Refinerías en todo el país y diversas plantas se encuentran en huelga desde la madrugada del sábado en defensa de puestos de trabajo y contra contra la privatización de Petrobras, la gigante petrolera estatal. La huelga nacional empezó luego de una semana de movilizaciones en la puerta de la fábrica en Paraná, y comienza a extenderse. Para analizar sus perspectivas, entrevistamos a Leandro Lanfredi, trabajador petrolero y columnista de Esquerda Diário de Brasil.
¿Qué gatilló esta huelga, cuáles son las demandas centrales de los trabajadores petroleros?
La principal reivindicación de la huelga es la defensa de más de 1000 puestos de trabajo en la Fábrica de Fertilizantes Nitrogenados (Fafen), ubicada en la localidad de Araucaria, en la sureña provincia de Paraná. El 14 de enero, la dirección de Petrobras anunció los despidos y el cierre de la fábrica, y estimó que le llevaría entre 30 y 90 días despedir a todos los empleados.
En un país con millones de desocupados, esta decisión puso a miles de personas en situación de riesgo, y escrachó un proyecto que busca aumentar las ganancias de los accionistas extranjeros. En un país especializado en las commodities, van a cerrar la última fábrica de fertilizantes y el país pasará a ser 100 % importador de fertilizantes.
La huelga nacional de petroleros enfrenta estos despidos y a todo un proyecto que incluye la entrega de reservas marítimas y la venta de la mayor parte de las refinerías, plantas y oleoductos del país. A esto se suma el autoritarismo policial y judicial en cada refinería, donde hay una ostensiva presencia militar, como se vio el lunes por la mañana en la refinería Duque de Caxias en Rio de Janeiro y en varias medidas judiciales que buscan inhibir el derecho a huelga. Estas medidas incluyen la prohibición a los trabajadores de dejar sus puestos de trabajo y ejercer su derecho a huelga hasta que la justicia llegue con un “habeas corpus”, como pasó en la refinería Gabriel Passos (Regap) en la ciudad Betim, provincia de Minas Gerais.
En todo el país los petroleros toman conciencia que después de la Fafen son miles de otros petroleros, de planta y tercerizados, los que tendrán en riesgo sus puestos de trabajo en las refinerías, plantas, plataformas y campos terrestres. Se trata del primer y más fuerte enfrentamiento de este sector con el Gobierno de Jair Bolsonaro.
¿Cómo está avanzando la huelga, que comenzó en una fábrica y cobró dimensión nacional?
La huelga comenzó a las cero hora del sábado en la mayor parte de las refinerías del país, luego de más de una semana de movilizaciones en la puerta de la fábrica en Paraná. La huelga comienza a extenderse el lunes. Unidades que aun no estaban en huelga comenzaron a moverse, como las plataformas y plantas que comenzaron a realizar asambleas, sindicatos que todavía no estaban convocando a la movilización, como los importantes sindicatos de Rio de Janeiro y del Litoral Paulista, ligados a la minoritaria FNP y no a la federación mayoritaria, la FUP-CUT.
La adhesión a la huelga muestra una disposición a enfrentar los planes entreguistas de Bolsonaro y los capitalistas. Al defender los puestos de trabajo de planta y de los tercerizados en Paraná, los trabajadores están afirmando su lucha en defensa de todos los puestos de trabajo en el sistema Petrobras y oponiéndose al proyecto de entrega de riquezas nacionales al imperialismo.
Este proyecto, junto con la reforma previsional, la reforma laboral y otros ataques a los trabajadores es parte importante de la agenda que llevó a la bolsa de valores Bovespa, la operación judicial Lava Jato y la corporación mediática Rede Globo, a actuar primero en el golpe institucional que destituyó a Dilma Rousseff y después en el apoyo Bolsonaro. Debilitar Petrobras para abrir el camino a los intereses imperialistas fue, junto a la conducción política autoritaria y arbitraria, uno de los principales legados de la actuación políticamente interesada de Sérgio Moro y de los fiscales de la operación Lava Jato.
Pero la entrega al imperialismo no empezó con Bolsonaro...
