Lo que presenta La obra del siglo, la segunda película del cubano Carlos Machado Quintela (Competencia internacional °17 BAFICI), lo que exhibe de inmediato, sin eufemismos perezosos ni contemplaciones anacrónicas, aquello que revela mediante la contundencia feroz de una confesión inocente, no es otra cosa que la falta, en Cuba, de épica. Su condición revolucionaria se ha desmoronado hace tiempo. Concretamente después de la caída del Muro. Solo quedarían por remover–quehacer sombrío- los escombros.
En la provincia de Cienfuegos,en el año 2012, tres generaciones de cubanos –hijo, padre y abuelo-, comparten un departamento y una noche contemplan un televisor que transmite la inauguración de las olimpíadas de Londres. Mientras intercambian algunas pocas palabras intrascendentes –uno en realidad duerme, o hace que duerme-, observan a la delegación cubana flamear con orgullo la bandera de su país. Y esa imagen acaso termine por desenvolver el panorama. No hay épica en Cuba. Y si la hay, persiste inocua en el deporte olímpico, como la resaca del pasado heroico.
El fin de las ilusiones, de eso trata el film de Quintela. En el mismo lugar donde estos tres personajes naufragan frente al televisor, pero durante la Guerra Fría, se intentó montar, a partir de un convenio cubano-soviético, una Ciudad Electro-Nuclear. La idea era establecer los primeros reactores nucleares del Caribe y llevar electricidad a todo el país. La construcción de una planta nuclear, y a su alrededor, un pequeña ciudad que albergue a los trabajadores y sus familias. La URSS abastecería el material, las condiciones, el saber científico. Pero el proyecto fracasó demasiado rápido, ni bien comenzaron a caer los ladrillos del Muro. Yen consecuencia, el sueño terminó, la épica alcanzó su desenlace.
La obra del siglo intercala –pues para confrontar, eso resulta más que evidente- la actualidad cubana y su pasado. Entonces, en blanco y negro, nos mostrará un pueblo sin épica.Y un pueblo sin épica pareciera estar destinado al desencanto, a la nostalgia plomiza del pasado. Los tres personajes, en el piso más alto de un edificio abandonado a su suerte, podrán contemplar, para no olvidarse nunca, la gran obra, la obra del siglo, la obra que no fue -la visión desencantada ostenta, al menos, ese privilegio-. Pero la película también nos mostrará las escenas del pasado, escenas documentadas, y bajo un color bien brilloso, sobre la construcción de la planta.
Por momentos, acaso los mejores, el film de Quintela tenderá al sarcasmo, al desenfadado humor de los olvidados. Los mismos que una noche socarronamente brindan, bien asentados en su propio olvido, por la conquista de una modesta distinción dorada.
17° BAFICI /Competencia internacional
La obra del siglo (2014)
REPARTO:
Mario Balmaseda, Mario Guerra, Leonardo Gascón.
FICHA TECNICA
Dirección: Carlos Machado Quintela
Guion: Abel Arcos, Carlos M. Quintela
Año: 2014 | Cuba, Argentina, Alemania, Suiza
Funciones:
Viernes 24 - 21 h - Village Caballito / Sala: 4