.091 millones) como presupuesto agregado, y el consolidado alcanzaba a más de Bs 214.000 millones ($us 30.747 millones).
Sin embargo, este monto bajó en más de $us 574 millones respecto al proyecto original; es decir, que en diputados se aprobó un presupuesto de $us 40.517 millones, mientras el presupuesto consolidado es de $us 30.172 millones.
Los mayores recortes se registran en la inversión pública donde el presupuesto 2020 estima fondos por $us 4.392 millones, casi $us 1.000 millones menos que el monto económico calculado para 2019, cuando se destinaron $us 5.323 millones.
En el área de comunicación, los diputados también hicieron ajustes. En 2018 el presupuesto del área fue de $us 21,5 millones y para 2019 trepó a $us 75,7 millones, pero para 2020 es de $us 18,2 millones; es decir, $us 57,4 millones menos, ubicándose en valores inferiores incluso al 2018.
Menor crecimiento, rebaja de salarios y el impacto del recorte en la obra pública
A su vez, el ministro de Economía, José Luis Parada, quien fuera designado por el gobierno golpista de Jeanine Áñez, sostuvo en una entrevista con el diario El Deber, que en los primeros días de enero iban a revisar el presupuesto previendo nuevos ajustes de gastos que él consideró de “superfluos”, mientras anunció una mejora en los fondos de salud, una forma tal vez, de hacer menos impopular sus anuncios.
Parada en sus declaraciones redujo las expectativas de crecimiento de la economía para el 2020 a un 2,6%, por detrás del último pronósticos de la Cepal que indicaba un 3% para Bolivia, como también muy por debajo del proyecto de presupuesto de Arce que lo estimaba en 4,22%.
Si bien la tendencia en el país es a una persistente y moderada reducción de los niveles de crecimiento de los últimos 15 años rondando el 5 % anual, según Parada la caída sería a la mitad, esta realidad de menor dinámica de la actividad económica, recorre a toda la región de América Latina que este año tendrá apenas un crecimiento del 0,1% según la Cepal.
El menor crecimiento puede ser utilizado para justificar medidas de ajuste que pongan cierto freno a las expectativas de las mayorías trabajadoras. En este sentido se refirió el economista Alejandro Arana quien consideró como “muy poco probable” que en un contexto actual de desaceleración económica, y “con un escenario externo muy poco alentador debido a los menores volúmenes de gas exportados –el presupuesto 2020 espera una reducción de los ingresos por hidrocarburos de -19,5% respecto de 2019-, las consecuencias para el comercio mundial del Brexit y la guerra comercial entre China y EEUU, el Gobierno mantenga el presupuesto original que contemplaba un incremento de casi 7% en sueldos y salarios.”
El mismo Parada aseguró que están revisando la plata de personal, a la vez, que no pierde oportunidad el ministro de Economía para señalar la revisión de las cuentas de las empresas del Estado consideradas deficitarias, una forma de ir ganando opinión pública a favor de ajustes, como tampoco se pueden descartar eventuales privatizaciones.
Por su parte, el recorte en la inversión pública puede tener un efecto significativo en el empleo y en el conjunto de la actividad económica. Desde el Centro Boliviano de Economía (Cebec-Cainco) consideran que el impacto de la caída de la inversión pública que votó la cámara de diputados implicará una caída de más de un punto porcentual en el crecimiento del PBI para el año.
Rechazar el ajuste
Las medidas de ajuste presupuestario pretender ser sostenidas con el clásico argumento liberal de un elevado déficit fiscal que en 2018 alcanzó el 8% del PBI, el mismo en parte, es el resultado de la inversión en obra pública, entro otros gastos del Estado, siendo que de conjunto de la actividad estatal representa cerca del 30% de toda la economía y viene jugando un papel de aminorar el impacto del fin del ciclo de los altos precios de los minerales y los hidrocarburos que permitieron altas tasas de crecimiento durante más de una década.
Sin dudas, la implementación de estos recortes en el presupuesto público afectarán las condiciones de vida de la clase trabajadora, por lo cual, debería rechazarse de plano con la movilización en las calles enfrentando al gobierno golpista en forma independiente de los legisladores del MAS que aprobaron los primeros recortes del presupuesto. |