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La Izquierda Diario
31 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Ana Brújula: “A través de la bandera o del símbolo del arco iris se “vende” la diversidad sexual como una mercadería”
Karina Rojas, Pan y Rosas

Activista histórica del Movimiento por la Diversidad Sexual que, como tantas y tantos, debió enfrentar la discriminación y la represión institucional, pero que contribuyó a que el movimiento diera sus primeros pasos. Aquí, extractos de la entrevista.

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Los orígenes del movimiento por la Diversidad Sexual en Uruguay datan de la salida de la dictadura y la restitución del régimen democrático burgués. En esos años todavía seguía siendo muy difícil militar, no solamente por el estigma social, sino por la represión estatal a través de las razzias y el amedrentamiento en calles y movilizaciones. La derecha se imponía en ensañamiento contra la juventud pobre y contra los gays, lesbianas y travestis que salían a luchar por sus derechos. Por ello, la vinculación del Movimiento por la Diversidad Sexual con la Coordinadora Antirrazzias fue necesario.

Por esos años ya se habían fundado varios colectivos de la diversidad, y en un esfuerzo por coordinarse entre ellos, surge la convocatoria a la Primera Marcha del Orgullo Homosexual.

Estos distintos sectores y colectivos no solamente se coordinaban acciones, sino que tomaban “la sartén por el mango” en la reflexión y discusión política acerca del camino a transitar para lograr la verdadera liberación sexual, incompatible con la existencia del capitalismo y la mercantilización de los cuerpos y las sexualidades.

Las peleas contra la heteronorma, el patriarcado y el capitalismo como sistema desigual y opresor, eran comunes en aquella época. Y a la vez, el repudio, el dolor y la bronca contenida por los crímenes de odio: la homofobia, la lesbofobia y la transfobia que se llevó a tantas personas, y cuyos crímenes se mantuvieron impunes a través de la complicidad de todas las instituciones políticas y de los medios de comunicación.

Ana Brújula es co-fundadora en Uruguay de la Revista La Brújula, Actitud Queer, una revista confeccionada desde ambos lados del Río de la Plata (Uruguay y Argentina) que contiene notas culturales, poéticas, denuncias de maltratos, coberturas de las acciones del movimiento, a la vez que una visión solidaria y comprometida con luchas contra el FMI, los políticos de turno (de ambos países), la lucha por la legalización del aborto, contra la violencia institucional, la solidaridad con las luchas obreras (como la de la fábrica de cerámicos Zanón, hoy bajo gestión obrera), la reivindicación de Lohana Berkins y Diana Zacayán, y hasta chistes y notas de color.

En la entrevista, Ana nos hizo un recorrido por estos principales momentos que hicieron historia en la lucha por la diversidad sexual en Uruguay, nos acerca miles de recuerdos, registros fotográficos y publicaciones del momento. Nos cuenta de las personas que ya no están, de las que se quedaron en el camino con hambre y pesares, con el SIDA galopando, con la violencia médica y policial en sus cuerpos, con la discriminación a flor de piel … a quienes les hacemos, de paso, un homenaje también. Además, se expide sobre la gestión frenteamplista en esta materia, y además nos cuenta acerca de su simpatía con el Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad de Argentina.

Emoción, orgullo y sobre todo mucha fuerza, es todo lo que nos transmite Ana, y que está concentrado en la lectura de los facsímiles de las revistas publicadas, que concentran una historia de lucha y un ejemplo a la no resignación a la que nos condena este sistema capitalista heteropatriarcal.

LID: ¿Cuál fue tu participación en los orígenes del movimiento por la Diversidad Sexual en Uruguay?

AB:
Mi participación en el movimiento por la Diversidad Sexual comenzó en el año 1991, incorporándome a Homosexuales Unidos. Por tanto, se podría decir que soy de la segunda generación de un activismo que había comenzado en 1984, todavía en dictadura, con dos grupos: Fundación Escorpio y Somos. El primero, a mi entender, más legalista y el segundo más de izquierda, más combativo.

LID: ¿Recordás la Primera Marcha que realizó el Movimiento?

AB: En 1988 se funda Homosexuales Unidos, que también participa de la Coordinadora Antirrazzias, algo muy común en esa época, más que nada contra la juventud). Después se funda la Mesa Coordinadora de Travestis (MCT) y el Movimiento de Integración Homosexual (MIH), es decir los 3 grupos que en coordinación convocamos para la Primera Marcha del Orgullo Homosexual, porque así se llamaba en esa época, estamos hablando del año 1993. Por suerte, con el tiempo le fuimos cambiando solo por Orgullo, aunque en realidad por una mala traducción tendría que haber sido siempre Dignidad.

