Los maoistas Alderete y Caliva e Itaí Hagman votaron junto a peronistas, radicales y la Coalición Cívica la participación de las Fuerzas Armadas en misiones imperialistas y el ingreso al país de militares extranjeros.
En la sesión de la Cámara de Diputados de la Nación de este miércoles, toda la atención se la llevó la votación del proyecto del Gobierno de Alberto Fernández, de “Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Extranjera”, que procura encarar la renegociación de la fraudulenta, ilegal e ilegítima deuda pública con los acreedores privados y los organismos internacionales.
Por eso pasó prácticamente desapercibida la votación del Expediente 0073-S-2019, cuyo breve texto dice: “Autorizar la salida del personal y medios del Estado Mayor Conjunto de la Armada, del Ejército y de la Fuerza Aérea Argentina del territorio de la Nación, y el ingreso de tropas extranjeras en él, según correspondiere, para la realización de los ejercicios combinados estipulados, a realizarse entre el 01/09/2019 Y EL 31/08/2020”.
El texto obtuvo 214 votos afirmativos y solo 2 negativos. Entre los afirmativos se cuentan votos del Frente de Todos, del PRO, de la Unión Cívica Radical, de la Coalición Cívica, del Frente Progresista Cívico y Social, del Partidos Socialista y de bloques provinciales. Los negativos fueron los de Nicolás del Caño (PTS) y Romina del Plá (PO), ambos del Frente de Izquierda Unidad.
La única posición antimperialista
Del Caño hizo una fuerte crítica al proyecto. “Parece que al igual que en el salvataje a los especuladores, en este tema no va a haber grieta en este proyecto. Reviste una gravedad enorme, porque dice que votemos a libro cerrado un decreto firmado por Macri el 8 de agosto donde se habilitan estos ejercicios comunes de las Fuerzas Armadas con otras fuerzas, como el imperialismo norteamericano. Casualidad no es, si tenemos en cuenta las polít6icas de este gobierno que son condicionadas por el acuerdo con el FMI”. También denunció que el país siga perteneciendo al Grupo de Lima, “con países que estuvieron de acuerdo con el golpe en Venezuela y en Bolivia”. Del Caño leyó un extracto del proyecto, donde habla del “mar gringo gaucho” y el anexo explica que “es un ejercicio naval de oportunidad”. “¿Qué tiene que hacer la Armada argentina con los marines norteamericanos a pocas millas de Malvinas? Nadie puede desconocer el apoyo de EE.UU. a los ingleses”. “Vamos a repudiarlo, porque creemos que hay que expulsar a EE.UU. de América Latina y a los ingleses de Malvinas".
También Del Plá criticó el proyecto. La diputada del PO-FIT denunció que "se quedaron en el Grupo Lima con los golpistas". Además se preguntó. "¿Hace falta explicar acá lo que significó la intromisión de los EE.UU en las Fuerzas Armadas de América Latina?".
Disciplina
Lo ¿curioso? fue la “disciplina” que evidenciaron algunos diputados y diputadas que suelen hablar de antiimperialismo, quienes encolumnados en el bloque del Frente de Todos votaron sin chistar por una resolución alineada inocultablemente con las políticas proimperislistas. Es el caso de Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva del PTP (PCR-CCC) y de Itaí Hagman de Patria Grande.
En el caso de los diputados del maoismo, se ausentaron de la votación del proyecto de “Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Extranjera” para no quedar tan pegados a una política deliberadamente cipaya. Pero en el caso del permiso para que ingresen tropas militares extranjeras al territorio argentino y para que militares nacionales participen de las misiones de la ONU (siempre al servicio de los intereses de las potencias imperialistas), decidieron quedarse en el recinto y votar positivamente. Si no querían votar en contra de su bloque, al menos podrían haber sido parte de los 40 ausentes, pero prefirieron disciplinarse.
Vale recordar que bajo el eufemismo de “ejercicios combinados”, “ejercicios conjuntos”, “misiones de paz” y demás formulaciones se suelen enmascarar políticas planificadas y digitadas directamente por las potencias imperialistas que conducen organismos como la ONU, la OEA y la OTAN. Políticas de intervención directa en países oprimidos para controlar sus procesos políticos, sus recursos económicos y evitar cualquier viso de autodeterminación nacional.
Actualmente, según información oficial, las Fuerzas Armadas argentinas tienen desplegados militares en misiones como Unficyp (Chipre), Minurso (Sáhara Occidental), Untso (Jerusalem, Tiberias y Damasco) y Minusca (República Centroafricana). Y como la Organización de Naciones Unidas permanentemente lanza nuevas misiones, no hay que descartar que en un futuro próximo se inauguren nuevas participaciones de cascos azules o blancos argentinos en ellas.
En el caso del ingreso de tropas extranjeras al territorio nacional, lo que predomina son “ejercicios combinados” con fuerzas armadas de países latinoamericanos. Pero ya ha sucedido en el pasado reciente que, bajo los ropajes de capacitaciones, asesoramientos y demás operaciones de mediana envergadura, militares estadounidenses, israelíes o de potencias europeas ingresen sin ser noticia y permanezcan un buen tiempo. De hecho, el expediente que acaba de votarse en diputados tiene cierto “delay”, ya que comprende operaciones planificadas y ejecutadas por el gobierno anterior, cuyo ministro de defensa Oscar “El Milico” Aguad no era precisamente un antiiperialista.
Históricamente, la izquierda y los organismos de derechos humanos denunciaron tanto la participación de las Fuerzas Armadas (con los llamados “cascos azules”, por ejemplo) en el exterior, a la zaga de las tropas de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania, Israel y demás potencias opresoras (exigiendo al Estado el retiro de esas misiones); como así también el ingreso de esas mismas tropas (o agencias de seguridad y defensa de esas potencias imperialistas) en territorio argentino con la excusa de “capacitaciones” u “operativos de entrenamiento”. En muchas de esas ocasiones, el PTP-PCR-CCC y Patria Grande han sido parte de las denuncias y no faltaron en sus dirigentes grandes discursos “patriotas” y antiimperialistas.
Pero algunas cosas parecen estar cambiaron. Ahora, la disciplina de bloque estaría llevando a esos agrupamientos políticos a una nueva reivindicación de Marx. No de Carlos, sino de Groucho. Una reivindicación de la memorable frase del humorista neoyorquino: “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”.