Así lo han anunciado en un comunicado difundido en sus redes, sindicatos como la IAC (Intersindical Alternativa de Catalunya), co.bas (Sindicato de Comisiones de Base), Solidaritat Obrera, COS (Corriente Obrera Sindical), el comité regional de la CNT y CGT. Publicamos su comunicado:
Desde hace años las trabajadoras y los trabajadores cada día cobramos menos, tenemos contratos más cortos e inseguros que empeoran nuestra vida. A muchas de nosotras nos cuesta cada vez más llegar a final de mes a causa de la subida de los alimentos, la vivienda, el transporte, las tasas universitarias, la factura de la luz, el agua, etc. El capitalismo es cada día más agresivo: La riqueza es acumulada por unos pocos mientras a la mayoría nos condenan a la precariedad.
Además, vivimos bajo un Estado cada vez es más autoritario -ley mordaza, reformas laborales, ley de extranjería, el 135, el 155, represión a los movimientos políticos…- que presiona con multas y condenas a quienes levantan la voz ante la injusticia.
Por todo esto, es muy importante que articulemos una respuesta defensiva ante estas agresiones desde nuestros lugares de trabajo, puesto que es allí donde sufrimos la explotación directamente. Porque sabemos que la lucha por la democracia no se puede parar a las puertas de los centros de trabajo, ponemos sobre la mesa la necesidad que el sindicalismo combativo confluya, para que sea una herramienta útil en la defensa de la gente trabajadora.
Este 2019 hemos visto que cuando luchamos, podemos ganar. Las luchas de las camareras de hotel, de las teleoperadores, de los Riders, de los trabajadores de Titan, del Bicing de Barcelona, de Cacaolat o de la fábrica de Stradivarius (Inditex) de Sallent marcan un cambio de tendencia. Estas luchas muestran que un sindicalismo combativo y a la ofensiva es capaz de dar victorias y herramientas útiles para el conjunto de las clases trabajadoras.
Además, la clase trabajadora ha demostrado un anhelo de cambio y de ruptura contra de los agentes legitimadores de la transición, poniendo en cuestionamiento a la monarquía o a la indisoluble unidad del Estado. Este hecho ha dado lugar a respuestas y propuestas a todos los niveles como el 15M o el 1O, articuladas a través de un impresionante sindicalismo social que, desde la lucha por la vivienda, la emergencia del movimiento ecologista y feminista, el movimiento por las pensiones públicas, contra las externalizaciones o la Ley Aragonés, han sido capaces de sacudir la realidad social. Una prueba evidente es la gran influencia e incidencia en las huelgas generales feministas del 8-M o la del 3-0, después de la brutal oleada represiva realizada por el Estado. Ahora, es más necesario que nunca avanzar hacia formas de lucha y cambios culturales que permitan pensar estratégicamente las alternativas al capitalismo.
Es por todos estos motivos que el sindicalismo combativo hacemos un llamamiento a la resistencia y a la lucha activa contra la explotación. Hace falta que nos organicemos en los centros de trabajo, en los barrios y en los pueblos, porque trabajar nos tiene que servir para poder vivir y no tenemos que vivir para trabajar. Queremos recuperar el salario perdido. Exigimos que el derecho a la vivienda no sea solo una frase vacía de contenido en un texto legal. No aceptamos que se especule con nuestros hogares del mismo modo que como trabajadoras y trabajadores nos negamos a ser una simple mercancía en venta. Juntas pasamos a la ofensiva en todos los frentes.
Como punto de partida, convocamos a una jornada de movilización el próximo 30 de enero en solidaridad con la lucha de las trabajadoras de Euskal Herria y en defensa de nuestros derechos.
¡Gobierne quién gobierne, seguiremos luchando! |