Entrevistamos a Antonella Marín, artista y activista feminista de Valparaíso, forma parte del encuentro “Corazones Rojos” y hace talleres de arte y trabajo territorial en Valpapaíso
Antonella Marín lleva diez años trabajando en torno a la temática de género, al desarrollo de arte y política feminista. Ha forma parte de varias compañías de teatro y colectivos. Su más amplio proyecto es el encuentro “Corazones Rojos” que funciona como una plataforma para que distintes compañeres que están trabajando en torno al feminismo y a las temáticas de género tengan una plataforma donde mostrar sus trabajos.
El objetivo de “Corazones Rojos” es visibilizar los trabajos de las mujeres dado que “siempre somos mucho más invisibilizadas que los varones” dice Antonella. “Nosotras podemos ser directoras, gestoras, profesoras, pero siempre el foco va a estar mayor valorizado en el hombre. Por este motivo soy la gestora del encuentro “Corazones Rojos” qué es un encuentro de arte feminista”, finaliza la artista.
Mientras la charla avanzaba iban llegando mujeres a un conversatorio al que ella estaba invitando en la vereda de una librería icónica de Valparaíso que se llama "Concreto azul", que nuclea artistas de muchas disciplinas y es un sitio de encuentro para la reflexión colectiva y la muestra y exposición de materiales literarios y visuales.
¿Qué es “Corazones Rojos”, cómo definen la actividad que ustedes hacen?
Es todo, por eso cada año cuando sacamos la programación, se agarran la cabeza algunos compañeres, me dicen ¿cómo lo hacen?, porque en el equipo de gestión y producción somos súper pocas. Las gestoras del proyecto durante tres años fuimos dos personas y luego logramos hacer una agrupación de gestión que es lo más difícil, que es la parte que nadie quiere hacer, porque la precarización de nuestro trabajo artístico es súper profunda, entonces nosotras hacemos este encuentro autogestionado, independiente y autónomo, es difícil sostener una grupa así.
Hacemos de todo, muestras, de todas las áreas, como audiovisuales, artes visuales, literatura, música, teatro, dentro del teatro entra todo el arte vivo, danza, performance y el teatro clásico y eso es todo lo que tiene que ver con exhibición. Luego participan del encuentro "Corazones rojos", una colectiva que es muy importante, de la mano de Myr Chávez que se llama “Pájarx entre Púas”, que hace trabajo territorial en la cárcel de mujeres de Valparaíso, gestionando y proporcionando talleres para las compañeras internas. Myr lleva siete años trabajando en cárceles. Es un trabajo territorial muy importante. Ellas llevan propuestas donde se configura la vinculación del afuera-adentro. La primera vez que la colectiva“Pájarx entre Púas” lo hizo fue con un proyecto que se llama “Siluetas a la calle”, donde internas dibujaban sus siluetas y luego las traíamos a la calle, la gente le dejaba mensajes y después esos mensajes los devolvíamos a la cárcel. El segundo año hicieron un video danza con las presas adentro y después se mostró en el teatro de la ex-cárcel, con público presente. Fue como la metáfora de la metáfora, porque era una obra de danza y ellas aparecían en medio de la obra.
Después tenemos otras áreas, como ser el área de Conversatorio, donde invitamos a mujeres y disidencias relevantes de ciertas temáticas para poder conversar en torno a temáticas de género. El nombre es “Arte y feminismo como herramienta de transformación social” y nosotras llevamos tres años haciendo ese conversatorio.
Es muy importante para nosotras hacer nuestros ritos de homenajes a mujeres en vida. Nosotras homenajeamos a distintas mujeres del arte y la cultura, memoria, derechos humanos, en vida y las traemos el primer día, y ese es nuestro rito de inauguración, cerca del 8 de marzo. Son entre dos o tres semanas de actividades, vamos viendo cada año. El año pasado tuvimos que correr un poco el encuentro a propósito de la huelga, a la cual adherimos.
