Fotografía EFE: Guaidó reunido con representantes del Parlamento Europeo
Justo este 23 de enero Guaidó cumplía un año de haberse autoproclamado “presidente encargado” de Venezuela con toda la venia de Trump y el derechismo continental, iniciándose una ofensiva intervencionista estadounidense y los intentos recurrentes por desencadenar un golpe militar para el llamado “cese de la usurpación”, como le dio en llamar. Política que fracasó una y otra vez.
Es que Guaidó ha buscado darle reflote a su alicaída situación en el país con esta nueva gira internacional, y al menos en lo que a recibimientos oficiales se refiere, no le ha ido mal. Primeros ministros como Boris Johnson de Inglaterra o presidentes como Emanuel Macrón en Francia, además de representantes de la Comunidad Europea, se reunieron con el exponente de la oposición derechista venezolana. Justamente es en el plano internacional donde Guaidó puede tener más movimiento y reconocimiento, no porque sea un adalid de la “democracia”, papel que pretende representar, sino por el alineamiento político que ha logrado tras su figura de la derecha continental, desde los Estados Unidos hasta la mayoría de los países de Europa.
De ninguna de las reuniones que mantuvo Guaidó en Europa se ha informado lo que habría discutido. El autoproclamado paladín de la “democracia” se ha limitado apenas a declaraciones habituales sobre Venezuela en lo referente a lo político y ha asegurado que desde los distintos gobiernos con los que se ha reunido continuarán dando apoyo político a la oposición. Pero no sería de dudar que en tales encuentros se crucen intercambios sobre los distintos intereses que podrían tener estos países en Venezuela en momentos en que países como Estados Unidos, Rusia, China, entre otros, buscan remarcar sus intereses en medio del botín que se les abre en un país en catástrofe. Este sábado Guaidó visita el Estado Español y algunos medios indican que en su itinerario estaría pasar por los Estados Unidos.
Guaidó emprendió esta nueva salida en uno de los momentos de mayor división y debilidad de la oposición lejos de la capacidad de movilización de enero y febrero del año pasado, así como de los movimientos palaciegos del Gobierno de Maduro en el marco de su autoritarismo de hacerse de una Asamblea Nacional afín. Esta ratificación de apoyos internacionales se trata entonces de una bocanada de aire fresco a la oposición toda y, en particular, a la figura de Guaidó, para buscar revitalizar su alicaída situación –con escándalos de corrupción de por medio- en el plano interno.
Como muestra basta señalar que a inicios de semana la oposición que se aglutina bajo la figura de Guaidó había anunciado más de 100 movilizaciones en todo el país y la celebración de una sesión especial del Parlamento para el 23 de enero, fecha histórica en la que se conmemora la caída de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958. Pero llegado el día no había reportes de marchas ni siquiera en el este de Caracas, considerado un bastión de la oposición. Esto contrasta justamente con las movilizaciones realizadas hace un año para la misma fecha en que Guaidó se autoproclamara “presidente encargado”, poniendo al desnudo la situación real de la oposición, que además de estar fuertemente dividida, ya no logra concitar gran capacidad de movilización.
Es evidente, a pesar de todo, que esta gira externa le ayudará a Guaidó a recuperar su fuerza interna con respecto a los demás partidos de la oposición, justamente porque fueron representantes de primera línea de Europa, además de Estados Unidos, quienes lo continúan reconociendo como la principal figura, y apunte así a recomponer la unidad del bloque derechista. Más aún cuando estarían por venir elecciones parlamentarias este año.
Pero hay que destacar que la salida del país de Guaidó no ha resultado ser una sorpresa para el Gobierno de Maduro. No ha sido casualidad que, en todos los comunicados oficiales o alocuciones del propio Maduro, no se haya hecho referencia a que Guaidó no tenía autorizada la salida del país. Si bien Maduro en su discurso del 23 de enero aludió a que la justicia “revise el mensaje que está entregando Juan Guaidó en el exterior” y el Gobierno es dado a las sorpresas políticas, aún no es del todo claro qué actitud terminará tomando.
