El marketing siempre termina ganando porque logra adaptar las historias como más le conviene. Como la mayoría de las fechas, la historia de Valentín tiene que ver con la Iglesia.
Para entender de dónde nace esta idea debemos situarnos en Roma y en el siglo III, en plena expansión del cristianismo. Allí gobernaba el emperador Claudio II. San Valentín es uno de los tres mártires romanos sobre cuya vida se ha especulado mucho. Dicen que fue ejecutado un 14 de febrero al no querer renunciar al cristianismo y haber casado en secreto a soldados, a quienes el emperador romano Claudio II Gótico (214-270 d.C.) les había prohibido el matrimonio para que se mostraran más fieros en la batalla.
¿Y ahora?
Desde el punto de vista popular la fiesta de San Valetín es interpretada como una oportunidad de "celebrar el amor". ¿Pero qué tipo de amor?
Desde el jardín nos llenan la cabeza con cuentos basados en el amor romántico, donde los príncipes rescatan a las princesas, donde el hombre es fuerte y la mujer es débil. Esa figura de princesa dulce y sacrificada con su hombre, se torna hostil y competitiva con el resto de mujeres. Las otras son las malas del cuento, las brujas, las que rivalizan por el príncipe, y es que conseguir la división de las mujeres, como entre cualquier grupo oprimido. Entonces cabe preguntarse, ¿realmente eso es amor?
En tiempos de debates sobre la idea del amor, en donde se buscan "deconstruir" ciertas actitudes y patrones que se reprodujeron históricamente en nombre del "romance", la palabra "poliamor" despertó curiosidad luego de que la marea verde inundara las calles de argentina en el 2018. El feminismo y el movimiento de mujeres y disidencias lograron poner en debate muchos aspectos de la cultura patriarcal, que se mantenían como temas “individuales y privados”, y que sean reflexionados como parte de problemas sociales y políticos.
Lo cierto es que el amor como las relaciones se construyen. Amamos como nuestro medio socioeconómico nos permite. Como decía la marxista rusa Aleksándra Kolontái "ya es hora de comprender que únicamente después de haber tanteado el proceso creador que se realiza allá abajo, en las profundas capas sociales, proceso que engendra necesidades nuevas, nuevos ideales y formas, será posible vislumbrar el camino en el caos contradictorio de las relaciones sexuales y desenmarañar la enredada madeja del problema sexual".
Invitamos a los lectores a recorrer estas opiniones que fueron publicadas en La Izquierda Diario y el semanario Ideas de Izquierda.
La sexualidad, ¿está coaccionada o liberalizada?, ¿es pacata o libertina? En las sociedades capitalistas actuales conviven las restricciones morales religiosas con la transnacionalización de la industria del sexo; el discurso reaccionario de las “buenas costumbres” fundadas en la familia patriarcal, con la mercantilización de los cuerpos, los placeres y el deseo. Con nuevos derechos y la persistencia de viejos hostigamientos e injurias, seguimos luchando por la liberación sexual que, en los estrechos márgenes de las democracias capitalistas, no fue realizada.
Docente y periodista, Osvaldo Baigorria es una pluma nómade, audaz frente a las críticas y el disciplinamiento sexual. Nacido en 1948 y conocido por ser un trotamundos, el autor ya tiene un peso propio en la literatura argentina. Si de valores escribimos, en sus textos y recopilaciones se puede encontrar esa chispa de irreverencia tan necesaria para la pelea contra los valores culturales e ideológicos establecidos por un sistema capitalista. En esta charla recorremos su trayectoria, desde su relación con Perlongher y el Frente de Liberación Homosexual, hasta sus ensayos y novelas.
Tribuna abierta de Carlos Barzani. Masculinidad gay
Desde el establecimiento de la homosexualidad como una categoría psiquiátrica en la segunda mitad del siglo XIX, fue considerada como el par antitético de la masculinidad y la “hombría”, y por ese motivo demonizada, rechazada y patologizada. Lynne Segal -psicóloga, especialista en estudios de género y masculinidad- afirma: “Durante más de cien años, las creencias científicas y populares han sostenido que la homosexualidad masculina deriva de -y al mismo tiempo expresa- algo “femenino” en el hombre -la ausencia de los niveles apropiados de masculinidad". Deseos y/o prácticas homosexuales comenzaron entonces a definir a un tipo específico de hombre, el “invertido sexual”. Con este movimiento se expulsó lo homoerótico de lo masculino y se lo patologizó y asimiló simbólicamente a lo femenino y a la monstruosidad (o incluso lo abyecto en términos de Julia Kristeva). La asociación feminidad-pasividad y homoerotismo es un fenómeno de los dos últimos siglos, ya que no había sido así en otros momentos socio-históricos. La heterosexualidad se convirtió en requisito de virilidad y hombría.
La hipersexualización de las imágenes publicitarias, los programas de televisión y las revistas; la inclusión de personajes de telenovelas y películas que son gays, lesbianas o trans y, en otro plano, la extensión del matrimonio igualitario en diversos países y el desarrollo de espacios gayfriendly en las grandes metrópolis, nos podrían hacer creer que la sociedad contemporánea ha alcanzado los ideales de “libertad sexual” que se enarbolaban en los años ‘60.
Publicado en 2013 y un año después traducido al castellano por Capital Intelectual/Katz, el trabajo de la socióloga marroquí Eva Illouz se zambulle en el debate multifacético que abrió la trilogía Cincuenta sombras de Grey.
A propósito de El fin del amor. Querer y coger, de Tamara Tenenbaum.
Celebremos o no el amor romántico, esta fecha tiene gran repercusión comercial y mediática. Pero lo cierto es que este día resignificado por la Iglesia Católica con la historia San Valentín, se origina en fiestas paganas del pueblo de la Antigua Roma. |