Sabemos que lo que nosotras hacemos es en estado de resistencia. Resistir, conseguir recursos, resistir a que nos apañen, en resistir con las compañeras y las compañeres. Lo hacemos una vez al año pero es mucho trabajo, entonces lo vemos como un proyecto que no sólo es el eventismo de marzo. Este año además en resistencia hicimos la actividad del 25 de noviembre, por el día de la no violencia contra las mujeres, hicimos también unos tres días de actividades.
¿Cómo crees que esta práctica que ustedes llevan adelante, tanto artística como política y dentro del movimiento feminista, se ve afectada con la revuelta social? ¿Qué vieron en las calles y qué les paso a ustedes y al resto de los artistas?
Yo creo que la primeras semanas no supimos bien que hacer, nadie, ninguna, hablo por la colectiva también. Intentamos ver desde donde situarnos, sabiendo que teníamos que situarnos, pero ¿desde dónde? y eso fue muy duro. Sobretodo en lo personal, sentí que ya nada de lo que estábamos haciendo tenía sentido. ¿Qué estamos haciendo? en el fondo esa es la pregunta.
La primera semana que había toque de queda acá, teníamos que entrar a la casa a las seis de la tarde. No sabíamos qué hacer, mucho temor, incertidumbre, una resistencia de estar en la calle con nuestras temáticas. Cuando fueron apaciguando las semanas, empezamos a tratar de volver por lo menos nosotras como colectivas, de activarnos, de empezar a ver de dónde situarnos, lo cual evidentemente no estuvo exento de situaciones también entre nosotras porque nadie de nosotras estaba preparada para vivir algo así, digo a nivel de represión. El otro estado de las cosas, que tiene que ver con el auto gestionarnos, el autoconvocarnos, el juntarnos, el de ser sororas, el de ser solidarias, nosotras eso ya lo conocemos, lo llevamos en práctica hace mucho tiempo.
Tenemos otra compañera que es la “Big boos”, Daniella Misle que lleva más años, lleva como dieciocho años de lucha con la recuperación del territorio de la cárcel. Ella es la dirigenta de la ex-cárcel, lo que tiene que ver con su movida como la recuperación de ex-cárcel como sitio de memoria, porque ahora es un parque cultural financiado por el Estado y ella era parte de la resistencia cuando el espacio se autogestionaba. Tenemos la hermosa fortuna de tenerla en nuestra agrupación. Entonces son años de resistencia de ir contra el sistema.
Volviendo a la resistencia, entonces era raro porque es un estado de no saber bien, de no poder hacer planes a largo plazo. Nosotras estábamos en plena tirada de líneas de lo que iba a ser el encuentro de marzo y ahora ni siquiera hemos pensado como vamos a hacer el encuentro de marzo porque tampoco sabemos que va a pasar, sabemos que nosotras vamos a resistir igual que como lo hemos hecho.
Tenemos un manifiesto que es importante para nosotras porque lo escribimos, lo leímos y lo decimos como una declaración a seguir. Estamos asumiendo que les artistes con los que trabajamos en arte y las que además trabajamos en artes que tienen que ver con el área más política-social, estamos expuestas en este momento pero que hay que seguir porque es necesario.
Lo que hicieron las compañeras de “Las Tesis” con esta creación y como ésto se vehiculizó, también es un empujón para todas quienes estamos haciendo resistencia desde el feminismo. Lo que si quería decir es que lo que considero peligroso, hoy a dos meses de la revuelta, es el estado de espera, creo que es más potente, es más peligroso, es mas doloroso, porque es un estado, así, que no sabemos bien qué va a pasar, ni a dónde va a conducir, sólo sabemos que tenemos que resistir.
¿Cuál querés vos que sea resultado final? ¿Vos personalmente o ustedes como colectiva?
Voy a hablar a título personal, no voy a hablar por parte del encuentro "Corazones Rojos", porque otras pueden estar en desacuerdo. Para mí, mi primera postura radical, es que Chile se acabó, Chile tal cual lo conocíamos no existe más, no va más. A mí me encantaría tener una sociedad donde nos pudiésemos autorregular, autogobernar y crear nuestras propias lógicas de funcionamiento, que ya las tenemos, lo que pasa es que el capitalismo y el patriarcado es tan brutal que permea todas nuestras maneras de relacionarnos, nosotras podemos autogestionarnos, apañarnos y sabemos cómo hacerlo.
