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La Izquierda Diario
25 de febrero de 2020 Twitter Faceboock

Chile: Arte y Revuelta
El árbol de la vida, una obra monumental en los muros de la resistencia chilena
Natalia Rizzo | @rizzotada
Fer Ninel | Enfoque Rojo | PTS
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https://youtu.be/asO5vR5rfGg

Entrevistamos a Helia Witker, Marcela Ortiz de Zárate, Natalia Soto Lacoste, Alejandra y Tamara, que se unieron para hacer confluir sus experticias en diversas disciplinas artísticas, en una obra monumental que sigue creciendo y expandiendo en medio de la revuelta social.

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Ellas se expresaron en los muros, junto a tantos otros artistas. Conversamos acerca de sus producciones y sobre su obra monumental de resistencia en los muros del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) en Santiago.

“Mi nombre es Helia Witker, soy artista y diseñadora de vestuario, y desde que surgió todo el movimiento el 18 de octubre, estaba haciendo una exposición cerca de aquí, en el Centro de Arte Alameda y cuando la desmonté dije: bueno no me puedo llevar la obra a mi casa porque es una obra de crítica social y tiene que estar en la calle. Decidí traer este árbol que es un homenaje a los detenidos-desaparecidos durante la dictadura, dónde están escritos uno a uno todos los nombres, que se llama árbol sagrado de Chile. Tenía que venir a la calle, ofrendarlo al pueblo, que se transforme en un altar donde también podamos honrar a toda la gente que ha muerto, no sólo durante el golpe militar, también a los mapuches que los mató el Estado de Chile durante la supuesta democracia y a todos los que han caído en este movimiento.

Entonces surgió la idea de traerlo acá al GAM (Centro Cultural Gabriela Mistral) que es un espacio de mucha afluencia de gente, que se está transformando en una galería del pueblo, de la gente, nos estamos manifestando porque el arte es parte de esta revolución, es una revolución cultural donde el arte tiene mucho que decir porque es una conexión entre la gente, el artista y la realidad. Sobre todo un arte que esté vivo. Este es un altar que nosotros lo dejamos instalado con el grupo, que hemos ido formando muy in situ, bailarinas, otras artistas, que nos han ayudado. Ha ido surgiendo este altar del pueblo que además se va enriqueciendo diariamente con las ofrendas que la gente va dejando, así que es un arte muy vivo. Es realmente muy emocionante, porque que en medio de tanta violencia, tanta represión, es también un espacio donde los podemos encontrarnos, mirarnos, y ofrendar y honrar la vida, honrar a nuestros muertos, darle un sentido a la muerte. La performance que hicimos es esta obra, hemos trabajado conjuntamente con Marcela, que es bailarina, y nos concentrado en hacer nuestro arte en una propuesta para la gente, es una obra que está al servicio de la gente, que es lo más importante para mí como artista.”

“Soy Marcela Ortiz de Zárate, coreógrafa, artista escénica. Este trabajo escénico performático surgió a partir del trabajo de Helia, ella me invitó a bailar en el altar, en el árbol sagrado, en el Cine Arte Alameda justo antes del estallido social, y nos surgió la necesidad de sacarlo a la calle, es decir la necesidad de estar acá, donde está todo el mundo, donde hemos estado hace dos meses y vamos a seguir estando.”

“Soy Natalia Soto Lacoste, profesora, cantora también, y aunque no sea conocido mi linaje directo, yo me reconozco como hija de la tierra, como mapuche, y entonces en ese trabajo y en ese camino y en esa inquietud desde la juventud fui siempre buscando el canto, buscando nutrición, buscando inspiración directa desde la gente, de la tierra, y así fue también como escuché el llamado del árbol a través del arte de la Helia.

Nos está llamando el árbol de la vida, que también es el árbol de la ofrenda a la muerte y Helia lo puso aquí para honrar la vida y también para ponernos una atención a la memoria, a lo que significa morir por la lucha, como los hermanos y las hermanas del pueblo mapuche, así está la gente que sale a la calle y vé mutilados sus ojos, y así está esta América reconociendo que estamos despertando a la memoria y despertar a la memoria significa aprender a ponerse al servicio del árbol de la vida, que significa volver a reconocer sus conocimientos y volver a nutrirse de sus raíces. Volver a reconocer algo que todos tenemos adentro.

Me parece entonces que este llamado social también es una ayuda de memoria, para todos, para volver a reconocernos como hijos e hijas de la tierra bajo un mismo sol y bajo una misma energía que nos hace vibrar y que nos hace iguales y tan diferentes también.”

“Mi nombre es Alejandra, soy bailarina y psicóloga. Resueno profundamente con todas las palabras que han dicho mis compañeras. Una de las preguntas que se me empezó a instalar desde que empezó todo este movimiento, fue ¿cuál es rol del artista, de la bailarina?

De alguna manera había sentimientos ahí antes, pero no tenían resonancia fuera, en el entorno, parecía que estábamos dormidos los chilenos. Esta bailarina que está en una sala repitiendo ciertas frases, ciertos patrones, no me terminaba de satisfacer, y ahí conecto muy profundo con el artista que es capaz de conectar con un sentimiento que está cruzado por lo individual, pero que no está aislado de un colectivo. Lo que está atravesando a mi individualidad también está enmarcado dentro de una colectividad, entonces como mi cuerpo, mi sentimiento, mi mente, mi espiritualidad, se puede poner al servicio de una comunidad, al servicio en el sentido expresivo, pero también en el sentido de poder reparar, y también zurcir, tejer esas heridas del pasado, que si bien a algunos nos lleva de manera más directa a ciertos traumas, también en nuestro linaje, también quienes no los han vivido tan directamente como yo, por ejemplo, igualmente tengo los traumas, lo siento, los vivo en el cuerpo, entonces es como poner al servicio en el espacio público esta expresión. Pero a su vez, no es sólo una expresión que libera emoción sino que también sana, que encuentra un lugar para decir lo que es negado, lo que no se puede decir.”

“Soy Tamara. Yo me incorporo hoy día al movimiento cultural, en realidad que se está gestando en torno al frontis del GAM y que es un arte vivo y que nació como una semilla con Helia y me invita a mí Marcela. Simplemente quiero agradecer la oportunidad de poder participar, así como la gente que va caminando, yo era una caminante, ligada a las artes y me dijeron ¿quiéres participar? y yo dije que sí. Gracias, y bueno ojalá que no venga a la represión en camino, ya dijimos lo que había que decir”.

La entrevista fue interrumpida por la represión del gobierno de Piñera. Gases, corridas, guanacos, resistencia, cantos. Nos despedimos de las artistas al grito de: Nos vemos en la lucha. Ellas, ya “habían dicho lo que tenían que decir”.

Dejaron un legado en los muros del GAM, que tal vez sea censurado, tachado, suprimido o quitado por el gobierno, pero que dejará una huella imborrable en quienes hemos podido observarlo y en quiénes puedan hacerlo a través de las fotografías y notas de los medios independientes como el nuestro, al servicio de mostrar la verdad en torno a la lucha de los pueblos por su emancipación.

Ellas dejaron un legado profundo en la memoria colectiva ¡Y lo seguirán haciendo!

 
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