La entrega de los recursos naturales al imperialismo es un proyecto que va mucho más allá de Bolsonaro, que vino para profundizar la sumisión a Trump, pero las privatizaciones ya habían aumentado fuertemente en el Gobierno de Michel Temer y todo el terreno de entrega del petróleo nacional empezó ya en el Gobierno de Dilma Rousseff, cuando recibía el eufemístico nombre de “desinversión”. Fue un intento de agradar a la burguesía antes de la consumación del golpe en 2016 fue el intento de acuerdo de Dilma con José Serra (PSDB) para modificar las reglas de explotación de las reservas marítimas conocidas como pre-sal, y ver si así aplacaba la insaciable sed de ganancias del capital financiero.
Este papel del PT en la entrega de los recursos nacionales ayuda a entender cómo, a pesar de la frecuencia con que aparece Petrobras en el discurso político del mayor partido de oposición del país, no está haciendo nada para fortalecer este desafío a Bolsonaro.
No es por nada que, aun con esta huelga nacional en curso, los gobernadores de nordeste y Lula nada tengan para decir sobre este desafío a Bolsonaro. Los gobernadores ligados al PT y al PCdoB apoyaron la reforma previsional a cambio de recursos de la privatización del pre-sal para sus estados.
A qué se enfrentan los trabajadores petroleros en esta lucha?
Hay un “consenso nacional” contra los derechos laborales, a favor de una mayor entrega de los recursos del país. Un “consenso” que va desde los privatistas abiertos como Bolsonaro, el ministro de Economía Paulo Guedes, la Globo, la burguesía y todos los partidos que apoyaron el golpe y la operación Lava Jato, hasta las burocracias sindicales, en gran parte ligadas al PT, que no organizan una resistencia real, mientras donde gobiernan aplican ataques. Los petroleros enfrentan ese “consenso” y puede avanzar para frenar los despidos en Paraná y desde ahí ofrecer un freno a todo el proyecto privatista. La victoria de su lucha le interesa a todos los trabajadores y la juventud de todo Brasil.
Hay que rodear su lucha de solidaridad. Los sindicatos y organizaciones estudiantiles de todo el país tienen planteado tomar medidas de solidaridad con la huelga para ayudar a romper el cerco mediático que le impusieron a la lucha, y ayudar a quebrar ese consenso por la privatización que ni siquiera resiste a las encuestas de opinión pública.
El apoyo de la CUT y la UNE (Unión Nacional de Estudiantes) con sus recursos financieros y mediáticos debería ir mucho más allá de un posteo y un puñado de banderas en un piquete. El potencial de ese sector y de su apoyo nacional permite mucho más que una demostración de fuerzas, permite un desafío a Bolsonaro para categóricamente frenar el cierre de la fábrica y despidos así como cuestionar las privatizaciones.
¿Qué perspectivas ves para esta huelga petrolera?
La lucha de los petroleros, al igual que en 1995, puede ser un punto de inflexión contra las privatizaciones, enfrentamientos decididos y que la base tome la huelga en sus manos, como hicieron recientemente los trabajadores franceses, especialmente de los transportes. Esos trabajadores mostraron cómo avanzar para que la lucha sea ejemplar. Para realizar ese potencial, la huelga tiene que transformarse en una causa nacional, es urgente la construcción de la unidad de toda la rama petrolera, independientemente de a qué federación pertenezca el sindicato, de la sindicalización o no de los petroleros, de si son efectivos o tercerizados. A partir de la fuerza de esta rama es posible construir el apoyo de todos los trabajadores del país para levantar bien fuerte en todo Brasil la lucha por ningún despido y no a la privatización de Petrobras. La privatización de Petrobras significará combustibles más caros y que la riqueza nacional esté al servicio de la bolsa de valores y de los capitalistas extranjeros.
¿Qué vienen planteando en Esquerda Diário, que en Brasil es impulsado por el MRT?
El Movimiento Revolucionario de Trabajadores pone toda su energía en apoyar activamente la lucha de los petroleros en defensa de sus empleos y contra las privatizaciones. Llamamos además a desarrollar un programa que de respuesta de fondo a los intereses del pueblo, garantizando que los vastos recursos del petróleo sirvan a ello. Luchamos para que todos los recursos del Petróleo sean 100 % estatales, administrados democráticamente por los petroleros bajo control popular. Una Petrobras administrada democráticamente por los trabajadores podría garantizar la seguridad ambiental y de trabajo en las operaciones y que esos recursos sirvan a los intereses del pueblo brasileño. |