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31 de enero de 2025 Twitter Faceboock

Ni Una Menos
A nuestras niñas no; ¡justicia para Fátima!
Sulem Estrada, maestra de secundaria | Agrupación Magisterial Nuestra Clase y Pan y Rosas

Un nuevo e indignante caso de feminicidio en nuestro país se suma a la estadística que en los últimos años ha aumentado exponencialmente.

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Esta vez es el caso de Fátima, una niña de 7 años que fue torturada, asesinada y encontrada desnuda en una bolsa de basura en la alcaldía de Tláhuac, Ciudad de México.

Este aberrante caso sucede apenas unos días después del feminicidio de Ingrid en la zona norte de la capital, cuyo cadáver fue expuesto en la prensa amarillista, luego de que el perito y los policías involucrados en el caso filtraran sus fotos.

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Ambos ejemplos son muestra de que la violencia contra las mujeres continúa recrudeciéndose al amparo del Estado, cuyo máximo representante demostró que nuestra vida le interesa mucho menos que la rifa del avión presidencial o las puertas y paredes del Palacio Nacional, pues lejos de comprometerse con acciones reales frente al feminicidio, pidió a las feministas se abstengan de pintar.

¿Quiénes son los responsables?

Esta mañana madres y padres de familia protestaron afuera de escuela donde estudiaba Fátima, acusando a los directivos y docentes de no haber respetado el "protocolo" de esperar hasta que el padre o la madre llegarán a recoger a la niña.

Las y los docentes de la agrupación Nuestra Clase y Pan y Rosas llevamos años denunciando las precarias condiciones de vida y de trabajo de las madres y los padres de familia quienes en su mayoría tienen extenuantes jornadas laborales que les impiden no sólo llegar temprano a recoger a sus hijos e hijas -cuyas escuelas han extendido sus horarios más allá de lo pedagógicamente recomendado- sino atender adecuadamente sus necesidades.

Es por ello que lejos de responsabilizarnos entre padres y docentes lo que debemos hacer es mirar hacia los verdaderos culpables de la miseria y precarización que provocan estas condiciones de vida.

El mismo López Obrador afirma que crímenes como el de Fátima se deben "a la crisis de pérdida de valores que trajo el modelo económico neoliberal" y que esto "es el fruto podrido del egoísmo y la acumulación de bienes en unas cuantas manos y del abandono de una inmensa mayoría de nuestro pueblo".

Lo que no dice que es que lejos de acabar con este modelo sus políticas, como los despidos, los recortes al sector educativo y el sector salud, lo están profundizando.

Justicia para Fátima y todas las víctimas de feminicidio

Recientemente hemos visto nuevamente la rabia de las mujeres en las calles protestando contra el brutal feminicidio de Ingrid, frente al cual el gobierno de AMLO respondió con un decálogo de generalidades que lejos están de resolver el problema.

Desconfiamos del gobierno y los partidos patronales porque una y otra vez desde las instituciones han aprobado leyes en nuestra contra, en particular para profundizar la precarización laboral que nos deja sin derecho a guarderías en los centros de trabajo y estancias infantiles en cada escuela donde nuestras hijas e hijos puedan permanecer hasta que salgamos de las largas jornadas laborales.

Incluso ha sido indolente frente a las principales demandas del movimiento de mujeres, que exige transporte gratuito y seguro para toda la población, en particular para nosotras, así la desmilitarización del país, que disparó la violencia feminicida, o el derecho al aborto legal, gratuito y seguro. Este gobierno, lejos de resolver nuestras demandas, mantiene la situación de violencia estructural contra nosotras y cada día la recrudece más, como lo muestra el caso de Fátima.

No podemos conformarnos con el juicio y castigo a los responsables materiales de violentar y asesinar a nuestras compañeras y niñas. Las instituciones y los políticos responsables de esta situación de violencia no la van a resolver, son cómplices y no deben quedar impunes. La justicia para nuestras hermanas solo vendrá cuando deje de haber mujeres asesinadas.

Es por ello que para conseguir justicia necesitamos unificar, coordinar y extender el movimiento de mujeres y levantar una política combativa e independiente del gobierno, de los partidos del Congreso y los empresarios, que son los responsables de la impunidad y de las políticas que nos vulneran.

Además, es indispensable que los sindicatos, en particular el Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE), el más grande del continente y con mayoría femenina, sean una fuerza que empuje la lucha contra la violencia, paralizando las escuelas este 8 de marzo y permitiendo que docentes y alumnos inundemos las calles para demostrarle a este gobierno que no estamos dispuestas a permitir que sigan desapareciendo y asesinado a nuestras alumnas.

Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas pensamos que para acabar con el cáncer de la violencia patriarcal es necesario convertir la rabia en organización y poner en pie un fuerte y masivo movimiento de mujeres, que con las trabajadoras al frente y en unidad con nuestros hermanos de clase, conquiste con la movilización en las calles todos nuestros derechos, como un plan integral contra la violencia hacia las mujeres, que combata la precarización laboral y que pelee por la desmilitarización del país.

Por Fátima, por Ingrid, por Isabel, por todas, este 8 de marzo inundemos las calles y peleemos por cambiarlo todo.

 
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