En 1992 hicimos la primera Coordinación en Plaza Libertad y en 1993 tomamos viento en la camiseta y con el apoyo de SERPAJ, hicimos la Primera Marcha. Una marcha que estuvo muy custodiada por la policía de Lacalle padre, y que transitó por la calle Colonia, partiendo desde el Obelisco hasta la Universidad. ¡La hicimos!

LID: Contános un poco de la experiencia de la Revista La Brújula, Actitud Queer.

AB: Empezamos con La Brújula en junio de 1998 un grupo de personas que nos conformamos, y en diciembre de 2003 nos convertimos en La Brújula Queer hasta 2005. Pero en 2007, otro grupo sólo conformado por mujeres, sacamos La Queer o La Rara con otro formato. Fueron experiencias muy importantes.

LID: ¿Cómo has visto la política de diversidad del Frente Amplio?

AB: La política de la diversidad del Frente Amplio ha sido la de nombrar gente universitaria en el MIDES y en la Intendencia de Montevideo, creándose también la Cámara de Comercio y Negocios LGTB por dentro del Ministerio de Turismo.

No voy a hablar de la Cámara de Comercio y demás, porque no conozco a su titular; puedo decir sí a modo de crítica que no me convence ni me parece fomentar el capitalismo en ninguna de sus formas y mucho menos desde un gobierno que mantiene el ser de izquierda.

Lamentablemente a través de la bandera o del símbolo del arco iris se “vende” la diversidad sexual como una mercadería y sostengo que la diversidad sexual es parte de la sexualidad de las personas, y por tanto, uno de los derechos humanos, por lo que merece respeto y no afinidades llevadas adelante por les LGTB yanquis que inciden culturalmente en nuestro país y en toda Latinoamérica con una sigla artificial de situaciones sexuales que no contemplan la realidad desde otros puntos de vista más sustantivos a las esencias humanas.

Por otro lado, la política de diversidad sexual del Frente Amplio ha dejado bastante que desear, nombrando sólo a varones gays visibles - reitero, con títulos universitarios - pero sin ninguna cercanía a la gente y mucho más a la gente con necesidades básicas.

Si hiciéramos un cálculo capitalista entre lo ofrecido y lo logrado, los resultados están por fuera de toda consideración pública. No veo las manos tendidas de la Secretaría de la Diversidad de la Intendencia de Montevideo a la gente empobrecida por este tipo de políticas económicas que necesitan de ayuda para ayer …

Me pregunto si el FA quería de verdad hacer cosas. Se equivocó y nombró a gente equivocada, no hubo gente que visite asentamientos, hable con las personas en situación de calle, gente que visite los barrios de la pobreza y la miseria, gente que haga reuniones de camaradería con otras que ni siquiera tienen para pagarse los boletos …

En ese sentido - en el de compartir o facilitar que se comparta - el FA se equivocó, dejando en la vía a quienes también son personas y también tienen derechos humanos. Para mí, debieron nombrar activistas, porque unides al poder político, van por leyes y presupuestos, pero les activistas jamás se conformarían con $ 11 mil para las personas trans mayores de 60 años, porque ello es igual a obtener una ley que obliga a la prostitución, para poder apenas sobrevivir en los pocos años que les quedan.

LID: Dada tu simpatía manifiesta con el Frente de Izquierda – Unidad (FITU) de Argentina, ¿cuáles son los aspectos que resaltarías de este Frente?

AB: Me gusta la efervescencia que tiene el PTS en cada una de sus movilizaciones. Me parece genial la participación de Myriam Bregman, acompañando siempre. En una de las marchas en el XXIV Encuentro Nacional de Mujeres en las calles de La Plata y también hablando dentro de un salón, con esa claridad de conceptos que le es una característica tan propia, su impronta de todas las horas. Creo que hay que fomentar ese tipo de hacer política. Es la política del activismo: el ser y el estar en el lugar que sea planteando con alegría y sabiendo que esa alegría es política, los temas por ahí más crudos, pero sabiendo toda la gente del PTS que, ¡defenderán los derechos de les trabajadores siempre!

Defenderá Myriam Bregman y Nicolás del Caño y Romina del Plá a cada mujer, cada hombre, cada disidencia, lo que el pueblo les reclama: avanzar entre iguales, codo a codo, por lo que es sustantivo en cualquier régimen político: la lucha.

No les pude votar, pues soy uruguaya, pero hubiese ido feliz a votarles y esto creo que es por un tipo de militancia que va conmigo, con mi lucha a favor de la sexualidad y los derechos humanos, por el derecho de autodeterminación de cada persona y la valoración del cuerpo de las mujeres como algo fundamental, para luego poder decir razones y más razones a favor del libre ejercicio de la sexualidad, la posibilidad del aborto, todo lo concerniente a les jóvenes en salud y educación, la educación sexual integral (ESI) y el consumo de marihuana, desde una óptica abierta a las decisiones personales.

Además, el hecho de que la izquierda toda se una en un solo partido, ¡es mi gran deseo!

 
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