Cuando yo fui a Argentina este año, me junté con compañera de Rosario y hablamos sobre la economía feminista, con una arquitecta de urbanismo, vimos que otra manera es posible, lo que pasa es que nunca hemos probado esa otra manera.
Como Antonella, quiero que se acabe el Chile tal cual lo conocemos y que empiece una manera donde se ponga a las personas en primera prioridad y sus maneras de organizarse. Ahora, sé que eso es muy difícil que suceda, o lleva mucho tiempo.
Para empezar por lo de ahora, y esto sí puede ser que represente un poco más a la colectiva, nosotras no creemos en la Convención Constituyente que están sacando ahora, es una Asamblea Constituyente o nada para mí. Lo que ellos nos están ofreciendo son bajos sus mismas lógicas. Pero lo que queremos es la creación de la Constitución nueva y que sea realmente a través una Asamblea Constituyente, con paridad. Hoy día, tenemos que salir a pelear para que nos consideren a nosotras las mujeres.
Nosotras no estamos de acuerdo con el pacto por la paz que se firmó, desde el primer día. Yo vi esa foto desde el primer día y se la mandé a la Daniela y le dije ¿qué es esto?, es como el mal menor. Los repudiamos. Además que imagínate a nosotras que trabajamos por el feminismo y no nos están considerando, por eso ese grito que dice “Somos más de la mitad, en la Constitución exigimos paridad”. No hablo de paridad que sea 50 y 50, sino con el porcentaje que nosotras somos, si nosotras somos sesenta 70% de la población, bueno, que sea en base a ese porcentaje.
La Constitución, la sociedad, la manera de relacionarse, han sido creadas por hombres, nunca ha sido desde la lógica femenina feminista, entonces ¿qué pasa si un día, disidencias, mujeres, feminismo, somos quienes decidimos? Dentro de ese registro, creo que la Asamblea Constituyente, libre y soberana, y plurinacional podría ser como la mejor alternativa. Es una vergüenza que tengamos que discutir si los pueblos originarios van a tener o no representatividad, cuando nunca se les ha considerado y esta es su oportunidad de hacerlo.
Las mujeres hemos estado invisibilidades tanto tiempo, y ahora pujamos desde nuestras casas, sacamos adelante nuestros proyectos y ahora las mujeres con sus hijas salen a marchar igual, ¿cuántas niñas hemos visto que se han comido el guanaco, ¿cuántas mujeres embarazadas que no pueden salir de sus casas? ¿Porqué no nos consideran? ¿hasta cuándo? digo ¿qué más tenemos que hacer? ¿qué más?
Para finalizar, Antonella nos leyó la “Declaración de Corazones Rojos en resistencia”:
Hace 61 días nos declaramos en estado de rebeldía y resistencia,
hace 61 días y seguimos sumando,
nos sentimos convocadas por el estallido social,
nos sentimos convocadas ha estallar.
Activarnos, agruparnos y accionar desde nuestros espacios,
desde siempre nos hemos organizado,
desde la cooperación colectiva,
jamás hemos tenido representatividad política partidista.
El estallido social que gritamos fuerte este reciente 8 de marzo
era en serio y no nos escucharon,
cuando nosotras dijimos
lo hicimos tantas veces,
gritamos en silencio y en valentía,
que el machismo mata,
les dijimos que nos estaban matando
y no nos escucharon,
no sólo nos estaban matando a nosotras
sino que también a ustedes
Y aquí estamos,
juntando nuestras voces, nuestros gritos,
con los suyos como una sola voz,
con pañoletas verdes,
abrazos, fuerzas y lágrimas,
todas las lágrimas de todas nosotras,
las de una vida entera con toque de queda,
la de una vida entera enfrentando la represión,
porque los milicos están siendo sólo una parte de la historia,
de las múltiples agresiones hacia nosotras,
nos han tocado y hemos quedado inmóviles,
nos han tocado y hemos sido violadas,
nos han tocado y nos hemos rebelado,
la revolución será feminista o no será.
No son $30
no son 30 años
son 200 años
son 500 años
es toda nuestra historia
y no la vamos a regalar.