Aunque si se coloca en contexto, este viaje se produce después de una serie de movimientos políticos en cuanto a declaraciones se refiere que podrían estar indicando encuentros reservados entre la administración estadounidense y la venezolana, donde la salida de Guaidó tuviera cierta discrecionalidad. A saber. Además, hasta no hace poco, se han llevado a cabo contactos detrás de escena entre aliados de Maduro y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. El año pasado, el destacado partidario de Trump y ejecutivo de seguridad privada, Erik Prince se reunió con la vicepresidenta Delcy Rodríguez en Caracas, mientras que un rico empresario venezolano que forjó una relación rentable con el gobierno contrató al abogado personal no remunerado de Trump, Rudy Giuliani.
Obviamente por arriba siguen las declaraciones altisonantes, como las que emitiera este jueves Mike Pompeo en su cuenta de Twitter desde el Doral, una ciudad aledaña a Miami, en la Florida, con un fuerte componente de origen venezolano en su población: ""El momento para que Maduro se vaya es ahora". Todo esto en un evento en el que también participaron el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el enviado especial de EE.UU. para Venezuela, Elliot Abrams.
Fue el mismo tono que utilizara el secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper, también desde Miami y desde la propia Doral, remarcando que Venezuela representa "el mayor reto" en la región al estar "dirigido por un régimen corrupto y un Gobierno ilegítimo", esto durante su primera visita al Comando Sur de Estados Unidos (Southcom). Además de recalcar en una conferencia de prensa junto al almirante Craig Faller, comandante del Southcom, que: "Continuaremos presionando mucho al régimen, económica y diplomáticamente".
Pero todos estos años han demostrado cómo al mismo tiempo que se cruzan estas declaraciones febriles son continuas también las reuniones secretas tanto entre factores de la oposición interna con el chavismo, y de igual manera entre el alto escalón del Gobierno de Trump con el Gobierno de Maduro. Hasta no hace pocos días vimos cómo el Departamento del Tesoro renovaba a Chevron y otras empresas petroleras ligadas a Estados Unidos la licencia para seguir operando en el país para continuar manteniendo sus negocios.
Al mismo el Departamento del Tesoro ha emitido este martes una licencia que permite a ocho organizaciones internacionales a realizar transacciones con el Banco Central de Venezuela (BCV). Entre ellas, el Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y algunas agencias de Naciones Unidas (ONU), así como la Corporación Andina de Fomento (CAF), Fondo Interamericano de Reservas, Banco Mundial (BM). Esto partiendo de que el BCV fue sancionado por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, siglas en inglés), como parte de las sanciones de la Casa Blanca.
Aún el Gobierno de Maduro no ha hecho comentarios al respecto, más allá de la declaración realizada por un representante de la oposición en el extranjero de que se trataría de una licencia para la directiva nombrada por Guaidó, lo que no tendría asidero pues dicha directiva tiene incidencia nula sobre el Banco Central e incapaz de tomar alguna medida efectiva, por lo que si fuera así carecería absolutamente de sentido. Por eso, se trata efectivamente de un relajamiento de la Casa Blanca para determinadas operaciones del BCV que vayan también en consonancia con los intereses de Estados Unidos.
Todo esto podría ser parte de acuerdos en reuniones discrecionales, y lo que explicaría que el Gobierno de Maduro no haya hecho alusión a que Guaidó habría infringido el dictamen judicial en el que se le prohibía salir del país, limitándose nada más a las habituales críticas políticas. De igual manera se puede interpretar la respuesta rápida del ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, saliendo a desmentir que se habría allanado la oficina de Guaidó en Caracas.
Estará por verse entonces cuáles serán los entreveros tras el retorno de Guaidó, no solo en lo relacionado a su retorno y qué medidas terminará tomando el chavismo, sino incluso qué curso final irá teniendo la existencia de dos directivas en prácticamente dos Asamblea Nacional en función de las reuniones discrecionales que se deben estar operando.
Lo que se puede concluir es que mientras los factores de poder, tanto desde el Gobierno y la oposición de derecha –atacados cada cual a diferentes intereses de potencias capitalistas sobre el país– continúan expresando la gran descomposición de los mismos que, mantienen por arriba discusiones altisonantes por abajo continúan con sus acuerdos para sus componendas, mientras que el pueblo continúa sufriendo una de sus peores calamidades de una catástrofe de la cual no tiene la más mínima responsabilidad.
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