A un día de que Fernando Báez Sosa fuera velado en Caballito y sus padres exigieran justicia, los once detenidos por el crimen fueron acusados de “homicidio agravado por participación premeditada de dos o más personas”. La carátula inicial era “homicidio en riña”, pero antes de comenzar las indagatorias la fiscalía decidió modificarla: quienes sean hallados culpables podrían enfrentar una pena máxima de prisión perpetua.
El hecho ocurrió el sábado a la madrugada, en Villa Gesell. La víctima y los once acusados de fueron expulsados del boliche La Brique por parte de los patovicas. Una vez afuera, los rugbiers atacaron a Sosa y continuaron “pegándole patadas cuando ya estaba en la vereda inconsciente”, según declaró Virginia Pérez, testigo de 17 años que intentó reanimar a Sosa cuando los agresores se fueron. La joven también indicó que “la ambulancia tardó 35 minutos en llegar”.
Entre los once detenidos, de entre 18 y 20 años, se encuentran dos rugbiers identificados como los que “ultimaron” a Sosa cuando este ya estaba “desmayado en el piso”. Los otros ocho rugbiers son señalados como “partícipes necesarios”, debido a que intervinieron en la pelea y hostigamiento que terminó en muerte.
El onceavo detenido se llama Pablo Ventura y es el único que prestó declaración en la sede de la Unidad Funcional de Instrucción Nº6 de Villa Gesell, ante la fiscal Verónica Zamboni. Allí aclaró que él no es rugbier sino remero del mismo club y sostuvo no haber participado del crimen porque estaba en Zarate cuando ocurrió.
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