Desde mediados del año pasado en Salta se produce un hecho sin antecedentes: un grupo de familiares de víctimas de la violencia estatal, junto a organismos de derechos humanos y la izquierda se organizan y movilizan por verdad y justicia.
Jorge Farfán, padre de Jorge David “Gury” Farfán, es uno de los referentes del colectivo. Su hijo fue asesinado el 8 de febrero de 2019 en un hecho que sigue impune y donde el Estado encubre deliberadamente a los asesinos. La semana Jorge viajó a la Ciudad de Buenos Aires y a La Plata, con el objetivo de reunirse con otros familiares de víctimas y organizaciones que luchan contra el gatillo fácil y la violencia del Estado, al tiempo de visibilizar con más fuerza su caso y otros que conmueven a Salta.
El sábado estuvo en la capital de la provincia de Buenos Aires, en el marco de la jornada por los siete años del crimen de Omar Cigarán a manos de un policía bonaerense. Otro crimen que sigue impune. Allí Jorge dialogó con La Izquierda Diario.
¿Quién era Gury?
Gury tenía 24 años, tenía su familia y estaba construyendo su casita en San Luis (localidad de Salta capital). Terminó el secundario y estaba trabajando.
¿Qué pasó el 8 de febrero de 2019?
Gury fue asesinado por los efectivos de la Policía de Salta Fadel, Guitián, Gómez y Morales, en la Comisaría 12 del barrio Santa Ana. Intentaron decir que era un ladrón y un consumidor de drogas para culparlo de su propia muerte. Pero cuando el Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) hizo el informe de autopsia se confirmó que él no tenía nada de droga en sangre. Sin embargo el doctor (Gabriel) Kosmatos quiso asociar su muerte con un consumo que nunca existió. Así, el Estado encubre a los asesinos por intermedio y con la complicidad de todo el aparato represivo, de funcionarios judiciales como el fiscal Pablo Paz y del CIF.
Vos denunciás a su vez que el caso de Gury no es el único
Sí. Posteriormente al asesinato de Gury hubo cinco asesinatos más en manos de la Policía. El de David Alfonso, ahorcado delante de cuarenta personas por efectivos policiales. El de Ramón Zárate. El de Cristian Gallardo, asesinado adentro de un móvil policial (un hecho que está filmado), a quien le reventaron un ojo, fue enterrado sin dientes y resulta que los policías están en su casa como si nada hubiese pasado. Asesinaron a Agustina Nieto también.
La fiscal María Luján Sodero Calvet estuvo a cargo de cuatro de esos casos, encubriéndolos directamente. Ella durmió y cajoneó las causas. Y por eso terminaron premiándola con el cargo de supervisora de los fiscales del CIF. Es asqueroso con qué impunidad matan a la gente pobre en Salta, cómo la criminalizan.
¿Por qué creés que pasa esto?
Es que la oligarquía de Salta es la que te asesina y después es ella misma la que te hacen la autopsia. La vida de los pobres no vale nada. Estamos manejados por un par de dinastías desde hace más de 25 años. En Salta la Policía asesina a la gente pobre con total impunidad. Una impunidad que les proporciona el mismo Estado, que es quien la manda a reprimir y cuando ellos asesinan los encubre. Una mano lava a la otra.
Y eso, obviamente, va más allá del gobierno de turno
Totalmente. Nosotros hemos denunciado públicamente al exgobernador Juan Manuel Urtubey y él nunca dio la cara. Y el nuevo gobernador, (Gustavo) Sáenz, puso al exmilitar (Juan Manuel) Pulleiro como ministro de Seguridad para profundizar la tortura y el asesinato de la gente pobre. Y también vemos cómo están asesinando sistemáticamente a los wichís, que son los verdaderos dueños de la tierra. Es una provincia que está primera a nivel mundial en deforestación. Los oligarcas se dedican a desvalijar todas las riquezas y asesinar a la gente pobre.
¿Por qué decidiste viajar a Buenos Aires y La Plata?
Para visibilizar todos los asesinatos sistemáticos que se vienen produciendo en mi provincia. En Salta nos censuran los grandes medios, que son cómplices de estos asesinatos con su silencio. Los medios desinforman y encubren al Estado represivo. Nosotros recibimos mucho destrato y hasta respuestas ilógicas, como en el caso de mi hijo que murió por edema pulmonar producido por golpes, traumatismo de cráneo, traumatismo cerrado de tórax y de abdomen pero la prensa del CIF salió a desinformar y a confundir, para dejarnos solos en esta lucha.
¿Valió la pena el viaje?
Sí, mucho. Me reuní con mucha gente que está a favor de la vida y de la verdad. Nos volvemos a Salta con más fuerza para seguir luchando. No vamos a retroceder un paso ni descansar ni un día hasta que todos los asesinos estén en la cárcel.
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